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12
Jul
2012
Aguirre participó en un gran homenaje a Miguel Ángel Blanco quince años después de su muerte PDF Imprimir E-mail
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Aguirre participó en el emotivo homenaje al concejal asesinado. Foto cedida por CAM“Los cómplices de Eta están en las instituciones, a las que acuden en coche oficial”, afirma la Presidenta

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, denunció ayer que “aunque Eta ha sido derrotada policialmente, en el País Vasco sus cómplices están en las instituciones, a las que acuden en coche oficial”. En estos términos se manifestó la jefa del Ejecutivo autonómico durante su participación en un homenaje, en Majadahonda, al concejal del PP en Érmua, Miguel Ángel Blanco, asesinado por la banda terrorista hace quince años.

“Hoy, el brazo político de los asesinos gobierna en el Ayuntamiento de San Sebastián y en la Diputación de Guipúzcoa y están ahí gracias a ETA y al miedo que han provocado con asesinatos como el de Miguel Ángel”, advirtió Aguirre, que denunció, además, que “hoy Amaiur insulta la memoria de Miguel Ángel Blanco y se niega a condenar su asesinato en la misma Cámara de los diputados españoles”.

Asimismo, añadió, “en el colmo de la desfachatez, los proetarras acusan a las víctimas de deseo de venganza. Llaman venganza a la justicia para desacreditar nuestro Estado de Derecho”. Y, dijo Aguirre, “tienen la indecencia de hablar de venganza, cuando ninguna de las víctimas se ha tomado nunca la justicia por su mano y cuando Miguel Ángel Blanco no podrá vivir todas las cosas que tenía que haber vivido mientras sus asesinos conciben niños en la cárcel protegidos por nuestro Estado de Derecho que también les protege a ellos”.

En su intervención, Aguirre recordó que Miguel Ángel Blanco fue asesinado el 12 de julio de 1997, sólo once días después de que la Guardia Civil consiguiera liberar al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que llevaba secuestrado por la banda ETA 532 días, encerrado en un agujero de una nave de Mondragón de 2,58 metros de largo por 1,85 metros de ancho y 1,95 de alto.

“Las imágenes de un Ortega Lara, esquelético mientras salía zombi de aquel agujero, dieron la vuelta al mundo y a todos nos recordaron las imágenes de los supervivientes del infierno nazi de Auschwitz”, aseguró la presidenta, que remarcó que, a partir de ese momento “todo el mundo comprendió que los etarras eran unos asesinos totalitarios de la misma calaña que los nazis o que los comunistas del Gulag”.

Para Aguirre, la liberación de Ortega Lara fue vivida por ETA como una derrota porque mostraron ante todo el mundo su auténtico rostro. Por eso, manifestó, “ETA asesinó a Miguel Ángel Blanco porque deseaba vengarse de la liberación de Ortega Lara por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado”.

“Fue un arrebato de rabia por la liberación de Ortega Lara. Los etarras decidieron asesinar a cámara lenta a un joven sencillo y honesto que sólo aspiraba a tocar la batería con su grupo de amigos y a servir a sus ideas como Concejal en el Ayuntamiento de su pueblo. No tuvieron piedad”, denunció.

En lo referente a la actualidad de la banda terrorista, Aguirre resaltó que es inevitable no indignarse con casos como el de la etarra Inés del Río, cuando el Tribunal de Estrasburgo pretende que indemnicemos a una asesina convicta y confesa, y que salga a la calle después de haber matado a 22 inocentes, sin haber cumplido toda su condena. Por todo ello, la presidenta consideró que hoy tenemos el deber moral de resucitar el Espíritu de Ermua y rechazar a los asesinos y sus cómplices, como a ese asesor del Ayuntamiento de San Sebastián que amenazó de muerte a unos jóvenes que celebraban la victoria de la Selección Española de Fútbol.

Aguirre incidió en la importancia del Espíritu de Érmua, movimiento de dignidad y justicia, surgido en protesta por el asesinato de Miguel Ángel Blanco, “que compensaba la apatía de la sociedad española durante muchos años”. “Aquel día, por primera vez en la historia de los 40 años anteriores, los españoles y, entre ellos, muchos cientos de miles de vascos, reaccionaron de manera emocionante. La indignación superó al miedo y los ciudadanos fueron capaces de entrar en las herriko tabernas a increpar a los cómplices de los etarras y de arrinconar en las calles a los simpatizantes de los asesinos que hasta entonces les habían amedrentado a diario. Todos fuimos Miguel Ángel”, recordó.

En este sentido, destacó que “hoy tenemos que recordar a Miguel Ángel Blanco y las reacciones que provocó su asesinato, y al recordarlas tenemos que renovar nuestro compromiso con la libertad, con la Constitución y con España para hacernos dignos de su memoria”. Porque, aseguró la presidenta, “recordar a Miguel Ángel Blanco es recordar que, para ser dignos de su espíritu, no podemos traicionar los principios por los que le quitaron la vida. A él y a las casi mil víctimas de ETA”.

 

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