El hombre entró como inquilino y se quedó con la casa
Un verano más Torrejón es noticia nacional por un asunto relacionado con los sucesos, si bien en esta ocasión no tiene ninguna relación con incendios. Así el diario ABC desvelaba la historia de Dolores, una mujer de 90 años que veía cómo al regresar a su casa del Parque de Veredillas se encontraba con que un inquilino había cambiado la cerradura. Pero aún hay más, pues cuando Dolores intentó entrar junto a su familia este "inquiokupa" la denunció por allanamiento de morada.
La historia comienza con la muerte de Javier hace doce años, lo que dejó a Dolores como heredera de su vivienda en Torrejón de Ardoz. Este piso, un tercero con tres habitaciones y dos baños, fue reformado recientemente, lo que aumentó su valor. Tras la muerte de su hijo, Dolores y su familia decidieron alquilar el inmueble, inicialmente a una familia, pero después de que se marcharan, optaron por arrendarlo a una inmobiliaria.
En mayo de 2022, la familia volvió a poner el piso en el mercado, arrendándolo a una inmobiliaria por 950 euros. Sin embargo, uno de los inquilinos dejó de pagar el alquiler, lo que llevó a la inmobiliaria a denunciarlo en diciembre del año anterior. A pesar de que los otros dos inquilinos estaban al día con los pagos, la situación se complicó cuando el inquilino moroso se quedó con el piso tras la salida de los demás.
El 11 de agosto, un representante de la inmobiliaria descubrió que el inquilino, Juan José C. V., había cambiado la cerradura del piso. Tras comprobar que la vivienda estaba vacía, la inmobiliaria y la familia decidieron resolver el contrato de arrendamiento.
El 13 de agosto, Dolores, junto con su hija Ana y su hijo Antonio, se dirigieron al piso con un cerrajero para reinstalar una nueva cerradura. Sin embargo, tras entrar, se dieron cuenta de que el okupa había cambiado la cerradura a un dispositivo electrónico. Mientras realizaban tareas de limpieza, Juan José apareció en la vivienda acompañado por la Policía, alegando que vivía allí.
Al llegar la Policía, Juan José mostró una actitud calmada y entregó una llave del candado de una habitación. Antonio presentó la documentación del contrato de arrendamiento, pero la situación se tornó complicada cuando los agentes, inicialmente, no comprendieron la totalidad del conflicto. Ante la desesperación de Dolores, la Policía intentó convencer al okupa de que abandonara el lugar, pero este se negó.
La familia sospecha que el okupa está bien asesorado legalmente, ya que mantuvo la calma y, en un episodio anterior, había chantajeado a Antonio pidiéndole una suma de dinero para abandonar el piso. Inicialmente solicitó 4.500 euros, cifra que luego redujo a 2.000 euros.
La familia de Dolores se siente impotente ante la situación. Ana expresa su frustración al señalar que la ley parece estar en contra de ellos, y que su madre y su hermano casi enfrentan la detención. La familia ha decidido presentar una denuncia en los juzgados de instrucción de Torrejón de Ardoz para tratar de acelerar el proceso de desahucio.
A pesar de la difícil situación, la familia mantiene la esperanza de que su caso sirva como un ejemplo para prevenir que otros enfrenten situaciones similares. Dolores, aunque con una fractura en el radio, ha decidido luchar por lo que considera justo y por recuperar su hogar. |