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03
Ago
2012
Mireia Belmonte consigue otra plata y se convierte en la mejor nadadora española de la historia olímpica PDF Imprimir E-mail
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Mireia ya es la mejor nadadora de la historia. Foto cedida por Londres 2012Llegó en segunda posición en una final del 800 imposible

Séptimo día y tercero con medalla, aunque con nombre repetido: Mireia Belmonte, la sirenita española, como ya se la conoce, conseguía ayer su segunda medalla en los Juegos Olímpicos de Londres. Mireia se alzaba con la plata tras derrotar a las dos grandes favoritas en la final del 800  en una carrera totalmente enloquecida.

Belmonte llegaba a la final con la cuarta mejor marca, y después del subidón de haber conseguido la primera medalla de la delegación española, para enfrentarse consigo misma y con el destino.

La nadadora catalana salió muy rápido, aunque mucho menos que la ganadora de la prueba, la americana Katie Ledecky, que rompió la prueba desde el primer momento. La estadounidense, de tan solo quince años de edad, y sin excesiva experiencia en la prueba, salió a por todas, sabiendo que podía desfondarse, tal y como le sucedió, pero se llevó con ella a las dos grandes favoritas.

Ambas, para no perder el oro, se lanzaron a por la líder, desfondándose también en el último 50. Mireia, sin embargo, mantuvo siempre una posición mucho más conservadora con la referencia de las dos favoritas, hasta superarlas en el final.

Belmonte, así, se convierte en la primera nadadora de la historia de España en conseguir doble medalla olímpica, además de sumar la sexta medalla para la natación española, en un día en el que cayeron dos diplomas olímpicos: Lidia Valentín batía su record de España para conseguir una cuarta posición, mientras que el equipo de persecución se quedaba con el sexto puesto en una final polémica: uno de los jugadores reconocía que se había caído a posta para repetir la prueba, ya que su equipo salió mal. Sin embargo, en lugar de sucederle lo que a las de bádminton, el equipo se convertía en campeón olímpico, dando otra medalla a Gran Bretaña.

Estas eran las alegrías del día, pero lo demás, absolutamente desastroso, en especial en la pista de atletismo, que se estrenaba hoy con doce españoles: Borja Vivas se quedaba a dos metros de la final en peso, al igual que Javier Cienfuegos en martillo, los dos españoles no conseguían la mínima para salto de longitud, y los tres de los 3.000 obstáculos acababan fuera, por distintas razones: Mullera y Abdelaziz Merzougui, por caerse, y Víctor García por abandono, y ninguno de los tres participantes en 1.500 conseguía pasar a la semifinal, algo que no sucedía desde Montreal 76; las chicas, más de lo mismo: Aauri Bokesa, en 400m y Patricia Sarrapio en triple salto, no pasaron de la clasificación. Y lo peor es que hay pocas posibilidades de que la cosa mejore en los próximos días. La situación es tan dramática que vuelve el fantasma de la España pre Barcelona 92, y es que las aspiraciones reales de medalla del atletismo español son, como mucho, dos: ni el 1.500, ni la marcha, ni el maratón tienen demasiadas posibilidades de engordar el medallero español. La única que puede dar una gran alegría es Ruth Beitia, que ha crecido mucho en los últimos años como saltadora.

Pero en la pista, y al margen de los españoles, se ha visto mucho juego: Husain Bolt comenzaba a luchar por convertirse, de nuevo, en el rey de la velocidad, y Dibaba se convierte en bicampeona de la gran prueba de fondo femenino, los 10.000.

Y si llega el atletismo hay que decirle adiós a la piscina. Michael Phelps lo hacía por todo lo alto, ganando otras dos medallas que dejaban su palmarés en 21, estratosférica cifra que tardará en ser batida. También el agua dejo una última sorpresa en la prueba de velocidad: un prácticamente desconocido Florent Manaudou, único en darse cuenta de que el árbitro había dado la salida a la prueba.

También se acerca a su final el tenis, que hoy vivirá sus finales, en las que no estarán los españoles. El equipo de dobles perdía su partido ante los franceses en un agónico encuentro, y tendrá que luchar por la medalla de bronce, también contra Francia. Y es que los españoles perdonaron hasta cuatro bolas de partido, mientras que los franceses aprovecharon la única que tuvieron. Así, Tsonga se enfrentará a los Murray en dobles. En femenino, la final tendrá mucho glamour: Serena Williams contra Sharapova, mientras que la final masculina enfrentará a Murray contra Federer.

Quienes tampoco pudieron hacer mucho fue el equipo de tenis de mesa, que se iba a la calle tras perder con contundencia ante las chinas, ni el de voley playa masculino, al que un terrible cruce de cuartos contra los campeones del mundo mandó fuera mucho antes de lo previsto. Y es que, si ya era sospechoso el comportamiento de algunos árbitros, lo es mucho más la forma de competición: todos los clasificados de la primera fase entraron en un sorteo en el que nadie tenía ventaja, pero que, curiosamente, facilitó mucho las cosas a los equipos británicos al obligar a enfrentarse en cuartos a las que mejor ranking tienen. Si a los chicos les tocó el gordo al enfrentarse a Brasil, las chicas no lo tendrán mejor, peleándose, hoy, con las campeonas del mundo, Italia.

