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El Pelocho es nominado tras intentar jugársela al programa para ver a SoniaSinceramente, debo confesar que jamás pensé que la situación de nominados actual se iba a producir, aunque, en honor a la verdad, hay que decir que el único culpable fue el propio interesado. El programa decidía nominar a Kristian tras negarse a cumplir la contraprestación de la cena con Sonia, sacando, por primera vez a la palestra, al Pelocho. Vamos por partes, que hay mucha tela que cortar: Sonia pedía una cena romántica con Kristian (que tampoco dio tanto de sí) al Gran H, teniendo pendiente una contraprestación tras cumplirse su deseo. La contraprestación, tras ser anunciada durante más de una semana, se cumplía durante la Gala, y consistía en volver a la casa para cortar el pelo al Pelocho, dejando claro que, si cualquiera de los dos se negaba, Kristian estaría automáticamente nominado. Así las cosas, Sonia llegaba a Guadalix y a Kristian se le planteaba el juego. El Pelocho, tras saber que sólo vería a su chica si se cortaba el pelo, accedía a hacerlo, si bien, al encontrarse con Sonia la cosa cambiaba de forma radical: el concursante, junto a la Walls, no tuvo ningún problema en intentar engañar al programa jugando con “la percepción de corto”. Eliminado el truco, el Pelocho se vio entre la espada y la pared, y escogió la muerte en el juego: se negó a cortarse el pelo, aunque eso supusiese su nominación. Hasta aquí los hechos, y ahora el análisis. Lo cierto es que tengo que felicitar sinceramente al programa, porque la jugada que pretendían hacer era, simplemente, magistral: “el concursante al que se vende como ganador está dispuesto a perder su pelo con tal de pasar un rato con su chica”, un guión perfecto para derretir a todas las carpeteras y garantizar al madrileño el maletín, pero el concursante no lo vio igual, y prefirió anteponer su egoísmo al sentido del espectáculo. La jugada era brillante, pero muy arriesgada, pues podía encumbrar al protagonista, o hundirle en el fango, que es exactamente lo que sucedió. La actitud infantil, egoísta e inmadura del Pelocho (estamos hablando de pelo, que, en el peor de los casos, hubiera crecido en cuatro meses) demostró que lo del amor verdadero sólo es una pose para ganar el concurso. Dejó muy claro que su prioridad es mantener una imagen, impostada o no, que le acerque a la victoria, sin ser capaz de salirse del guión previsto, incluso cuando esa falta de valor pueda hundirle. Ni que decir tiene que el que no arriesga no gana, pero eso es algo que se aprende con la edad, y la madurez de Kristian dista mucho de la esperada en un chico de 28 años. Así, la estrategia para convertirle en ganador terminaba con el Pelocho nominado y en el punto de mira de la audiencia, que comienza a comprender que la historia vendida por el programa hace aguas por todas partes. Insisto una vez más: la jugada del programa era magistral, pero el primer interesado fue incapaz de ver más allá del corto plazo, una característica totalmente incompatible con la categoría de ganador de Gran Hermano. No sé si somos conscientes de la importancia de lo ocurrido: por primera vez en toda la edición el programa no ha podido proteger un comportamiento infantil e inexplicable de Kristian, y eso es porque ha sucedido en directo, delante de todo el público, que, en el fondo, es el que vota, y sin la edición de vídeos correspondiente. Y mientras Kristian no era capaz de utilizar la oportunidad de oro de ganar el programa, Igor buscaba su propio destino abriendo una sorprendente nueva carpeta: el vasco pedía al Gran Hache que entrase su chica en la casa para pedirla en matrimonio. La jugada es totalmente magistral, pues esta nueva carpeta, vinculada con la trama Miriam, podría hacer recuperar la audiencia perdida en las últimas semanas (casi seguro que sería así), y además, y ésta es la clave, permitiría la retroalimentación que tanto gusta en Telecinco: los prometidos en Gran Hermano acabarían casándose en Las Bodas de Sálvame (probablemente con Miriam como madrina), lo que garantiza una trama en continuidad de largo recorrido. (yo ya he dicho en alguna ocasión que la historia de Miriam e Igor, junto a sus adláteres, me parece un descarado montaje, pero eso no significa que ese montaje no venda; y además, en todo montaje debe haber algo de realidad para hacerlo creíble, y si no que se lo digan a Marujita y Dinio). Así las cosas, con un Igor prometiendo tramas y un Kristian totalmente desacreditado ante la audiencia, la decisión del público debería estar clara, si bien no sería de extrañar que durante esta semana viviésemos la campaña más descarada de limpieza de imagen vivida en el concurso. Eso sí, seamos conscientes de que una victoria más de Igor supondría prácticamente entregar el maletín a su grupo, que, con un diferencial de cinco a dos, se desharía de Raki y Juan Carlos antes de comenzar a hacer volar los cuchillos. Y de un ganador que pierde puntos a otra que los gana. Susana, sin los Gemelos, se siente mucho más suelta y tranquila. Es más, el duelo a la murciana le duró lo mismo que a Kristian el lunes pasado: unos cinco minutos. Lo dicho desde hace tiempo: esa casa está llena de relaciones sinceras y desinteresadas, justo la razón por la que se expulsó a Dani hace ya mucho tiempo.
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