El hombre dio positivo en el control de alcoholemia

El pasado domingo los vecinos y turistas que pasaban la noche en la zona centro de Alcalá fueron testigos involuntarios de una secuencia que bien podría haber salido de una película de acción: un coche, circulando en dirección contraria por la calle Escritorios entró en la Plaza de los Santos Niños atropellando un banco en el que había tres chicos sentados y un kiosco de helados.

El problema es que lo sucedido no era ficción sino la acción de un conductor kamikaze. Según explicaban testigos presenciales de lo sucedido, el hombre entró a toda velocidad en la Plaza a eso de las dos de la madrugada sin detenerse hasta llegar al final de la misma, y embistiendo tanto el banco como el kiosco que quedó destrozado.

Después de su hazaña, el conductor, con claros síntomas de embriaguez y nerviosismo, abandonó el coche, según los testigos, haciendo ocupar el asiento de piloto a la mujer que lo acompañaba, mientras él intentaba mezclarse entre la multitud.

Por suerte, la enorme cantidad de gente que se arremolinó en la Plaza lo identificó como el conductor del vehículo, ante los gritos de la mujer que insistía en que era ella la que llevaba el coche. Los intentos de la acompañante son fáciles de entender, ya que su compañero dio positivo en el test de alcoholemia.

En cuanto a los ocupantes del banco, eran tres jóvenes que fueron arrollados por el vehículo y salieron con heridas de diversa consideración. Uno de ellos consiguió salir ileso, mientras que el segundo era trasladado al Príncipe de Asturias con heridas leves. El tercero se llevó la peor parte, y fue ingresado en el Gregorio Marañón con heridas muy graves en la pierna. Los dos ocupantes del vehículo que, según algunos testigos, eran de origen ucraniano, fueron puestos a disposición judicial.