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14
Sep
2025
El Cristo de la Vera Cruz y la Virgen de la Soledad se encontraron en la Plaza PDF Imprimir E-mail
TorreNews - Sociedad Torrejón
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La procesión terminó con el reparto de los claveles que adornaban al Crucificado

Era la primera del curso y dejó el listón muy alto. La Vera Cruz sacó a la calle a sus dos titulares para cerrar, en plena Plaza Mayor, la celebración de la Exaltación de la Cruz. De tal forma, el Cristo de la Vera Cruz y la Virgen de la Soledad se encontraron en la Plaza acompañados por las voces del Coro de la Hermandad del Rocío.

Pero esto era el final de una larga mañana que comenzaba tres horas antes. A las diez los hermanos, en perfecta formación, y acompañados por la Banda Municipal de Música, abandonaban su sede en el Paraíso, y lo hacían para iniciar una primera marcha que les llevaría hasta la San Juan Evangelista.

Y en la parroquia comenzaba la Misa Solemne en honor al Cristo de la Vera Cruz, una misa presidida por las dos imágenes que iban a ser protagonistas y que desvelaba la gran novedad de la procesión de este 2025, pues el pie de la cruz aparecía revestido con un exorno floral formado por claveles rojos que se repartieron al final de la procesión al más puro estilo de lo que ocurre en la de San Cayetano de Madrid.

Y es que para celebrar su día más grande después de los de Semana Santa la Vera Cruz se rodeó de amigos: las hermandades de la Almudena y el Medinaceli de Madrid; la Columna de Alcalá; y las del Rosario, Rocío, Corpus y Carmen de Torrejón, arroparon a los hermanos en su primer viaje del curso. Un viaje que cerraba una Exaltación muy especial, pues la tarde anterior la Vera Cruz había recibido a cuarenta nuevos hermanos que harán aún más grandes los desfiles de Semana Santa.

La misa terminaba con el coro de familias cantándole a las dos imágenes, y en especial a una Virgen de la Soledad que pasó de acompañamiento en años anteriores a coprotagonista de la mañana. Pero eso sería después, pues a las once y media el protagonismo era para el Cristo de la Vera Cruz. La imagen salía en los hombros de sus anderos, y lo hacía para recorrer un largo camino por las calles de la zona centro.

Algo antes de la una, las anderas abandonaban la procesión, para encaminarse a la iglesia y coger sobre sus hombros la imagen de la Virgen de la Soledad dispuestas a iniciar una breve procesión en silencio hasta la Plaza. Allí, y justo delante de la fachada principal, las dos imágenes se encontraron. En una perfecta coreografía los dos grupos de anderos fueron doblando los pasos para entrar juntos en el interior de la Plaza, donde les esperaba el Coro de la Hermandad del Rocío. Al llegar junto a ellos, y como ya es habitual, los rocieros les dedicaron sus canciones en una Plaza llena de vecinos y donde el sol fue el gran protagonista.

Pero la procesión aún no terminaba. Tras enfilar hacia la calle Hospital, el Cristo de la Vera Cruz giraba sobre sí mismo para entrar mirando a su Madre con los acordes del Himno de España, y entre los aplausos de los que ya abarrotaban la iglesia. El viaje de las dos imágenes aún no había terminado, pues cruzaron las dos naves laterales para llegar hasta el Altar Mayor donde cerraron la procesión quedando frente a frente entre aplausos a los anderos.

 

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