Pablo Aceña de Mesa

Va a ser que NO. Nadie ha dicho eso, pero lo podrían haber dicho, escrito, difundido.... y alguien se lo podría haber creído en este momento en el que se dicen tantas tonterías y mentiras, a las que pomposamente se les llama “fake news”.

El titular de este artículo, evidentemente es falso. No obstante, es posible que alguien se lo llegue a creer, debido a los esfuerzos y trabajos realizados por los poderosos que, machaconamente, día tras día, trasladan mensajes a través de sus grandes medios de comunicación y las redes sociales , intentando conseguir, básicamente dos cosas: Desacreditar todo lo organizativo, y trasladar el mensaje de que no hay salida al desastre que hemos llegado, y por lo tanto, que cada uno se busque la vida en la ley de la selva.

Hace pocos años que Warren Buffett, uno de los hombres más ricos del mundo, de esos que ni nos imaginamos lo que tiene atesorado, pero que junto a otros 20 ó 25 tienen más dinero que la mitad de la humanidad, dijo “ Por supuesto que hay lucha de clases y los ricos la estamos ganando”.

Este desparpajo y chulería es un insulto a la dignidad de quienes se ganan la vida con su trabajo estable, o precario, o a tiempo parcial, o dependen de las prestaciones del paro, o de una pensión escasa, o no tienen ningún tipo de ingresos, o están al borde de la pobreza.

Por lo tanto, la respuesta no está en regalar jamones, ni móviles de última generación. La respuesta está en lo colectivo, y para la gente que debe y quiere trabajar para vivir, está en agruparse, organizarse para ser más fuertes y sostenerse mutuamente, y no solo para conseguir empleos y salarios dignos, sino para parar los continuos recortes sociales que producen sufrimiento entre quienes más necesitan prestaciones o ayudas; revertir las continuas privatizaciones que nos roban recursos públicos para regalárselos a los mercados privados en aspectos tan vitales como la sanidad y la educación; o para acabar con las continuas desregulaciones del mundo del trabajo, que nos han venido imponiendo en diversas reformas laborales, para favorecer a los que más tienen y debilitar la capacidad de actuación de los sindicatos de clase.

Un sindicato de clase, como CCOO, es el que se preocupa y ocupa de las condiciones laborales en los centros de trabajo, pero también del “salario diferido”, esa parte de la riqueza que generamos trabajando y que han de administrar los diversos gobiernos para satisfacer las necesidades de generación de políticas industriales creadoras de empleo sanitarias, educativas, prestaciones sociales, pensiones, transición ecológica, derechos humanos, desarrollo de la digitalización para una sociedad mejor, etc.

CCOO es una herramienta para eso, para juntas y juntos tener mayor capacidad organizativa, reivindicativa, de propuesta y de negociación para defender los intereses de las personas trabajadoras frente a esos que continúan ganando la guerra; y somos más fuertes en función de nuestro número y el convencimiento que tengan nuestras/os afiliadas/os, de que es posible.

Quizá sería bueno que cada día más gente se regale el hecho de juntarse con otras personas, de afiliarse, de implicarse en la transformación de la sociedad, desde el mundo del trabajo, porque según está demostrado por estudios de reconocido prestigio: la desigualdad crece cuando baja la afiliación, y viceversa.

Pablo Aceña de Mesa

Secretario de Afiliación

CCOO Henares