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08 Mar 2022 |
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Jesús Hernández GallardoDesde que se inició la invasión rusa de Putin y su ejército a Ucrania, siento la necesidad de decir, de soltar la hiel que me reconcome el interior y dar salida a todos los sapos acumulados desordenadamente, que asoman cuando la mente se torna bélica, afectada por este mundo tan cruel y sin sentido. No es que quiera decir algo especial realmente, es tan solo el motivo de queja a la sinrazón, al despotismo de un personaje que ha encendido a los generales de su potencia armamentística y les ha inoculado el veneno de conquistar el mundo. Todo ello en pleno siglo XXI, cuando estamos cansados de la cantinela del “no a las armas”, el recorrido en favor de la paz en especial en los años 70 del pasado siglo, con todos los cantantes estelares de todo el mundo en contra de la Guerra del Vietnam y todas las discordias que han aparecido en los Balcanes. Creo que se trata de una guerra a traición, contraria a todos los libros de historia, al brote cultural que nos ha ido fecundando la inteligencia durante tantos años, a la sensatez de las religiones que se han amparado en un principio divino e ineludible. Nos tiene en contra a todo el planeta, todas las culturas y civilizaciones que conformamos el globo, estamos siendo degollados todos los humanos en los principios más básicos que creímos haber fijado. Puede que retículos del comunismo desorejado, el cetrino mundo soviético que aun pulula por Rusia y alguna otra delegación china o venezolana que colea a su arropo, como una lapa miedosa y soldada a sus enaguas. Los hay que, de manera abrupta e incomprensible, se quejan de la OTAN, de las agrupaciones que se han ido consolidando a través del tiempo y, curiosamente, apoyan, no condenando esta agresión e invasión de Rusia a un país soberano, como lo es Ucrania. Puede ser que se queden desprotegidos en sus principios pacifistas, será que no les vale el eslogan de paz aplicado al mundo del comunismo que a ellos les gustaría practicar, al menos moralmente, aunque en la práctica seguro que es pura falacia. Me quejo airadamente de corrientes paralelas de actualidad al comunismo ruso, los políticos de Podemos, Bildu y otros adyacentes que no acaban de catalogarse ellos mismos en este conflicto bélico. Parece que están digiriendo todavía, en una mala digestión, toda esta amalgama que no tiene otro nombre más que guerra cruel y despiadada. No hay peor mentira que cambiar las palabras como si de un disfraz de carnaval se tratara, querer utilizar otras palabras distintas a guerra, invasión o imperialismo. En eso están estos politicastros del tres al cuarto de Podemos y de banderas de similar calaña, como una desbandada de pajarracos que tratan de asomarse a la superficie cambiando artificialmente el diccionario. Me dejo llevar por la ortodoxia del léxico y me acojo a la bondad y riqueza de nuestra Lengua Española, en especial para llamar las cosas por su nombre e identificar a estos tuercebotas como cobardes. Jesús Hernández GallardoExfuncionario del EstadoTorrejón de Ardoz |