Voluntarios de Madrid mostró el saqueo de la Iglesia

Aún hoy, dos siglos después, los historiadores tienen complicado entender cómo es posible que el ejército más poderoso de la Tierra fuese derrotado por un pueblo sin formación militar. Pero así ocurrió. Las tropas de Napoleón se encontraron en medio de una guerra que no podían ganar, pues sus rivales, a pesar de no tener ni las armas ni los efectivos que tenían los franceses, sí conocían mucho mejor el terreno.

Y es que, además de la determinación del pueblo español para recuperar a su Rey y mantener la independencia del todavía Reino, la participación de los guerrilleros fue clave para el desenlace de la Guerra de la Independencia. Esta es una historia que Voluntarios de Madrid contó en plena Plaza Mayor de Torrejón en vísperas del 2 de mayo, pues, tras cuatro derrotas a manos del ejército napoleónico las tornas se volvieron allá por 1810.

Así, la nueva visita de los franceses tras el asalto a la Plaza, el robo del tesoro de la Hermandad, y la toma del Ayuntamiento, se saldó con un combate que esta vez no fue un paseo militar para el ejército de Napoleón. De tal forma, a eso de las once de la mañana, comenzaba la recreación histórica con la que Torrejón celebraba el Día de la Comunidad de Madrid, una recreación que de nuevo volvió a ocupar el centro de la Plaza tras trasladarse el año pasado a las inmediaciones del Ayuntamiento.

Y es que la protagonista en esta ocasión iba a ser la parroquia de San Juan Evangelista, pues el episodio que Voluntarios de Madrid iba a reconstruir no era otro que el saqueo del templo, tras la orden de José Bonaparte de llevarse todas las obras de arte en poder del pueblo español. Y eso es lo que ocurrió: tras un paseo por los alrededores de la Plaza las tropas de Napoleón, bastante menos numerosas que en otras ocasiones, por aquello de que, tras los sucesos en el Ayuntamiento, Torrejón era oficialmente una plaza tomada, se acercaban hasta la Plaza Mayor que, por aquello de que la recreación se celebró el miércoles, estaba ocupada por el mercadillo.

Los vecinos, alarmados por la presencia de los franceses, empezaron a temerse un nuevo saqueo como el vivido en las tres ocasiones anteriores, y esa era la intención de las tropas napoleónicas. De tal forma, tras acceder a la Plaza y comunicar su intención de requisar todas las obras de arte en posesión de los vecinos, el ejército francés saqueó cuadros y artesanía, incluyendo las joyas guardadas en la Iglesia del pueblo, además de enfrentarse con una vecina que se atrevió a plantarles cara desde un balcón.

El pueblo, mucho más sumiso que en anteriores ocasiones, no puso gran resistencia, por lo que la victoria de los napoleónicos parecía más que descontada. Pero los tiempos habían cambiado. Después de dos años de guerra, las escaramuzas se habían extendido por todo el país, hasta tal punto de que una cuadrilla de guerrilleros se había hecho fuerte en la zona del Henares.

Se trataba de los hombres de Vicente Sardina, uno de los tenientes de Juan Martín "El Empecinado", que contaba entre sus filas con el torrejonero Antonio Sánchez "Chorra al aire". Sánchez, un auténtico héroe de la Guerra de la Independencia, nació en Torrejón allá por 1792, y su historia dista mucho de tener un final feliz. Así, terminada la Guerra, y a diferencia de lo que ocurrirá con muchos de sus compañeros, Sánchez no pasa a formar parte del Ejército del nuevo Estado español, por lo que no tiene más remedio que convertirse en bandolero, asolando la Sierra Norte de Madrid. Con esta vida no es de extrañar que el de Torrejón muriese a garrote vil tan solo tres años después de terminar la guerra, cuando contaba con veinticinco años de edad.

Pero para eso faltaba mucho. En 1810 "Chorra al aire" formaba parte de la cuadrilla de Sardina, que no dudó en ayudar a los torrejoneros a mantener a raya a los franceses. Así y portando en sus manos una bandera con la Cruz de Borgoña, símbolo de España hasta que los Borbones la cambien por la rojigualda, los guerrilleros se enfrentaron a las tropas francesas, consiguiendo que abandonasen Torrejón tras sufrir una importante derrota militar, por cierto, recibida con aplausos por los que llenaban los alrededores de la plaza de Torrejón.

Y terminada la representación, comenzaban los talleres, que esta vez no fueron interrumpidos por ninguna amenaza de lluvia. De tal forma, los más pequeños aprendieron a escribir cartas napoleónicas y pudieron hacerse fotos con los participantes de la recreación histórica para cerrar una celebración anticipada del Día de la Comunidad.