Iván será el encargado de decidir si el DJ abandona o no la casa

Anoche tocó fiesta en Guadalix (la segunda en tres días) y, como es habitual, pasó de todo, pero os lo cuento dentro de un rato. Antes viajemos al futuro, en concreto, al próximo lunes. Gran Hermano ya tiene la artillería preparada para enfrentarse a Splash (del que, por cierto, ayer se hacían públicos los cachés y costes de producción, demostrando que, salvo que se hunda en audiencia, será mucho más rentable que Mira Quién Salta, un Mira Quién Salta que  también tentó como concursantes a Falete y Carmen Lomana con un caché superior al que pagaba Antena 3, pero al que la imagen de cadena volvió a jugarle una mala pasada: ambos renunciaron a participar temiendo, no iban desencaminados, el trato que les iban a dar en otros programas de la cadena).

Pero volvamos a Gran Hermano; una vez más el programa pone toda la carne en el asador para hacer frente a los saltos de trampolín: expulsión de Iván (está tan cantado  que a los otros cuatro ni los menciono), entrevista en plató con enfrentamiento con Leti y Lorena, entrada de nuevos aspirantes con una misión (si seguimos viajando al pasado del formato solo quedan los ex concursantes de Gran Hermano 10),  nominaciones exprés, el reencuentro de Kristian y Sonia, la  continuidad de Edo en el concurso, la resolución de la trama gemelos, y la  decisión final sobre el futuro de Dani, que  corresponderá a su amigo Iván.

Podría hablar largo y tendido de todos estos ingredientes que, esta vez sí, auguran una gala apasionante, pero  me  voy a centrar en el más interesante, y el que ha indignado a propios y extraños: la decisión de que la continuidad o  no de Dani en el concurso dependa de Iván, en calidad de expulsado. Y es que tras el fracaso de los tres planes anteriores para solucionar el escándalo del DJ (a saber, intento de pillar en un renuncio al manager/ amigo de Dani en la entrevista/interrogatorio sobre Interviú; intento de pillar al manager sobre la entrevista publicada en un medio local; e intento de que fuera la audiencia la encargada de expulsar al DJ), el programa ha decidido optar por una decisión más relacionada con la Semana Santa: lavarse las manos como Pilatos.

Así el programa, que sabe que, sin pruebas concluyentes, no puede expulsar al concursante so pena de enfrentarse a un largo y tortuoso camino judicial, deja la decisión en manos de alguien que sabe que no va a sacar de la casa al polémico DJ, intentando cerrar un capítulo que se les ha ido de las manos de la forma más interesante para el concurso (no tiene sentido que salga Dani cuando cada vez está más claro que Susana está empezando a enamorarse como una tonta del chico, que, ahora sí, está empezando a sentir las consecuencias de su peligroso juego).

Probablemente mañana hable más largo y tendido de este asunto, pero de momento deciros que la decisión del programa ha soliviantado a gran parte de la comunidad de fans de Gran Hermano, que amenazan con no ver la gala si algo así sucede.

Pero el día de ayer (muy activo en redes sociales), comenzaba con una sorprendente foto de la noche anterior en la que parecía que Miriam estaba metiendo mano a Igor mientras el chico dormía. Parecía, porque durante todo el día se sucedieron los debates de expertos en perspectiva (caballera, por supuesto) afirmando que por el grado de inclinación la mano de la chica no podía estar donde todo el mundo la situaba. La polémica quedaba zanjada a última hora de la noche, cuando el propio concursante reconocía, por supuesto, ante Noe, que sí había habido tocamientos bajo las sábanas, pero que no significan nada, porque él quiere volver con su ex y madre de su hijo.

El otro asunto que incendió Internet, por la tarde, fue el resurgir de las carpeteras, que, un sábado más convirtieron en Trending Topic a Susana, algo que, por cierto, no gustó a la otra facción de carpeteras, cuyo ídolo es Sonia (recordemos que hasta el pasado lunes ambas confluían en la misma dirección, pero las nominaciones públicas dinamitaron la relación, también en el exterior). Un comentario de la de Murcia a altas horas de la madrugada “Hay quien tiene programado su día para evitar las nominaciones: cuatro abrazos a este y cinco al otro”, presumiblemente sobre Sonia, encendió las iras de las carpeteras de Susana, que siguen viendo posible una relación con Dani (y rechazan la que Telecinco intenta, y solo Telecinco, vender con Edo).

