Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación.
Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información, o bien conocer cómo cambiar la configuración, en nuestra Política de cookies
05 Oct 2011 |
|
La sección de Baloncesto del Club Deportivo nació hace casi 35 añosEl club surgió en 1975, en un barrio de Torrejón de Ardoz en obras y dos años después se incorporó la sección de baloncesto. El CD Parque de Cataluña es un club privado, propiedad de los vecinos, pero abierto a todos. Un club pequeño y de formación en el que los mejores emigran en busca del éxito (como hicieron Jorge Garbajosa, José Antonio Paraíso y Alicia Sánchez) y donde, más de cuatro décadas después, los primeros socios comparten las pistas con sus hijos. El Club Deportivo Parque de Cataluña forma parte de la historia de Torrejón de Ardoz desde hace más de 30 años. Comenzó su andadura con la construcción del barrio del mismo nombre, entonces alejado del casco urbano, y en esas tres décadas estas instalaciones en medio de un parque han sido el escenario de las inquietudes deportivas de los vecinos. Uno de los primeros fue Miguel Gil, que, en 1977, fundó la sección de baloncesto. Ya había jugado a finales de los años 50 y principios de los 60 en la Comunidad Valenciana; en concreto, en uno de los municipios españoles con más tradición baloncestística, Lliria, cuando se mudó al recién construido Parque de Cataluña: “El gancho para vender los pisos era el club deportivo, que tenía una piscina, una pista de baloncesto y un pequeño campo de fútbol. Los sábados nos juntábamos en la pista gente de todo tipo. Entre ellos estaba José Luis, a quien llamábamos el abuelo. Él sabía que yo había jugado y un día me propuso montar el equipo de baloncesto. A la gente la idea le pareció bien y así empezó todo”. Pese a su condición de club de barrio, el Parque Cataluña contaba con sus americanos. En este caso, trabajadores de la base área de EE.UU. Como Ralph Martin, “que era jefe de mantenimiento, otro chico que se llamaba Larry, y algunos amigos que se traían de vez en cuando porque aquí vivían muchos suboficiales de la base”. Ese primer equipo formado por vecinos y a la vez socios –la quiebra de la constructora revertió la propiedad de los terrenos en los dueños de los pisos– fue el germen de una sección muy alejada de su estructura actual: “Ahora está todo más organizado y te pierdes con tantos equipos. Entonces jugaba gente a quien le gustaba el baloncesto pero que también venía a jugar al tenis o a bañarse en la piscina”, explica Miguel Gil. “Los americanos influyeron mucho en que el baloncesto tenga aquí tanta importancia”, reconoce Antonio Rosado, actual tesorero del club deportivo. Por esa causa y por la afición al deporte de los vecinos la sección creció enseguida: un equipo de veteranos, otro femenino, el minibasket… Tocaba mejorar las instalaciones. “Lo que había era malísimo. Nos entregaron la piscina rajada, los tableros eran de madera… En la primera junta plantee ponerlos de metacrilato. Costaban 100.000 pesetas y la primera reacción fue que no, pero dije que si no se ponían renunciaba a ser delegado. Entonces salió que sí”, recuerda Miguel Gil. Más tarde se cambió la superficie. “El primer suelo eran de placas de cemento con chapas alrededor. Eran canchas asesinas. Después se cambió toda la superficie y se rodeó de vallas. En 1982 se estrenó la pista, nueva y buena”, apunta Antonio Rosado. Desde el comienzo llegó la rivalidad con el club vecino, el Basket Torrejón, aunque siempre marcada por las buenas relaciones entre ambos. Por ejemplo, del otro lado de la vía llegó Rafael Blanco, que fue director deportivo del Parque de Cataluña durante veinte años. Bajo su coordinación, el club alcanzó su cénit con más de 300 jugadores.“Conocía a Fernando Rojas, una persona muy importante en la historia del club [sustituyó a Miguel Gil como delegado], y me propuso venir. Querían que el equipo senior compitiera más, pero sobre todo aumentar la base y que los niños se engancharan al baloncesto. Para nosotros no había ni mejores ni peores. Todo el mundo valía, y no importaba si se ganaba o se perdía”. “La primera pista era de cemento con chapas alrededor. Eran canchas asesinas”Y recuerda una anécdota:“Un equipo de pequeños fue a jugar a Madrid, perdieron ciento y pico a dos y venían cantado mientras que el otro equipo estaba enfadado porque les habían metido una canasta. Esa era la mentalidad”. Durante esas dos décadas, Rafael tuvo a su lado a José Luis Ramírez, otra pieza básica en el engranaje del club: “Nos complementábamos perfectamente. Yo estaba más enfocado a lo social y él a la competición; él se encargaba de las relaciones con el Estudiantes o con el Real Madrid, de ver jugadores, hacía los equipos más competitivos… Yo más de la base”. Igual que sus vecinos del Basket Torrejón, el Parque de Cataluña tiene acuerdos con colegios de la localidad. Como explica Javier Conde, miembro de la comisión de baloncesto del club, “No tenemos problemas económicos porque no nos metemos en grandes aventuras”“les proporcionamos monitores y todo el material deportivo. Juegan la liga local con el nombre del centro pero están asociados a nosotros. Es una forma de hacer cantera y ver más jugadores”. Sobre todo jugadoras porque, sin descuidar a los equipos masculinos, el club se decanta por el baloncesto femenino. De hecho, ya hay más chicas que chicos. La explicación es sencilla. “En Torrejón de Ardoz no hay equipos femeninos importantes. En masculino tenemos el Basket Torrejón [con un equipo en Liga EBA] pero en femenino todavía no sabemos dónde está el techo”, comenta Fran Gálvez. El club no tiene grandes ambiciones deportivas pero sí sociales como reflejan las Jornadas Deportivas que organiza en junio, al final de la temporada. En 2011 se ha celebrado la XXXI edición.“Es una semana entera de competición; el viernes y el sábado hay un maratón y se juega al baloncesto durante todo el día y toda la noche. Participa gente de toda la Comunidad de Madrid y es la gran fiesta del deporte en Torrejón de Ardoz”. De los americanos de la base al baloncesto de base. Sin despegar los pies del suelo, consciente de sus limitaciones, el CD Parque de Cataluña mira hacia el futuro con una decidida apuesta por el básquet de formación y, en especial, por el femenino. Desde los años 70 han cambiado muchas cosas. “Ahora hay jugadores con 36 ó 37 años que tienen a sus hijos en el grupo de los pitufos”, comenta Fran Gálvez. Pero otras siguen igual. Paquita, la secretaria, lleva 35 años en el mismo puesto, donde ha visto crecer a sus hijos, todos deportistas. A sus 69 años, más de medio siglo después de empezar en el Lliria, Miguel Gil sigue jugando al baloncesto, “y todavía aguanto partidos completos”. Y Rafael Blanco repasa su carrera: “Mi mayor éxito es haber cogido a chicos con 5 años, verlos crecer desde mini hasta senior, y después haber entrenado a sus hijos o hijas. Esa la grandeza de este club”.
Fuente: CD Parque Cataluña |