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Torrejón estrenó su primer correfoc en una noche en la que también hubo castellers y moros y cristianos
Lo habían anunciado como la noche en que todo iba a cambiar en el programa festivo de Torrejón, y no parece que fueran muy desencaminados. La comparsa de Gigantes de Torrejón aprovechaba el baile de comparsas del décimo Encuentro de Gigantes para presentar al nuevo miembro de su familia gigantera, y lo hacían a lo grande.
Tras explicar la historia del "Gigante de fuego" y sus siete bufones escapados del Averno, los torrejoneros tuvieron un primer acercamiento a lo que van a vivir en Carnaval desde el próximo año. Los bufones de fuego incendiaban sus cetros para recorrer la Plaza soltando chispas de fuego entre los asistentes. Eso sí, a pesar de la espectacularidad, en ningún momento hubo riesgo, pues se trataba de fuego frio, un compuesto que no quema y se utiliza en interiores y en efectos especiales.
Y tras la presentación de los bufones, llegaba el protagonista. Envuelto en una tela negra, Ignis hacía acto de presencia en la Plaza, y lo hacía para, en medio de una gran lluvia de fuego, desvelar su rostro y el de sus dos acompañantes ante el público que abarrotaba el espacio, antes de ofrecer su propio espectáculo pirotécnico, acompañado, por cierto, por un ramillete de fuegos artificiales lanzado desde la azotea del Ayuntamiento.
Así terminaba el baile de comparsas, pero el encuentro había empezado cuatro horas antes y en otra zona. De tal forma a las cinco y media de la tarde el Museo de la Ciudad se convirtió en punto de encuentro de la colla castellera de Madrid. Y es que para iniciar el décimo aniversario de los encuentros Torrejón decidió acordarse de un hito histórico que ocurrió en la cuarta edición. Así un treinta de septiembre de 2017 los Castellers de Madrid entraban en la historia al convertirse oficialmente en Colla castellera cargando y descargando un castillo "tres de seis", el mínimo para formar parte de la familia castellera.
Desde entonces no han parado de crecer pero no olvidan lo que ocurrió en Torrejón hace ocho años, y desde este sábado tampoco lo van a olvidar los que se acerquen al Museo. Así torrejón decidía dedicarles una placa de cerámica contando lo ocurrido, que fue inaugurada con un doble castillo a las puertas del Museo. Y aquí de nuevo los castellers madrileños volvieron a sorprender, pues realizaron una torre "aixecat per sota", o, lo que es lo mismo, "levantada por debajo", en que los distintos pisos van siendo elevados a pulso por la pinya dando la impresión de que el castillo emerge del suelo.
Y tras el espectáculo castellero, la acción se trasladaba a la Plaza Mayor, donde comenzaba la concentración inicial de Gigantes. Diecinueve agrupaciones llegadas de toda España se concentraban para iniciar un largo fin de semana en Torrejón. Así pasadas las siete comenzaba el desfile, y lo hacía de forma muy especial. Una bandera de Valencia abría la comitiva acompañada de tres "filaes" de Moros y Cristianos llegadas desde Catarroja que ofrecieron una interpretación del tradicional himno "Catarroja, creu i lluna" con que comienzan las fiestas de San Miguel en la localidad valenciana.
Así Torrejón vivió un trocito de lo que son las fiestas de Moros y Cristianos con las filaes ocupando la Plaza y escuchando el Parlamento de sus jefes. Además de lo obvio, este homenaje a Catarroja tuvo un simbolismo muy especial, pues la localidad ha trabajado a contrarreloj para poder celebrar las Fiestas hace tan solo dos semanas, en las que las filaes llegadas a Torrejón estrenaron nuevos trajes, pues los anteriores fueron barridos por la riada.
Y tras el paso de los valencianos, le tocaba el turno a los Gigantes llegados desde toda España, que recorrieron las calles de Torrejón en un largo viaje que les llevaba de vuelta a la Plaza Mayor hora y media después.
Y allí comenzaba el baile. Tras la actuación de los Moros y Cristianos, cada una de las comparsas giganteras realizó una actuación que terminaba con el recuerdo de otro momento histórico vivido en los encuentros torrejoneros. Así los Diablos de Barcelona regresaban a Torrejón, y lo hacían seis años después de su última visita, para impactar a los que ocupaban la Plaza y prepararles con un espectacular correfoc para la llegada de Ignis. Y es que los catalanes se convertían en padrinos del nuevo gigante de fuego que iba a ser presentado tan solo unos minutos después.
Otro momento simbólico, como el vivido hace dos años, volvía a producirse en el centro de la Plaza, y es que la llegada de los Gigantes de Alcalá se produjo acompañada del himno de la ciudad complutense, que los torrejoneros no dudaron en corear. Pero los Gigantes vecinos no llegaban solos, pues, por aquello del Quinto Centenario, acudían a Torrejón junto a la comparsa infantil y juvenil que lleva varios años sorprendiendo a los complutenses. Los Pequeñantes se hacían grandes en Torrejón mostrando a sus Gigantes por las calles de la localidad.
También importante fue la visita del "Labordeta", el Gigante Itinerante que comparten las comparsas de la Asociación de Gigantes de Aragón, y que llegó a Torrejón de la mano de Nostra Marisol de Huesca, y que representa al histórico político aragonés. Pero quien se llevó buena parte de las miradas fue la Mulassa de Falset, un curioso gigante que representa una mula y que, por supuesto, no dudó en lanzarse a bailar al ritmo de "Potra Salvaje".
El Baile de Gigantes, tras la presentación de Ignis, terminaba con el reparto de recuerdos y con la promesa de que al día siguiente continuaría el espectáculo. Y así fue. Terminado el Homenaje a la Bandera los Gigantes ocuparon la Plaza de España para, después de hacerse la foto oficial, comenzar un corto viaje hasta la Plaza. Así, en una comitiva abierta por los de Catarroja, y en la que los bufones de fuego hicieron de las suyas, los Gigantes se acercaron hasta la Plaza Mayor para, una vez todos reunidos, cerrar el décimo encuentro como manda la tradición, bailando Paquito el Chocolatero.