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24
Ene
2024
Prisión comunicada sin fianza para el asesino confeso de los hermanos de Morata PDF Imprimir E-mail
Zona Este - Morata de Tajuña
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Foto cedida por Ayuntamiento de Morata

Dilawar reconoció los hechos ante el juez

Tras entregarse hace casi una semana y ser sometido a varios interrogatorios, en los que no volvió a responder, Dilawar Ussain, el hombre de cuarenta y dos años de origen pakistaní que confesó el asesinato de los tres hermanos ancianos de Morata, era trasladado a la cárcel de Estremera tras confesar al juez todo lo ocurrido.

Así, el Juez de Primera Instancia e Instrucción número cinco de Arganda ordenaba su ingreso en prisión comunicada y sin fianza, y lo hacía ante el riesgo de fuga y la posible alteración o destrucción de pruebas. La calificación inicial de los hechos habla de la comisión de tres delitos de homicidio, si bien será la investigación la que determine a qué penas se enfrentará.

Se da la circunstancia de que el detenido ya conoce la cárcel de Estremera, pues es allí donde permaneció en prisión provisional tras agredir con un martillo a una de las hermanas asesinadas. Sin embargo, tras ser condenado a dos años de cárcel con una orden de alejamiento de los ancianos, se suspendió la ejecución de la condena, pasando a estar en libertad.

Esto, que ocurría el pasado mes de septiembre, parece ser el comienzo de una terrible historia que terminaba el jueves de la semana pasada. Así, la Policía investiga si alguien ayudó a trasladar a Dilawar hasta Morata, ya que vivía en Arganda con varios compatriotas, y no tenía coche, al haberlo vendido para prestarles el dinero a los ancianos.

Así, lo ocurrido parece estar bastante claro. En un momento indeterminado del último mes y medio, el hombre se acercó hasta la vivienda de los tres ancianos, que ya conocía bien pues había estado viviendo como inquilino con ellos durante bastante tiempo después de conocerles tras múltiples visitas a su locutorio para enviar dinero a los supuestos amantes de las hermanas. Tras golpear hasta la muerte a los tres ancianos con un martillo, apilaba sus cadáveres y les prendía fuego amontonando cartones, tras lo que huía del lugar de los hechos.

 

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