El alcalde de Alcalá se va, y toca hacer balance. ¿Ha sido un buen alcalde para la localidad? ¿Qué herencia deja a su sucesor? Con la dimisión de Bartolo recuperamos una sección en la que propondremos para su debate, asuntos de interés. Bartolomé González: ¿valiente o cobarde? es el primero de esta nueva etapa. Bartolo se va después de trece años de luces y sombras, y lo hace en un momento políticamente muy delicado. ¿Es una decisión valiente marcharse ahora para evitar males mayores, o es una cobardía, al verse incapaz de controlar una situación que él mismo ha provocado?

Una decisión valiente, la única decisión posible

S.R.

Bartolo deja la alcaldía para salvar su ciudad y a su partido

Desde que estallaran los rumores que apuntaban a la presentación de una segunda candidatura en el Congreso Local del PP del próximo otoño, todo el mundo daba por hecho que el alcalde tenía todas las papeletas para dejar de serlo en poco tiempo, máxime con la potenciación de la figura del número dos del partido desde ese momento. Y ayer se ponía fecha definitiva a la decisión: el 2 de julio, tras el debate de Presupuestos, Bartolomé González pondrá fin a una larga etapa de su vida política que ha durado trece años.

Bartolo se marcha en un momento muy difícil a todos los niveles, y lo hace para intentar que la cosa no empeore aun más. Y es que el panorama con el que se va a encontrar su sucesor no es para nada halagüeño: los trabajadores municipales en pie de guerra, los Presupuestos en el aire si no se llega a un acuerdo en este fin de semana, la puesta en marcha de un duro Plan de Ajuste, y los resultados de la auditoría ordenada por el Tribunal de Cuentas, y todo ello con un gobierno en minoría, con serias dificultades para sacar adelante sus mociones y propuestas.

Pero la situación podría haber sido mucho peor si el alcalde no hubiera decidido salir del Consistorio: el próximo lunes se votan unos Presupuestos que, a día de hoy, se encuentran bloqueados, y cuya puesta en marcha es la única forma que tiene la localidad de sacar adelante el Plan de Ajuste. Y es que una prórroga de los Presupuestos de 2011 supondría la intervención económica de facto de las cuentas locales.

Al igual que en Rivas, el municipio dejaría de percibir las transferencias del resto de administraciones, con lo que quedaría atado de pies y manos para tomar decisiones sobre el futuro local, cuyas atribuciones quedarían reducidas a hacer frente al día a día hasta pagar los casi cien millones de euros de deuda a proveedores.

Pero si desesperada es la situación en que dejaría a la localidad, su permanencia desataría una auténtica bomba de relojería en el Congreso Local de su partido, del que, ganase la lista que ganase, el que perdería sería el PP. La llegada del delfín, que siempre estuvo más cercano a la oposición interna del bartolismo, podría desactivar la segunda candidatura, en la que siempre se rumoreó estaría él mismo.

Así, González se va por la puerta de atrás, tras haber sido el alcalde más joven de España, y ganar dos veces seguidas por mayoría absoluta, algo que nadie había conseguido antes en la historia de la localidad. Y se va, a diferencia de lo que siempre pareció, sin ningún futuro político a la vista.

Cobarde, un alcalde debe de estar en las mayorías y en las minorías y ser capaz de buscar pactos

J. R. Ballesteros

El alcalde de Alcalá se marcha en el peor momento de popularidad de su mandato

Al final se ha cerrado un círculo de excesos, sueldos, malas formas, relaciones deterioradas y venganzas dentro de su propio partido. Detrás de él una sucesión de escándalos en las cuentas públicas, favoritismos editoriales  o contratos de publicidad y autobombo en tiempos de crisis han acabado por hacerle dimitir y reconocer su nula capacidad de negociar.

Las urnas ya pusieron difícil la papeleta, el grueso de los ciudadanos alcalaínos votaban al Partido Popular pero en esta ocasión le quitaban la ansiada mayoría absoluta con la que Bartolo había hecho y deshecho lo que ha querido durante los años de gobierno. Ahora y tras la necesidad imperiosa de pactar (palabra que siempre le ha entrado sarpullido cuando la oído por los mentideros municipales) ya no vale el simpático complutense ni el sagaz político, era el tiempo del inexistente gestor con talante.

Los tiempos de crisis necesitan unidad y talante democrático y en su caso, nos encontramos a alguien que es incapaz de bajar un ápice sus pretensiones y en la situación complicada electoral en que quedó sumida la ciudad, su manera de hacer política solo emponzoño las relaciones entre los grupos coleccionando fracasos, mociones y resoluciones adoptadas por el Gobierno y tiradas por la oposición en pleno. Ante esta situación,  la ciudad necesita un gestor menos autoritario, más democrático y curtido en mil batallas para lidiar con el guirigay político alcalaíno que no ha dejado fácil González.

Con su dimisión, se abre una nueva etapa para Alcalá que duda cabe,que puede encontrar en la figura de Javier Bello un regidor más cercano y que tienda puentes de diálogo a la oposición necesarios para construir un gobierno estable.

La situación de descrédito de Bartolo perjudicaba a la ciudad en pleno. El todavía alcalde ha perdido en una legislatura lo que se había ganado en tres, el respeto, el cariño y la confianza de sus vecinos y Bello, desde la sombra, había conseguido que muchos le quisieran como alcalde aunque no encabezara la lista. No había duda, Bartolo era un problema para la ciudad y las encuestas así lo reflejaban con un aumento espectacular de apoyo para España 2000 y Upyd mientras que el PP de Bartolo caía en las garras del insulto por algunas voces otrora alimentadas por el néctar de la publicidad municipal.

El que llegó a la política como una de las figuras más prometedoras a nivel nacional se ha disuelto como un azucarillo tras su pésima gestión. Atrás queda una ciudad ahogada por las deudas, vigilada de cerca por el Tribunal de Cuentas, con una tensión social que amenaza con crear más conflictos, un ayuntamiento partido en dos y dudas, muchas dudas dentro de su agrupación.

Respecto a su futuro, lo más lógico sería pensar que le buscaran un carguito a medida como hizo el PSOE con Trinidad Rollán. Pero esta ocasión no lo tendrá fácil tras las malas relaciones que mantenía con figuras políticas populares emergentes de la zona que en parte provocó que gran parte de militantes rechazara su figura y apostara por otra más nueva y cercana. Ésta puede ser una de las razones para que Esperanza le olvidara cuando reformó su gobierno lo que supuso un golpe duro para él  ya que estaba encantado de marcharse a la comunidad, y abandonar a la ciudad que le hizo alcalde tres legislaturas consecutivas. Sin el apoyo del PP de Madrid (le quitaron de la secretaría de acción electoral, aunque le dieron un cargo menor y creado para que no diera mucha guerra) y con gran parte de su electorado en contra, la imposibilidad de aprobar los presupuestos ha sido el detonante de su dimisión que busca unir a su partido, llevar el talante de nuevo al ayuntamiento y establecer relaciones más fluidas con todos los partidos para así abandonar una etapa bastante oscura para la ciudad complutense. Él, a buen seguro intentará colocarse en algún puesto de confianza (actualmente es diputado en la Asamblea de Madrid) aunque la salida por la puerta de atrás le puede costar muy caro para sus legítimas aspiraciones.