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01
Mar
2013
Gran Hermano 14 (GH 14) Día 17: audiencias del debate, el pasado de los concursantes, y la verdadera estrategia de Iván PDF Imprimir E-mail
Los Blogs del Telescopio - El Choniblog
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Noe se convierte en la perfecta Celestina

Otro día más, y poco más que añadir: las audiencias siguen hundidas, en la casa no pasa absolutamente nada y Telecinco sigue a verlas venir. Pues eso, que lo único que nos falta por conocer de esta edición es la fecha de cancelación. El debate, a pesar de contar con Lorena, y ser infinitamente más ameno que el de la semana anterior, consiguió batir su propio record: menos de un 14% de share, y un poco más de un millón de espectadores, a pesar del colchón que les dejó el partido de Copa del Rey emitido justo antes.

Sin embargo, ni Telecinco ni Zeppelin parecen reaccionar (oficialmente), y parece que pretenden que la última edición de Gran Hermano bata el único record que todavía no tiene el programa en España: conseguir ser la emisión menos vista de la historia. De momento, ya ha superado a grandes hits como El Bus, El castillo de las mentes prodigiosas, o Esta cocina es un infierno; está en los mismos datos que X Ti; y se acerca peligrosamente a Estudio de Actores. Eso sí, por suerte todavía está lejos del 3% de share de la última gala de El Marco, pero todo se andará.

Y es que (insisto, oficialmente. Hasta que mañana a las doce de la noche no se anuncie la programación del lunes, tanto de Telecinco, como de Antena 3, no hay nada escrito), la intención de Telecinco es continuar con el programa, a pesar de comprobar anoche como ya no hay nada que hacer, salvo enterrarlo.

La razón por la que Telecinco quiere mantenerlo vivo, a pesar de las audiencias, es lógica: por mucho Mediaset España que quieras ser, difícilmente vas a vender a los anunciantes que eres una cadena generalista dirigida a un público familiar si no tienes un solo programa de éxito y prime time en tu parrilla. Hasta hace años la imagen, de cara a los anunciantes, de Telecinco era Hospital Central, serie con historia, con caché y con prestigio, y ahora es Gran Hermano. Sin la vida en directo a la cadena no le quedará más remedio que reconocer ante sus anunciantes lo que todo el mundo sabe: sólo se sustenta en Sálvame, con un target infinitamente más bajo que el de Gran Hermano.

Y sin embargo, los preparativos de Mira quien salta continúan. Anoche mismo se grababa la primera de la tanda de cuatro galas que están previstas para el formato, tengan o no audiencia, y que pueden prolongarse hasta las doce o dieciséis galas si funcionan, rellenando el hueco de prime que deja libre Gran Hermano, y relegando al concurso al espacio del Debate, siempre que le permitan tener un final digno.

La primera gala ya está grabada, y, tal vez, podría emitirse el próximo lunes, si Antena 3 decide poner en marcha la maquinaria de Splash, que ya está listo y será en directo. Parece que el anuncio, utilizando cauces poco convencionales, de que el primer cara a cara entre Falete y Ana Tarrés sería el día diez tan sólo obedece a una maniobra de distracción para comerse a Gran Hermano el próximo lunes, pero insisto, hasta esta noche que se haga pública la programación, todo son conjeturas.

Lo que no es una conjetura es que esta edición será la última del formato, y los culpables, señalados aquí  varias veces, empiezan a dar la cara. Si hemos criticado un casting plano, carente de interés y sacado de MYHYV, anoche los propios concursantes nos daban la razón. Tuvieron una animada noche de confesiones en la que descubrimos que gran parte de lo que querían transmitir los vídeos de presentación era pura mentira.

Kristian, el entrenador de futbol con un cierto aire al 15-M, vive en realidad en el barrio de Salamanca de Madrid, y es hijo de un concejal; Miriam, la superviviente del Costa Concordia que nos contó una historia de superación personal pagó un curso a su hermana de 1.200 euros; Edo, el italiano estudiante de fisioterapia que estaba haciendo un máster en pérdidas femeninas, llegó a España tras ser incapaz de sacarse la carrera de Medicina en Italia, y entró en la misma universidad donde la Campanario quiso ser dentista; Dani, que aparentemente era sólo el locutor de una radio local, es en realidad colaborador de Máxima FM, tiene relación con el mundillo del periodismo, y ya tiene un disco en el mercado, además de ser llevado por una agencia; Iván, el que entró afirmando que buscaba una oportunidad de demostrar su talento, tiene manager propio, ha participado en un programa de televisión, y no es en absoluto desconocido en la escena valenciana; Sonia, la odontóloga canaria, se presentó hace años a un casting en Antena 3 para intentar convertirse en reportera de un programa de aventuras; y Noelia, la que, al menos, no negaba su pasado acomodado, ha protagonizado una sesión de fotos subida de tono en su Asturias natal. (del pasado de Giuls, con masajes en discotecas y un posado muy refrescante, no hablo, porque ya está fuera).

