La perspectiva de que no entren más concursantes está provocando nuevas estrategias de juego

Señores, el espíritu de Gran Hermano no quiere marcharse!!!!. El próximo lunes Gran Hermano recupera una de las mejores variaciones de la historia del programa, una variación que se eliminó hace ya unos años, y que nos dejó grandes momentos de juego: las nominaciones con 3,2 y 1 punto, una fórmula de juego que permite la elaboración de estrategias y que permitió la creación de uno de los elementos icónicos de la mitología del programa: el nominator.

Espero que no sea una decisión puntual, y que esta modalidad de juego se quede con nosotros hasta el final de la edición, para que, por fin, veamos a los concursantes jugar en serio. Y es que, simplemente la perspectiva de que ya no van a cambiarles más el guión con la entrada de nuevos jugadores (Nacho ha sido el último, y lo sabe) ha provocado que, por primera vez desde el principio del concurso, los habitantes de Guadalix estén comenzando a jugar. Si ayer os hablaba de la existencia de tres grupos (también os decía que todo podía cambiar en poco tiempo), hoy tengo que decir que ha aparecido un cuarto, con muchísimo poder, si el público no lo impide, que anoche mismo, pactaron nominaciones.

Os pongo en situación: como consecuencia de la ruptura entre Gonzalo y Susana (luego os lo cuento con detenimiento), los Gemelos han transformado por completo sus lealtades dentro de la casa, abandonando el Susargismo, y acercándose a Desi, con la que tienen en común el odio irracional a Argi. El complot sevillano, junto a Iván, pactaban anoche nominar a las dos integrantes del Susargismo, lo que, por cierto, ha provocado una reacción de las fans del movimiento que puede salvar a Igor, poniendo en la calle al madrileño. La intención de este grupo de concursantes es que Argi y Susana vuelvan a salir a la palestra, dejando el tercer nombre para que lo elijan los integrantes del Clan Igor (probablemente sería Nacho).

Así las cosas, y si este grupo se consolida, tendríamos a los trece concursantes estructurados en cuatro grupos (situación totalmente inédita en la historia del concurso en España). El Clan Igor, con Igor, Yessica y los Pelochos; el Susargismo, con Susana, Argi y Adrián; el complot sevillano, de Desi, los Gemelos e Iván; y, de momento como satélites, pero con mucha afinidad entre ellos, el grupo liderado por Nacho, del que forman parte Raki y Saray. Con semejante situación cualquier cosa puede pasar en las nominaciones, máxime cuando la estructura de puntos puede subir a mucha gente a la palestra.

Sin embargo, tal vez estos grupos no sean los definitivos de cara a las nominaciones, porque Desi, justo antes de poner en marcha el complot, pasó el día literalmente pegada a Sonia y Kristian. Precisamente los Pelochos continúan en su bucle permanente de rupturas y reconciliaciones, si bien cada vez más lejos. Ayer Sonia se ponía celosa de Yessica, porque ésta había estado muy cerca de su Pelocho, y hablaba de empezar de cero su relación con Kristian.

Los que parece que no van a empezar nada son Gonzalo y Susana. Recordando los consejos del exterior, Susana decidía poner tierra de por medio con el sevillano, algo que éste se tomó fatal, insistiendo en que “lo estaba dejando como un tonto” (lo que se llama amor verdadero). Su hermano Carlos terminó de arreglarlo repitiendo esa máxima machista grabada a fuego en su frontispicio: “tías como esta hay montones fuera”. Susana rompía por completo con el chico y éste se refugiaba en Desi, con la que puso en marcha el complot del que ya he hablado.

Más estrategias: Adrián se dedicaba a criticar a Igor con Gonzalo, intentando llevarse al gemelo a su terreno, y ampliando su poder de juego dentro de la casa, pero fracasó estrepitosamente como quedó claro por la noche.

Seguimos con Adrián, que contaba su relación de fuera, y lo hacía de una forma que ya comienza a sonarnos mucho: “voy a pedirle al Gran Hache que me deje comunicarme con ella”. Eso si, para terminar de vender bien la historia, terciaba: “es muy celosa”. (de verdad, no es por no creerme nada de lo que sucede en la casa, pero es que son muy descarados). Carlos también confesaba que tenía novia fuera (por si alguien buscaba carpeta por aquí).

Desi (que no sabemos si tiene o no algo fuera), afirmaba haber pedido perdón por el pollo del jueves con el maquillaje (¿perdón por qué, si llevó al debate casi hasta el 20% de share, aunque con 1.250.000 espectadores, y eso después del terrible arrastre de José Mota?), y terminaba con una auténtica provocación para las de los megáfonos: “Los que vienen a gritar que se acuerden de mi y me dediquen alguna palabra” (estoy de acuerdo con Desi. Las de los megáfonos que vayan a gritar: “Argi, Desi te ha robado el maquillaje”...).

Por cierto, el castigo del maquillaje tuvo segunda parte, esta vez, masculina: los chicos fueron obligados a entregar las gafas de Sol, y se les prohibió tomar el Sol hasta nueva orden (ellos piensan que es un castigo, pero lo cierto es que es lo mejor que pueden hacer. El Sol de la sierra de Madrid es muy fuerte, y con las horas que pasan debajo del Lorenzo, pueden acabar teniendo serios problemas de piel).

Hoy termino con otro de esos expedientes X que tanto os gustan: Carlos y Adrián tienen mas cosas en común además de ser sevillanos: entrenan juntos y comparten amigos en la capital del Guadalquivir (¿quién dijo aquello de “personas que no se conocen e inician una vida en común dentro de la casa”?).

Y así, habrá que ver si el complot sevillano es capaz de cambiar la expulsión del próximo lunes (si puede llegar a cambiar ya se encargará el programa de que no lo haga, pues el guión de la gala está escrito desde ayer, un guión en el que Ainara, la mujer de Igor, estará en plató), y sacar de la casa a un Iván que, si se queda, nominará al Susargismo.