Sólo el Cristo de Los Estudiantes se quedó a cubierto

A pesar de la amenaza de lluvia, Madrid comenzó su Semana Santa con un Viernes de Dolores casi completo, y es que cinco de las seis procesiones que debían recorrer las calles de la capital lo hicieron, quedándose únicamente a cubierto el Cristo de Los Estudiantes. Y hay una razón para ello, pues la tormenta de Olivier no era una tormenta al uso, sino que traía calima, lo que podría haber dañado de forma muy importante la talla.

Así Los Estudiantes no quisieron arriesgarse, dejando bajo techo la imagen del Crucificado, y celebrando en el interior de la Basílica de San Miguel el Vía Crucis de Viernes de Dolores. Quien sí salió, y dejó las imágenes más espectaculares de la noche, fue el Cristo de los Toreros, que abandonaba la Basílica de Jesús de Medinaceli pasadas las ocho y media de la tarde con una enorme comitiva de manolas y novilleros que acompañaron al paso montado sobre un capote de David Galván.

Así, y reinando en la noche madrileña, el Cristo de la Misericordia recorrió las calles del centro dejando momentos únicos, como el encuentro con las Trinitarias a su paso por el convento. Pero hubo más, pues también abandonaba la iglesia de San Pedro el Viejo el Vía Crucis del Cristo de las Aguas, organizado por la Hermandad de Jesús el Pobre.

Y, como manda la tradición, el Viernes de Dolores es uno de los días grandes en Vallecas que ve dos procesiones recorriendo sus calles. Así el Cristo del Perdón, con algo de retraso sobre el horario previsto, salía de la Parroquia de San Ramón Nonato para recorrer las calles del distrito, y lo hacía con una salida espectacular, pues sus costaleros tuvieron que ponerse de rodillas para dejar salir la imagen por la puerta del templo.

También la Virgen de la Estrella recorría las calles de Moratalaz con su tradicional candelería; y la noche terminaba en San Raimundo de Peñafort, desde donde salían el Cristo de El Pozo y la Virgen de los Dolores para dejar otra imagen espectacular en el momento de su encuentro.

La Catedral de la Almudena acogió el tradicional concierto de Semana Santa a cargo de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, organizado por el Área de Cultura, Turismo y Deporte. Una cita a la que asistieron 1.200 personas y que ya se ha consolidado como un referente en la programación cultural de estas celebraciones.

Bajo la batuta de su director titular, Jan Cober, la Banda Sinfónica Municipal de Madrid interpretó la Sinfonía concertante para vientos en mi bemol mayor, K 297b, de Wolfgang Amadeus Mozart. El recital incluyó una cuidada selección de marchas procesionales, un género musical profundamente arraigado en la tradición española y estrechamente vinculado a los desfiles de Semana Santa. La solemnidad de la música y la majestuosidad del templo trasladaron a los asistentes a la esencia más pura de estas fechas.

El programa de la Semana Santa de la capital reúne también otras propuestas en torno a la música como el XVIII ciclo ‘Música de órgano de San Ginés’, las saetas cantadas desde balcones al paso de algunas de las principales procesiones o la tamborrada del Domingo de Resurrección.