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18
Nov
2012
Alcalá volvió a venerar a San Diego de Alcalá en su día PDF Imprimir E-mail
Zona Este - Alcala de Henares
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Foto cedida por Obispado de AlcaláSus restos mortales son expuestos en una gran misa

El pasado martes 13 de noviembre, festividad de San Diego de Alcalá, la Catedral-Magistral acogió la Santa Misa en honor a este humilde santo franciscano que vivió y murió en Alcalá de Henares, y cuyos restos mortales son venerados cada año el día de su fiesta. La solemne Eucaristía fue presidida por el Obispo de la diócesis, Mons. Juan Antonio Reig Pla, y concelebrada por los vicarios Rvdo. Javier Ortega y Rvdo. Pablo Ormazábal, y otros sacerdotes diocesanos.

Mons. Reig Pla utilizó en su homilía la imagen de San Diego, “padre de los pobres, verdadero hortelano abrazado a la Cruz” que cuida amorosamente del conjunto de todas y cada una de las plantas. “Alcalá es el huerto de San Diego donde pueden florecer todas las virtudes”.

El Obispo destacó su humildad, su amor fraternal y su espíritu de pobreza: “quiso ser misionero, cuidar de los enfermos, buscar a Dios en la orden franciscana, y servir a sus hermanos los pobres”. Reflexionó sobre la ausencia de verdadera fraternidad en la España de hoy: “No nos hemos dado la vida a nosotros mismos. Venimos de una tradición, somos dependientes de la sabiduría infinita de Dios. Nos reconocemos como hijos y, por tanto, como hermanos puesto que tenemos el mismo Padre”.

Don Juan Antonio explicó que la generosidad es algo que, “cuando el Señor nos concede la gracia de poder practicarla, ganamos muchísimo. Aparentemente parece que perdemos, porque vamos dando de lo nuestro. ¡Pero esa es la clave de la persona! En la medida que da, recibe mucho más; y recibe en el orden del espíritu, que es lo que hace crecer realmente a las personas. Si tú vas creciendo en vida interior, puedes alcanzar la estatura de los santos. Entonces el huerto empieza a ser extraordinario porque da frutos de santidad”. En este sentido, para que el huerto espiritual de Alcalá de Henares empiece a florecer, el Obispo indicó que todos tenemos que dejar actuar, en todo momento, la gracia de Dios e “ir en la misma dirección, no contraponer, no ser rivales... ¡Tenemos que sumar, no restar!”.

Este año, la Institución de Estudios Complutenses, las Hermandades y Cofradías de la Ciudad, como muestra de la caridad que San Diego mostró hacia los más necesitados, acercaron al Altar, a modo de ofrendas, cestas repletas de alimentos para los empobrecidos del siglo XXI. Concluida la celebración, todos los fieles alcalaínos que lo desearon pudieron acercarse a venerar las reliquias de San Diego, conservadas en una preciosa urna de plata.

San Diego de Alcalá, fraile franciscano, nació en San Nicolás del Puerto (Sevilla) en 1400 y murió en Alcalá de Henares el 13 de noviembre de 1463. Se le atribuyen numerosos milagros, por los que llegó a cobrar fama mundial, como atestigua el nombre de la ciudad californiana de San Diego. Vivió santamente sus últimos años como hortelano y portero del convento de Santa María de Jesús. Fue declarado santo por el papa Sixto V el 2 de julio de 1588, y la mesa del Altar utilizada en la ceremonia de canonización fue regalada por Felipe II a la Santa e Insigne Iglesia Magistral, hoy Catedral de Alcalá de Henares.

 

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