|  Jesús Hernández Gallardo
Siempre al revés, la izquierda española navega contra corriente, a la  deriva. No basta que la opinión de los españoles esté en su inmensa  mayoría unida en contra de la legislación de baja densidad que existe en  España. Las medidas expresadas en el Código Penal para determinados  delincuentes reincidentes y de suma peligrosidad se han quedado  obsoletas, desorientadas a la realidad actual. La aplicación de la  Prisión Permanente Revisable paliaría ese vacío que existe en la  actualidad, es una iniciativa que a la opinión pública le ha parecido  muy acertada, que equilibra esos desajustes que se han venido  observando. Los partidos políticos de la derecha han sido quienes lanzaron la  propuesta hace ya tiempo, ha estado expuesta a debate en diferentes  esferas sociales, se han detectado diferentes casos de delitos a los  cuales les hubiera venido como anillo al dedo. Han sido los casos más graves de personalidades de corte  evidentemente psicopático, los que  han sido claramente identificados  como ejemplos de una posible aplicación, tales como Mari Luz Cortés,  Sandra Palop, Diana Quer y Gabriel Cruz, sus víctimas han ido cayendo en  el transcurso del tiempo y, a propósito de ello, se han razonado, en  cada suceso, la aplicación de medidas restrictivas de derechos de esta  índole. Los juristas han comprendido la idoneidad de este endurecimiento  necesario a la realidad actual en España y, en los países más avanzados  de Europa, ya existe estas medidas equivalentes. En base a todo ello, se  planteó en el Congreso de los Diputados este debate, se han expresado  los motivos, se han razonado e incomprensiblemente, ha sido rechazada  por la mayoría del hemiciclo. Las razones que han apoyado este razonamiento no han convencido a  nadie, al contrario, han dejado una idea en el ambiente que  parece que  va ligada al revanchismo de izquierda contra derecha, esa polaridad  existente en el interior de los partidos que van a los debates con las  siglas más que con razonamientos. Está claro que los perdedores somos  los españoles en general, que nos dejan fisuras e inestabilidad  estimable en las contingencias que nos puedan suceder en nuestro día a  día.  La izquierda considera  que se vulneran los derechos fundamentales de los ciudadanos con estas  medidas, así lo manifiestan para aplicar su negativa y, aunque no lo van  a expresar así, de paso darle un revés al PP en su iniciativa truncada  por ellos. En el fondo parece que se trata de no aceptarse los unos a los otros,  es una guerra psicológica que revierte en contra de nosotros, los  ciudadanos. Esa es la apreciación que vamos teniendo muchos, la que  barajan muchas personas que nos sentimos contrariados por estas  alternativas erróneas. El PSOE era el partido con mayor criterio de responsabilidad, en el  cual se habían depositado esperanzas de apoyo de esta medida, pero al  final se ha dejado ir con la radicalidad y explosión de Podemos, que son  los que destrozan toda alternativa de coherencia que pulule en el  Congreso de los Diputados. Al no tener coherencia ellos con sus  acciones, más bien parecen tirones a la legalidad, bordean siempre las  cloacas de la política, están sumergidos en el fango y defienden medidas  de disparatada aplicación. Eso es gracias a los votantes que han apostado por ellos y por el  poder embaucador que tuvieron en la campaña electoral. Tengo esperanzas  en que sus votantes comprendan el mensaje y la aportación de estos  políticos de pacotilla, de sus descabelladas iniciativas y los viajes  por los submundos que han ido proponiendo como itinerario en toda la  legislatura. No pretendo con mis palabras hacer campaña a favor de nadie ni en  contra tampoco, pero quiero dejar clara  mi postura en este problema que  considero más grave de lo que a primera vista pudiera parecer. Como  ciudadano del Reino de España creo tener todavía derecho a ello y, si  cambian las tornas en un futuro, a lo mejor no pudiera expresar toda mi  libertad. Me sigue gustando la bandera española.   Jesús Hernández GallardoFuncionario del EstadoTorrejón de Ardoz  |