Más árbitros polémicos los que hay en la piscina de waterpolo, intentando perjudicar con descaro al equipo español: expulsión del entrenador, ninguna falta para las rivales, a pesar de realizar un evidente juego peligroso, y, para rematar, dar por válido un gol idéntico al marcado hace unos días por los chicos. Sin embargo, ante el poderío de las chicas no pudieron hacer nada: victoria por dos goles ante Hungría y cabezas de grupo.

Los chicos de Hockey también sufrieron aunque menos que los días anteriores, y salieron ilesos de un partido que les acerca a semifinales: 3-2 frente a Sudáfrica, y de nuevo, a soñar.  Las que tampoco quieren despertar son las chicas del balonmano, que tras derrotar a Suecia se acercan a las medallas.

Y en individuales, más que sueños, pesadillas: en tiro, Javier López y Jorge Llames no pasaban de la clasificación, mientras que Jenifer Benítez terminaba en el puesto 30 de la clasificación de saltos de trampolín.

Y en el capítulo de los escándalos, como siempre, un poquito de todo. La mañana comenzaba en Londres con un buen susto: la línea de Metro que lleva al Estadio Olímpico permanecía cerrada. Los motivos, como ya viene siendo habitual en estos juegos, ni se han dado, ni se esperan, aunque los rumores están sobre la mesa: en un principio la versión oficial habló de fallo en la señalización, para convertirse en avería de un tren horas después, y al final, incendio. Demasiadas versiones para que alguna sea cierta, sobre todo teniendo en cuenta que esto se producía el día después de la desarticulación de una célula de Al Qaeda en España. Pero conspiraciones a un lado, el cierre provocó serios trastornos a los londinenses en el día en el que comenzaba el atletismo.

En el plano deportivo, o algo parecido, el día de ayer dejó el abandono en plena madrugada de la villa olímpica de una remera alemana, a la que una televisión de su país había ligado sentimentalmente con un importante dirigente del Partido Nacional Democrático Alemán (NPD), al que en el país se acusa de intentar recuperar el espíritu nazi.  Disquisiciones políticas a un lado, el abandono de la remera es un problema para su equipo, ya que deja al equipo germano en cuadro antes de la competición de remo.

El culebrón del bádminton continúa, y lo hacía con el abandono de la villa olímpica de las jugadoras surcoreanas expulsadas, que, no obstante, podrían haberse quedado hasta la clausura, al ser sólo expulsadas de la competición, y no de los juegos. Sin embargo, el asunto parece que no quedará aquí: el COI ha pedido todos los vídeos de la competición de bádminton en todas las categorías para buscar otros comportamientos sospechosos.

Y el último escándalo del día hay que buscarlo en el boxeo, donde una nueva reclamación de Japón volvió a cambiar el reparto de medallas. Y es que después de lo sucedido en la final de gimnasia masculina, con los nipones saltando de la cuarta plaza a la segunda tras un paso por los despachos, ya nada debería sorprendernos. Sin embargo, el caso va mas allá, pues la Federación de Boxeo, no contenta con darles ganado un combate que había perdido, ha expulsado al árbitro que no dio la victoria a los japoneses.

Y para terminar, las dos personas de las que más se ha hablado antes de comenzar la competición no estuvieron a la altura esperada. La yudoca saudí, con un gorro similar a los que se usan en la piscina, saltaba al tatami para ser apalizada por una poderosa puertorriqueña. Sin embargo, se marchó del estadio con una fuerte ovación del público que no dudó en convertirla en uno de los símbolos de estos juegos, como también será símbolo la atleta qatarí que compitió embutida en un traje con los colores de su país para no hacerlo con la cabeza descubierta. También ella se iba a la calle después de su primera carrera, los 100 metros libres de atletismo, una prueba que ni siquiera pudo terminar al lesionarse y salir del estadio en silla de ruedas. Y el otro deportista del que se ha hablado hasta aburrir era el español Ángel Mullera, que tropezaba, literal y figuradamente, en su primera carrera, terminaba antepenúltimo y quedaba eliminado. El atleta que no podrá competir pues iba a hacerlo en el lugar de Mullera también abandonaba ayer la villa.

Y en cuanto al medallero, vuelco a causa del retorno de Michael Phelps: Estados Unidos se pone por delante gracias a una medalla, eso sí, de oro, enviando a China a la segunda posición. La nueva plata de Mireia sirve para que España se mantenga en el puesto 30 de un listado en el que ya hay 54 países.

La jornada de hoy trae una prueba en la que otrora España fue una potencia, pero en la que este año tenemos muy pocas posibilidades. Los 20 km marcha. Además, el dobles de tenis jugará por el bronce y Fátima Gálvez competirá en la prueba de foso del campeonato de Tiro. Por último la única alegría, aunque remota, puede llegar del triatlón, donde compiten tres españolas.

 

 

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