Un gran espectáculo de más de tres horas abrirá los trigésimos Juegos Olímpicos de la era moderna

El día que lleva esperando Londres desde hace siete años por fin ha llegado. Después de derrotar a Madrid, Nueva York, París y Moscú, esta noche Londres tiene una cita con la historia: convertirse en la primera ciudad en organizar tres veces los Juegos Olímpicos. Las dos anteriores, 1908, y 1948, no salieron como estaba previsto, y ahora la city tiene la oportunidad de resarcirse.

Y es que 1908 fueron unos Juegos organizados a toda prisa, después de que la erupción del Vesubio obligase a Roma a abandonar en 1906, y que pasarán a la historia por dos hitos: fueron los primeros con estadio olímpico, y Pierre de Coubertain pronunció una frase que pasaría a la historia: “Lo importante no es ganar sino participar”.

Cuarenta años después los Juegos volvieron a Londres, y lo hicieron justo después del final de la Segunda Guerra Mundial. Ausencia de los derrotados, los deportistas alojados en colegios y hospitales y medallas de latón en lugar del oro, plata y bronce, fueron los elementos distintivos de esta edición.

Pero todo eso es historia, y esta noche Londres tiene una nueva oportunidad que seguro no va a dejar pasar. Durante quince días la capital será centro neurálgico de la información mundial, casa de 10.500 atletas y capital del deporte. Y todo comenzará hoy con una espectacular ceremonia de inauguración de más de tres horas.

Y es que, aunque desde la organización se pidió expresamente, a través del hastag #savethesurprise, a los más de 10.000 espectadores de los ensayos que guardasen el secreto, lo cierto es que ayer Twitter, antes y después de caerse, fue un auténtico hervidero de información sobre la ceremonia.

Así, ya se sabe que la fiesta comenzará a las diez de la noche, hora española, con el fuerte tañido de una campana, una enorme campana de 23 toneladas con una cita de La Tempestad de Shakespeare grabada, y en la qua ha participado la fundición que creó el Big Ben en 1858.

Tras el recuerdo al Siglo de Oro, el estadio se convertirá en una tradicional campiña británica, en la que 10.000 voluntarios, 70 ovejas, 12 caballos, 10 gallinas, tres vacas, dos cabras y varios perros y gansos recrearán el siglo XVII. El criquet y el carbón darán paso a la construcción de una gigantesca fábrica, símbolo de la Revolución Industrial, y al desfile de enfermeras representantes de las que curaron a las tropas durante la Segunda Guerra Mundial.

El gran espectáculo, con el nombre de  La Isla de las Maravillas, y creado por Danny Boyle, el director de Slumdog Millonaire, dará paso a la parte más protocolaria, con la entrada y el izado de la bandera olímpica, los discursos y juramentos, el himno olímpico y el desfile de los 205 países participantes en los trigésimos Juegos Olímpicos de la era moderna.

Y después, continúa la fiesta, ya con toques mucho más modernos. Los rumores apuntan a que una legión de Mary Poppins intentará rescatar a los niños de las garras de Lord Voldemort, justo antes de que Paul Mc Cartney entone las notas de Hey Jude. La entrada, en paracaídas, del mismísimo James Bond o los acordes de la banda One Direction precederán al sonido del himno oficial de los juegos, la canción Survival de Muse, que será interpretado a dúo por Leona Lewis y Adele.

El final de la ceremonia llegará después y con él los secretos mejor guardados: los nombres de los últimos relevistas y el modo de encendido del pebetero olímpico. Sobre lo segundo, ninguna información, y sobre lo primero, todo tipo de rumores: Steve Redgrave, bicampeón olímpico en remo; Daley Thompson, o el mismo David Beckham podrían ser los encargados de pasar a la historia ante un público de 80.000 espectadores en el Estadio y más de mil millones a través de televisión.