La lluvia impidió salir la última procesión de la Vera Cruz

Una iglesia en completo silencio contempla cómo, acompañado únicamente por el sonido de los tambores, el Cristo Yacente avanza por la nave central del templo, flanqueado por las imágenes de la Virgen de la Soledad y el Descendimiento que, tras haberse encontrado, abren pasillo para dejar pasar el cuerpo del Yacente. Con esta impresionante imagen, que dejó mudo a todos los presentes, terminaban los Días de Pasión en Torrejón, y es que, haciendo de la necesidad virtud, los Hermanos de la Vera Cruz convirtieron la Procesión del Santo Entierro en un impactante Traslado dentro de la San Juan Evangelista.

De tal forma, y tras ver lo ocurrido en Alcalá y en Madrid, la Hermandad no quiso arriesgar, por lo que unos veinte minutos antes de la hora de salida, los Hermanos llegaban a la Iglesia para tomar una decisión sobre la procesión del Viernes Santo. De tal forma, y tras reunir al "Cabildo de aguas", una reunión extraordinaria de la Junta de Gobierno para decidir si había o no Procesión, el Presidente anunciaba lo que todo el mundo daba por hecho. Y es que, a la consabida fórmula de "para proteger los bienes materiales e inmateriales de la Hermandad", Sergio Navarro incorporaba un argumento difícil de rebatir, pues, incluso aunque dejase de llover, cosa que ocurrió, por cierto, a la media hora, el suelo estaba tan mojado que hacía muy peligrosa la salida de los pasos.

Así, y tras hacer oficial la cancelación, la Vera Cruz se preparaba para despedir su Semana de Pasión de la mejor forma posible. Ls mayores tomaban posiciones bajo el paso de la Virgen de la Soledad; mientras que los más pequeños se acercaban al nuevo paso del Descendimiento que no pudo lucirse en las calles,, pero sí dentro de la Iglesia. La otra novedad del Viernes Santo torrejonero también se quedaba bajo techo, aunque iluminada para que los fieles pudiesen admirar la talla recién restaurada del Cristo del Calvario.

Los mayores y los "minianderos" cogían sus pasos, y lo hacían para protagonizar un Encuentro en la cruceta central del templo. Tras este primer acercamiento, el párroco bendecía la nueva imagen, tras lo que ambos pasos volvían a encontrarse entre los aplausos del público que abarrotaba la Iglesia. En este momento, además, pudo escucharse la única saeta que se oyó en esta Semana Santa torrejonera, y es que Carmen de Córdoba no quiso perder la oportunidad de dedicar su canción a la Virgen  de la Soledad.

Pero el pequeño acto sustituto de la procesión del Santo Entierro estaba lejos de terminar. La Virgen y el Descendimiento abrieron un pasillo para que, acompañado únicamente por el sonido de los tambores, el Cristo Yacente pudiese avanzar por la nave central en un solemne y lento camino hasta el altar. Allí, y tras un giro de 180 grados, el Yacente quedó expuesto para ser venerado al día siguiente, tras lo cual el Presidente de la Hermandad se deshacía en agradecimientos, alguno de ellos en verso, para despedir el ciclo de los Días de Pasión en Torrejón.