Con semejante percal no es de extrañar que la edición esté saliendo como está saliendo. Es totalmente imposible que el público se identifique con ninguno de ellos, ya que ninguno de ellos forma parte del público objetivo del programa, Miento, uno sí formaba parte de ese target, Lorena, y, curiosamente, tras su expulsión el formato ha acelerado un hundimiento que ya es totalmente imparable.

Y después de que ellos mismos hayan confesado que lo más real que hay en esa casa son las paredes de cartón- piedra, hagamos como que seguimos creyéndonos el juego, y conectemos con la casa.

Conectar, conectamos, pero lo cierto es que hay muy poco que contar. Los concursantes, aburridos como en pocas ediciones, se limitan a dormir, hacer la prueba, y criticar (curiosamente las cosas que reprochaban a Lorena). En el juego, la manipulación evidente que intentaba Igor contra Dani ya ha dado sus primeros frutos: Kristian, mucho más susceptible de lo habitual (tal vez porque Sonia sigue jugando a hacerle la cobra siempre que tiene ocasión, y lo llamo hacerle la cobra porque soy una señora, que lo que verdaderamente es lo digan otros), atacaba al DJ, y, de paso a Noe y Argi, porque estaban durmiendo mientras los demás hacían la prueba (el DJ tiene poco descargo, pero las chicas estuvieron hasta altas horas de la madrugada tejiendo). Además, hace culpables a las chicas de la desaparición de unos bollos ocurrida el día anterior.

La comida siempre ha dado juego en Gran Hermano (desde los fuet de la tercera edición, hasta el yogur de la novena, pasando por la leche y los papeles de la paella de la sexta), pero en esta ocasión la  cosa quedó en críticas a las espaldas.

Noelia sigue mostrando una faceta totalmente inesperada en una princesita. Ayer se convertía en la perfecta Celestina, intentando interceder en la relación entre Sonia y Kristian, eso sí, dando, como suele hacer, mensajes sesgados a los que les falta parte de la información (yo decía hace unos días que no me constaba que ninguno quisiera ser político, pero lo cierto es que a Noe le sobran las cualidades).

La otra carpeta también tuvo su capítulo: Susana afirmaba que mataría a alguien si Dani sale nominado. En concreto se lo decía a Argi y Noe, que pactaron unas horas antes, darle un punto al DJ.

Kristian comienza a darse cuenta de que algo no va bien en el programa. Al parecer ayer le llamaron para insistirle en que pidiese el deseo que no se atrevió a pedir el primer miércoles de debate: la  cena romántica con Sonia, y, esa insistencia del programa, le hace sospechar que algo no funciona. Espero que sea cuestión de tiempo que confiese sus miedos al resto y empiecen a moverse aunque, insisto, y más después de las audiencias del debate, esto no lo arregla ni un milagro (la entrada de Indhira o Noemi a lo mejor si…).

Y ayer también quedó clara la verdadera estrategia de Iván. No intenta hacerse el gracioso para caerle bien a la audiencia, o para no ser nominado por sus compañeros, lo hace para tener el pretexto ideal para insultar a sus compañeros y provocar una expulsión disciplinaria. Como el imitador no lo consiguió con el bulling a Lorena, ni con el maltrato verbal a los animales, ahora lo intenta con el boicot al programa. Anoche insistió en no querer ponerse el micro, intentando forzar una expulsión que, él piensa, le permita salir cuanto antes sin tener que pagar la multa, y hacerse unos cuantos bolos como el concursante más polémico de la edición. Su pulso con el concurso continuaba ayer, anunciando con iniciar una huelga si no le dejaban hablar con su chica.

Si he pedido varias veces desde aquí la expulsión disciplinaria de este concursante, ahora, viendo que eso es lo que quiere, espero que se quede ahí hasta que la audiencia lo expulse con más del 90% de votos, y, si cancelan la edición, que lo dejen encerrado una temporada dentro de la casa.

 

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