El Vicepresidente de la Vera Cruz se emocionó tras anunciar la cancelación

Aunque estaba más que anunciado que el tiempo no iba a dar tregua, los hermanos de la Vera Cruz se emocionaron al anunciar que su Procesión más grande, la Exaltación de la Cruz, se quedaba en la parroquia de San Juan Evangelista. Y es que no es para menos, ya que es la primera vez en la historia de la Hermandad que la tradicional procesión de mediados de septiembre no sale.

Y es que de nada sirvieron las plegarias de los hermanos. La Gota Fría no dio tregua y, si bien es cierto que durante el horario de la procesión sólo cayeron algunas gotas, la posibilidad de que el aguacero les sorprendiese en plena calle obligó a dejar la imagen del Cristo de la Vera Cruz a cubierto.

La tarde comenzaba a eso de las siete en la iglesia de la Plaza, donde se reunían los hermanos y los feligreses dispuestos a escuchar la Solemne Misa que precede a la procesión. Tras escuchar una homilía centrada en las consecuencias de “un mundo sin Cruz”, la directiva de la Hermandad tomaba la decisión más difícil: el Cristo de la Vera Cruz no pisaría las calles de Torrejón, siendo sustituida la procesión por un Encuentro dentro de la iglesia.

Y así fue: mientras la Banda Municipal de Música comenzaba a tocar, los Hermanos tomaban posiciones junto a las tallas de sus titulares. Al ritmo de la música el Cristo de la Vera Cruz y la Virgen de la Soledad fueron avanzando por las calles laterales para encontrarse en el crucero central, donde se producía el mismo ritual que siempre se había producido en el exterior: el encuentro de ambas imágenes, el lanzamiento de pétalos al Crucificado, el levantamiento de la imagen del Cristo ante su Madre, y los homenajes a ambas tallas de la Hermandad del Rocío, que aprovechaban la ocasión para estrenar unas nuevas sevillanas dedicadas al Cristo y una Salve a la Virgen de la Soledad.

Terminado el acto, de una media hora de duración, el Vicepresidente de la Hermandad se acercaba al altar para dar gracias a todos los que habían acudido a la llamada de la Vera Cruz, pero la emoción acabó rompiendo su discurso, que terminó envuelto en lágrimas.