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27
Feb
2019
Cuatro siglos oteando Torrejón PDF Imprimir E-mail
Lente de Aumento - Torrejón Secreto
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Las cigüeñas del campanario de la iglesia son uno de los símbolos más reconocibles de la localidad

Ni los de Mesa, ni los Ramos, ni los Coronado, ni los del Hoyo. La familia más antigua de Torrejón es una que no tiene apellido y que lleva cuatrocientos años espiando a sus vecinos desde las alturas. Desde allí han visto cómo Torrejón se independizaba de Alcalá, cómo se convertía en Villa, cómo se expandía gracias a la Industria y la Base y cómo llegaba a ser Gran Ciudad. Se trata de las cigüeñas que habitan el campanario de la parroquia de San Juan Evangelista.

Eso sí, su historia es tan antigua que es complicado datar su llegada a la localidad. Todo apunta a que las aves se instalaron poco después de la construcción de la primera iglesia, allá por el siglo XVI, existiendo testimonios de la existencia del nido desde hace, al menos, 366 años, un nido que se convertirá en imagen asociada a la propia torre de la iglesia, acompañando a las campanas Santa María y San Juan Evangelista.

Sin embargo será a finales del siglo XX cuando comience la “datación” oficial de las cigüeñas de Torrejón. Así, en 1982 se bautizó al macho como Caldero y a la hembra como Blanquilla, formando la primera pareja oficial de cigüenas de Torrejón.

La pareja viviría allí hasta 1992, año en que criaron a un joven cigoñino bautizado como Ardoz. Al año siguiente Blanquilla no volvió a Torrejón, dejando sólo a Caldero en el nido, un nido compartido con su hijo Ardoz y su pareja Esmeralda. Caldero tampoco regresaría al año siguiente, y su muerte se data en 1997, dejando el nido a la nueva pareja. Ardoz y Esmeralda tuvieron hijos hasta 2001, si bien destaca uno nacido en 1999 y al que se puso por nombre Ardoz II. En 2002 Ardoz no volvió, quedándose al frente de la casa Ardoz II, que tendrá hijos con su madre Esmeralda.

Precisamente Esmeralda servirá de inspiración para crear a Bautista, la mascota oficial del Carnicer Torrejón desde 2009. Dos años después las cigüeñas volverán a ser protagonistas de un concurso, en concreto el que buscaba mascota para el Hospital de Torrejón. La propuesta de Alejandro Tizón, alumno del Uno de Mayo, era el orígen de “Cloqui”, la cigüeña que decora las paredes de la sección de Pediatría, y cuya imagen puede verse en el hall de entrada al Hospital.

Pero volviendo a las habitantes de la torre de la iglesia, a Ardoz II y Esmeralda les sustituirán Caldero II y Blanca, que son la pareja “desahuciada” el pasado viernes, y los últimos especímenes de una estirpe familiar que se pierde en la noche de los tiempos, y que ha sido un símbolo de Torrejón durante, al menos, cuatro siglos.

 

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