La situación de parálisis del Ayuntamiento cosladeño puede acabar con la intervención económica si no salen adelante unos Presupuestos

La puesta en marcha definitiva del mecanismo de control del Plan de Ajuste puede llevarse por delante el control económico de muchos Ayuntamientos por toda España. Paradójicamente, en la Zona Este el que más cerca está de la intervención es el que más saneadas tenía sus cuentas: Coslada.

Y es que la situación de parálisis en la que vive la política municipal no es compatible con la presentación de seguimiento presupuestario a la que están obligados los Ayuntamientos desde hace una semana. Coslada, al igual que todos los municipios que aprobaron su Plan de Ajuste, está obligada a rendir cuentas ante su Pleno de cómo se ha gastado el Presupuesto durante los nueve primeros meses del año. No obstante, el municipio tiene un pequeño problema en ese aspecto: no hay Presupuestos en vigor para 2012, ni estabilidad política para sacarlos adelante.

Así, el municipio sólo tiene tres caminos posibles, entre los que tendrá que optar en las próximas semanas: moción de censura, cuestión de confianza, o intervención por parte del Estado.

La moción de censura, la propuesta que se barajó antes del verano, incluso con la foto conjunta de todos los portavoces de la oposición, parece, no obstante, la menos posible, ya que las distintas sensibilidades entre los grupos chocan constantemente, a pesar de votar como uno solo en los Plenos.

Este mecanismo exige la presentación de las firmas de la mitad más uno de los concejales, en un acuerdo en el que también elegirían nuevo alcalde. Este proceso desbloquearía la situación política, pero obligaría a tomar partido a todos los grupos, que se embarcarían en un cuatripartito muy poco estable, máxime cuando UPyD, si cumple con sus propuestas nacionales, no entraría en el nuevo gobierno dejándolo en minoría.

La cuestión de confianza, vinculada a la aprobación de unos Presupuestos,  sin embargo, sí desbloquearía la situación, ya que exige la presentación de una moción de censura posterior para materializarse, o la aprobación automática de los Presupuestos. Este segundo mecanismo agravado de control municipal puede ser pedido por el alcalde y debe vincularse a la aprobación de los Presupuestos, el Reglamento Orgánico, el PGOU o las Ordenanzas Fiscales.

No obstante, y para diferenciarlo de la censura, el mecanismo ofrece ciertas garantías al alcalde. En primer lugar, la aprobación de la confianza se consigue si no hay más votos negativos que positivos en la votación de la moción vinculada, es decir, a diferencia de la censura, una abstención salvaría a un Gobierno en minoría; en segundo lugar, la moción vinculada debe haberse presentado y ser rechazada por el Pleno municipal, lo que da un margen de un mes para poder negociar y evitar la confianza; y en tercer lugar, si es rechazada una cuestión de confianza y en la investidura del nuevo alcalde la oposición no alcanza en primera votación la mayoría absoluta, éste será elegido por designación entre los miembros de la lista más votada; pero, además, en el caso de los Presupuestos, la LOREG establece otra garantía: si el alcalde pierde la confianza debe hacerse oficial una moción de censura que salga adelante, pues si no, la confianza, y por tanto, los Presupuestos vinculados, saldrían adelante en el plazo de un mes.

Sin embargo, y si ninguno de estos mecanismos se pone en marcha, Coslada no tendrá más remedio que recibir a los hombres de negro, técnicos del Ministerio de Administraciones Públicas que creen un Presupuesto para la localidad que sería aprobado de forma automática y sin intervención del Pleno.