Pero el concurso siguió dentro de la casa y con una fiesta asturiana que volvió a dar vida a una convivencia excesivamente parada en circunstancias normales: Igor confesó a Noe sus aventuras nocturnas con Miriam, Argi se peleó con Gonzalo, y Susana despotricó de lo lindo contra Sonia (una Sonia, por cierto, que sigue sin estar curada de su extraña infección: según cuentan en la casa, se pasa el día tomando medicamentos  que la hacen estar muy débil durante todo el día. No es por nada, pero me temo que su verdadera medicina no llegará a Guadalix hasta el lunes por la noche, aunque ella sigue  insistiendo en que cuando vuelva no pasará nada, porque “solo me gusta”). Digo que da por hecho, como toda la casa, que Kristian volverá el lunes. Es más, dan por hecho que está viviendo en una casa paralela (para evitar la salida de los gemelos ni siquiera se atreven a decir en público lo que todos ya saben).

Volvemos a Argi. Al parecer durante la fiesta la chica tuvo un encontronazo con Gonzalo, el gemelo Montoya  que está conviviendo con ellos (y que, por cierto, ayer tuvo un ataque de asma con lo que, o se lo cuenta a su hermano, o su misión podría peligrar, otra vez), y como consecuencia, la chica abandonó la fiesta para ir a llorar en los brazos de Igor.

Raki, por su parte, empieza a ver claro por dónde va a girar su trama: “Esto ya es un trío vicioso”, afirmaba sobre la evolución de la historia entre ella, Juan Carlos y Noe, aunque eso sí, la de Barcelona tiene claro que puede haber más vértices en el polígono: “¿alguna vez te han gustado los chicos?”, soltó al madrileño a bocajarro, que, tras negarlo, optó por reírse.

Iván ya se ve fuera de la casa, y no duda en prepararse el enfrentamiento con Lorena y Leti, o la despedida de la casa, con mensajes envenenados a Miriam e Igor. El humorista ya ha descubierto que en la casa todo el mundo le sitúa a la cabeza de los cinco nominados (no me preguntéis cómo, pero ya saben que son cinco nominados), y Noe afirmaba que le encantaría ver la entrevista.

A quien dan por hecho que van a ver el próximo lunes es al Pelocho, lo que genera división de opiniones: si Argi y Sonia están deseando que vuelva: “se le echa mucho de menos, la casa no es igual sin él”), Dani y Noe consideran injusto que se le dé tanto protagonismo: “¿Por qué no le dan ya el cheque de 300.000 euros?”, se preguntaban ambos, y es que la estrategia que desde el primer momento ha llevado el concurso con Kristian solo funciona en el largo plazo (la materialización en actos de un cambio de pensamiento inducido conlleva un periodo de entre uno y dos años, según los expertos, para llevarse a término. Periodo que el efecto catalizador del encierro puede recortar a unos tres meses, pero no menos, salvo situación límite. Lo cierto es que la permanente amenaza de cancelación está teniendo efectos muy negativos sobre el transcurso del juego, al menos en la dirección que los psicólogos habían previsto), y el concurso lleva poco más de un mes.

Por otra parte, ayer tocaba fin de la prueba semanal, y terminó con un largo sprint para subsanar los fallos cometidos durante la semana. Los concursantes terminaban con magulladuras (Sonia algo más, ya que se machó de sangre el mono de trabajo) y bastante cansados, pero tendrán que esperar a hoy para saber si la prueba está superada. La clave, una vez subsanados los fallos, se encuentra en que hayan acertado el número exacto de bolas que había en la piscina, y cuantas eran de cada color.  Termino con una sorprendente afirmación de Miriam que va a dar juego sin duda: la peluquera contaba a Igor que, en alguna ocasión, le habían pedido servicios con “final feliz”