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25
Dic
2012
El Rey tira de las orejas a Rajoy flanqueado por la Constitución y el fundador de los Borbones PDF Imprimir E-mail
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Foto cedida por Casa RealEl discurso Real cambió por completo la estética y mandó muchos mensajes subliminales

El Mensaje del Rey ofrecido anoche rompió con los esquemas que se habían puesto en marcha desde el comienzo de la Democracia, y curiosamente, lo hizo regresando al pasado: la imagen del Jefe del Estado ante la mesa de su despacho es la que tradicionalmente ofrecían los mensajes de Franco en los tardíos 60s.

Sin embargo, el cambio sí es de modernidad: cuatro planos, en lugar de los dos tradicionales, y en lugar de sentarlo en una silla declamó el mensaje recostado sobre la mesa de su despacho.

En este primer plano del mensaje, que se repetirá en otros momentos, se observan una serie de elementos que marcan la idea de que Juan Carlos de Borbón es el Jefe del Estado Español: la Constitución, estratégicamente situada a su derecha, las banderas de España y Europa, justo tras la mesa, y presidiendo la escena un gran cuadro, que realmente está ubicado justo tras la silla del monarca, que representa a Luis I de Parma, el fundador de la Dinastía Borbón. También en esta primera imagen se puede observar un detalle muy curioso justo detrás del Rey: un periódico, perfectamente situado para evitar que se vea la cabecera, pero cuya estructura de portada no deja lugar a dudas: al utilizar fotón, sólo puede ser ABC, La Razón o La Gaceta, si es de tirada nacional.

En este primer encuadre, el más institucional, el Rey habla como máxima autoridad del Estado, y lo hace para criticar la política de bajo nivel, dando un claro mensaje a la aventura de Artur Mas: “Quiero reivindicar la política grande, esa que para destacar su dignidad y valor solemos llamar la política con mayúsculas. La que, desde el gobierno o desde la oposición, fija su atención en el interés general y en el bienestar de los ciudadanos. La que, lejos de provocar el enfrentamiento y desde el respeto a la diversidad, integra lo común para sumar fuerzas, no para dividirlas. La que sabe renunciar a una porción de lo suyo para ganar algo mayor y mejor para todos. La que busca el entendimiento y el acuerdo para encauzar y resolver los grandes y fundamentales desafíos colectivos. La que se cimenta en el espíritu de servicio y se acomoda a los principios de la ética personal y social. La que, en fin, es capaz de sacrificar la satisfacción del corto plazo, a menudo efímero, para ensanchar el horizonte de sus ambiciones”.

Pero no es el único mensaje velado que envía la Casa Real a través de su tradicional aparición anual: en las fotos que ocupan el segundo encuadre del mensaje, y que realmente están en el despacho del Rey se observa la ausencia de Iñaqui Úrdangarín, mientras que sí puede verse al resto de la Familia Real, incluida la Infanta Cristina.

Eso sí, en la literalidad del texto, obvia toda referencia a la caída de popularidad de la monarquía, y hecha la culpa del descrédito de las instituciones a la situación económica: “No podemos ignorar que existe pesimismo, y que sus efectos se dejan sentir en la calidad del clima social que vivimos. Está además generando un desapego hacia las instituciones y hacia la función política que a todos nos preocupa. ”

Sin embargo, la parte más polémica del discurso, y la que más juego político va a dar se producía al hablar de economía: “Pero no todo es economía. Por muy evidente que sea, no es malo repetirlo: no todo es economía ”, le lanzaba directamente a la cara a Rajoy. No era el único reproche del monarca a la política de recortes del Presidente del Gobierno: “ Austeridad y crecimiento deben ser compatibles. Las renuncias de hoy han de garantizar el bienestar de mañana, en un plazo razonable de tiempo, de manera que se asegure la protección de los derechos sociales que son seña de identidad de nuestra sociedad desarrollada ”.

El Rey termina hablando de las familias, las instituciones sociales y la Navidad mientras el encuadre ofrece la imagen de un gran Belén, aunque sin Buey ni Mula: “Ningún esfuerzo en la vida es baldío y tampoco lo serán los que se están haciendo ahora. En este contexto, quiero resaltar la actitud abnegada y leal de las familias y la solidaridad de muchas organizaciones asistenciales que, con su ayuda, tanto están contribuyendo a la estabilidad social. También, el sacrificio de todos los españoles que dejan ahora nuestro país para conseguir mejores condiciones de vida para ellos y sus familias. Su experiencia y preparación constituirán a su regreso un importantísimo efecto dinamizador de nuestra economía. La Navidad simboliza el triunfo de la generosidad sobre el egoísmo. Generosidad, solidaridad y compromiso son valores que todos debemos reconocer, conservar y promover siempre y en estos tiempos más que nunca”, concluye el mensaje Real.

 

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