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12
Dic
2020
Las consecuencias psicológicas del confinamiento durarán mucho tiempo PDF Imprimir E-mail
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Foto cedida por CAMLos hipocondriacos, más propensos a tener miedo de no llevar mascarilla

Mantener la distancia social, lavarse las manos y utilizar la mascarilla son las medidas más eficientes para prevenir los contagios por coronavirus. De estas medidas, llevar la mascarilla es la que puede causar mayores molestias durante largos periodos de tiempo, sudor, acné, sensación de asfixia… Sin embargo, en algunos casos, su ausencia puede causar miedo dependiendo de los rasgos de personalidad de cada individuo. GrupoLaberinto ayuda a entender las claves detrás del miedo a no llevar la mascarilla

El miedo a no llevar mascarilla es un rasgo propio de personas con tendencia a la hipocondría, ansiedad a las enfermedades o TOC hacia la contaminación. Para este tipo de personas, el hecho de llevar mascarilla (o que las demás personas la lleven), así como el uso de otras medidas de higiene y profilaxis, puede convertirse en un estímulo de seguridad llevado al extremo. Esto, les genera mayor ansiedad por miedo al contagio y por la percepción o expectativa de que uno mismo, o los demás, no estén haciendo un uso correcto o suficiente.

La clave para entender el miedo a no llevar la mascarilla, está en la ansiedad. Aquellos individuos que padecen ansiedad tienen una sensación constante de amenaza, lo que se transforma en tensiones que pueden generar sensaciones físicas molestas

El temor y la ansiedad hacia esta nueva enfermedad y lo que podría suceder pueden resultar abrumadores y generar emociones fuertes en adultos y en niños. Algunas medidas, como el distanciamiento social, pueden hacer que las personas se sientan aisladas y en soledad y es posible que aumente el estrés y la ansiedad, provocando reacciones como cambios en los patrones de sueño y alimentación, dificultad para dormir o concentrarse, agravamiento de problemas de salud mental o mayor consumo de tabaco, alcohol y/o otras sustancias.

Las personas más propensas a desarrollar miedo a la ausencia de mascarilla, son aquellas que han tenido un contacto directo con la enfermedad o las que tienen más miedo a contraer el virus.

A pesar de que el confinamiento fue un cambio drástico, las consecuencias psicológicas ocasionadas por el mismo deben resolverse de manera gradual y por fases. Buena parte de la población pasará por una fase de distrés o proceso adaptativo de estrés (que puede cursar transitoriamente con inestabilidad emocional: ansiedad, irritabilidad o bajo estado de ánimo, insomnio, preocupaciones, etc.) y en algunos casos devenir en un trastorno. Por ello, se recomienda el apoyo psicológico en aquellos casos en los que se ha sufrido una situación estresante grave.

 

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