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22
May
2013
Gran Hermano 14 (GH 14): debate, porcentajes de expulsión y Milá entra en la casa PDF Imprimir E-mail
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En la Gala del jueves el público nomina para comenzar la recta final

Después del debate de anoche todo apunta a que Gran Hermano va a dar el último paso para convertirse en Grande Fratello: las dobles y triples expulsiones en una misma gala. Esa podría ser la explicación del anuncio de que Mercedes Milá visitará Guadalix en la próxima Gala. Pero os lo explico un poco más a fondo.

En Grande Fratello es muy habitual el sistema de dobles expulsiones, sobre todo si se prevé una entrevista con poco contenido, y hay que rellenar minutos. Así, no es extraño ver galas que comienzan con la expulsión, y, justo después, hacen pasar por el confesionario a todos los concursantes, o solo a un grupo, para que expulse directamente a otro compañero. Después, el formato sigue igual, con la ronda de nominaciones habitual. Decía que esta estructura de gala es mucho más ágil y permite obviar las nominaciones sin excesivo interés, además de dar una sensación de sorpresa permanente en la audiencia.

Pero esta última vuelta de tuerca no se podía dar en España por una sencilla razón: las normas que firman los concursantes al entrar establecen que sólo el público (y la empresa proveedora de alimentos de MasterChef) pueden expulsar a un concursante, lo que obligaba a abrir teléfonos y ralentizaba todo el proceso.

Pero eso era antes de la llegada de AppGrid, la aplicación para móviles que anuncia la interacción real entre el programa y los que lo ven. La AppGrid se va a convertir, todo apunta, en la clave de la recta final del programa, ya que permitirá expulsiones express sin necesidad de romper con las clausulas firmadas. Así, la nominación anunciada de este jueves será sólo el principio de la interactividad, que puede sacar, dentro de una semana (la gala del jueves está colmada con la entrevista a Saray), hasta dos o tres concursantes (si se cumplen los tiempos pactados, al programa le quedarían tres galas antes de la final, y aún quedan once concursantes dentro de la casa). La salida de Saray inauguraría la recta final, en la que abandonarían la casa tres concursantes durante las dos galas siguientes para llegar a una final de cuatro el día 13 de junio. De tal forma, la estructura de las galas quedaría así: expulsión, nominaciones express, expulsión express, nominaciones, expulsión, nominaciones, en un frenesí que daría un nuevo sentido a lo de “siente el vértigo”.

Este cambio de guión explicaría la decisión de última hora tomada por el programa de que los exconcursantes no se quedasen dentro de la casa, algo que ellos mismos daban por hecho. La final se acerca, y ellos no van a tener ni idea, hasta mañana. Y es que la casa se ha convertido en un aburrimiento de tal calibre que los pobres responsables del minutado intentan cortarse las venas. Simplemente para que os hagáis una idea: lo más interesante de la jornada de ayer fue un torneo de billar que ganó Juan Carlos. Junto a eso, la segunda clase de zumba, que elegirá el ganador de un viaje (no se por qué me da que esta vez sí será para quien debió ganarlo en la prueba de Yessi y Anabel). La nueva dinámica permitiría pasar olímpicamente de los vídeos (que, por otra parte, casi no existen), y poder centrarse en el puro juego.

Pero mientras descubrimos si ésta es la idea del Gran Hermano, o si simplemente Mercedes Milá irá a la casa a usar la ducha de aquella forma que tanto le gusta, centrémonos en lo ocurrido en el debate. Como estaba previsto, cuatro exconcursantes volvieron a la casa, aunque por menos tiempo del esperado, y con una misión mucho menos interesante de lo buscado: tan solo estuvieron en Guadalix para entregar regalos a los supervivientes del primer día, y, en el caso de Noemí, contar a Sonia todo lo que quiso: César, su relación con Kristian, las familias de ambos... (ya lo he dicho muchos días, en circunstancias normales estas vulneraciones del aislamiento serían un escándalo, pero en esta edición tampoco añaden más a lo que ya saben dentro).

Así, Yago, Pepe, Noemí y Laura (y sus dos amigas) volvieron a Guadalix, aunque sólo al Apartamento, donde vivieron en primera persona la Fiesta 100. Un número cien hecho con cupcakes y el revisionado de sus vídeos de presentación sirvieron para comenzar una fiesta en la que recuperaron uno de esos sabores ya casi olvidados: el de la Pizza. Los concursantes enloquecieron, mientras que los intrusos (concursantes que entraron una vez ya había comenzado el programa) se sentían un poco celosos (no es para menos, fueron descaradamente ninguneados por el programa y por los ex concursantes, imaginando, y no van desencaminados, que no cuentan para el programa, y que sólo son un relleno hasta una final con los cuatro elegidos).

El debate (además de vender una relación inexistente entre Gonzalo y Susana y un mal rollo ficticio entre Sonia e Igor), nos descubrió los porcentajes de expulsión, unos porcentajes que, en esta ocasión, no dejan lugar a dudas: el expulsado tiene un 64,7% de los votos (todo apunta a que será Saray), mientras que los otros dos están en una horquilla muy similar: 17,2 y 16,1 (Nacho y Desi).

Pero al margen del programa, el día dejó el retorno de la figura más esperada, que por fin se atrevió a dar la cara en una TuitCam multitudinaria. Argi y su prima hablaron con los internautas y no obviaron ningun asunto peliagudo: la vasca afirmó que sólo volvería al programa si le garantizan que entraría a concursar, y sin el descuento de días que ha pasado fuera. Además llamó mueble a Juan Carlos, y atacó a los Gemelos y Sonia. La TuitCam, que terminó justo antes del inicio del Debate, dejó también perlas como que, de ir a las galas lo haría vistiendo de amarillo, y con un trece pintado en las uñas. El espectáculo de Argi tuvo un seguimiento de unas cinco mil personas, muy superior al conseguido por otros compañeros de concurso.

 

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¿Quién debe abandonar la casa de Gran Hermano VIP 5? Segunda nominación
 

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