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24
Sep
2025
¿Tiempo o rebajas fiscales? Qué necesitamos hoy para tener hijos PDF Imprimir E-mail
Punto D Vista - Otra mirada
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Foto cedida por Ayuntamiento de CosladaSonia Murillo

El movimiento reaccionario encabezado por los partidos de extrema derecha tiene un mensaje muy importante que darnos a las mujeres (españolas): que tengamos hijos, cuantos más mejor, para evitar “el gran reemplazo”. Vox Coslada no ha dejado pasar la ola y por eso han traído al pleno ordinario del mes de septiembre una propuesta titulada: “Moción de impulso a la natalidad y fortalecimiento de la familia” en la que tilda de “desafío existencial” la baja natalidad en nuestro municipio.

El trasfondo de su propuesta es claro: quieren evitar que la población crezca a base de la llegada de personas migrantes. Lo afirman sin despeinarse en reiteradas ocasiones a lo largo del texto que han presentado en el pleno municipal, dejando así claro que no les interesa que nada más que eso, que haya gente (blanca, se entiende) que sostenga “nuestras tradiciones”.

A cambio de evitar el reemplazo, ofrecen a las familias (al modelo tradicional de familia) una mejora en nuestras condiciones materiales en forma de lo único que saben hacer, rebajar la carga impositiva: “ayudas directas y bonificaciones en impuestos y tasas municipales”.

Si nos bajan los impuestos, yo me pregunto, cómo piensan pagar todo aquello que sí que nos hace falta a las familias para poder realmente tener hijos, esa cosa en peligro de extinción que llamamos servicios públicos: escuelas infantiles, comedor universal, pediatras, educación de calidad, además de garantizar acceso a la vivienda, trabajos estables y bien remunerados... y sobre todo y más importante, ¿cómo van a darnos tiempo?

Los que fuimos niños y niñas en los 80 y los 90 vimos cómo nuestras madres se hacían hueco en el mercado laboral a base de echar horas, cómo sacrificaban su propio tiempo por tener la independencia económica que no habían tenido sus propias madres. No querían replicar el modelo que muchas de ellas como niñas habían visto en sus casas. Querían ser libres para decidir qué hacer con sus propias vidas y eso llevó a tener que compatibilizar la maternidad con trabajos cada vez más exigentes, en los que tenían que hacer grandes esfuerzos por no ser menos que sus compañeros hombres. Y al mismo tiempo criarnos como si no pareciera que trabajaban.

En nuestro caso se ha producido un efecto contrario y esta vez también ha afectado a los hombres. Los de mi generación, los millennials, han visto cómo sus padres se implicaban mucho más en la crianza y ellos han querido dar un paso más allá y han pretendido ejercer la corresponsabilidad. En muchos, muchísimos casos, lo han conseguido y han estado y están como padres donde otras generaciones no pudieron o no supieron estar. Pero ellos, igual que nosotras, también carecen de algo esencial para la crianza: el tiempo.

Y tiempo es algo que las derechas no parecen dispuestas a darnos ni a los que somos padres, ni a los que aspiran a serlo, ni absolutamente a nadie. Para ello, zarandean argumentos ligados a la productividad y, no sé cuántas cosas más, que auguran siempre el fin del mundo cada vez que se pone en marcha una medida de progreso. Por eso, no apoyan aquello que sí que puede marcar la diferencia a la hora de lanzarse a ser madres o padres como la reducción de la jornada laboral o la ampliación de los permisos por cuidados, llegándolos a definir como “imposición ideológica”.

La coherencia en política es algo importante, imprescindible, diría yo. Y no se puede venir un día a un pleno a pedir medidas para que aumente la natalidad y luego votar en contra de medidas que intentan justo eso en otros espacios. Y lo mismo digo del Partido Popular, que parece echado al monte en la estrategia ultra de la mentira y la manipulación aquí en Coslada, igual que a todos los niveles. Votan a favor de la moción de Vox, con todo su trasfondo racista, y en contra de la reducción de la jornada laboral o de la ampliación del permiso por paternidad para igualarlo al de maternidad, aunque luego el alcalde Almedia se jacte de hacer uso de él “por convicción”.

Tiempo y coherencia son dos cosas que escasean hoy en día. Yo fui madre por primera vez con 29 años siendo plenamente consciente del enorme privilegio que eso supone en estos tiempos. Y pude serlo porque cuando tomé la decisión tenía un trabajo estable (aunque como falsa autónoma) y junto a mi pareja podía pagarme un techo. Cuando tuve a mi primer hijo, mis condiciones laborales cambiaron, empezaron a pagarme menos por hacer lo mismo. Tuve que recomponer mi carrera y cuando ya había logrado tener otra vez cierta estabilidad me lancé a por mi segundo hijo a los 31 años.

Pude hacerlo así porque como autónoma tenía cierta libertad para organizar mi trabajo como quisiera a pesar de la precariedad, trabajaba de noche o madrugaba mucho y así podía estar con mis hijos, llevarlos a la escuela infantil y recogerlos; no tenían que pasar demasiadas horas allí porque tanto como yo como mi pareja teletrabajamos y además podíamos contar con la ayuda de nuestras familias. Pero todo eso tuvo consecuencias negativas para mi carrera, que terminó por estancarse.

Y todo eso sin contar con lo que tener hijos le hace a tu cuerpo y a tu mente. No es de extrañar que haya muchas personas que tomen la decisión consciente de no ser padres aun cuando se den las condiciones materiales para ello. No es de extrañar que haya gente que no dé el paso hasta los 40 y no es de extrañar que haya personas que aunque quieran, no puedan permitírselo.

Ser madre y padre, tiene consecuencias que no se arreglan con una mera bajada de impuestos. La solución no es fácil ni es rápida, pero pasa, indudablemente por un fortalecimiento del estado del bienestar, por políticas sociales valientes que primen no solo ayudas económicas o centros escolares abiertos 24 horas en los que poder “aparcar” a los niños mientras uno produce para el sistema. Es imprescindible tener tiempo, tiempo para criar, tiempo para existir en el mismo plano espacio tiempo que tus hijos, tiempo para quererlos, para educarlos, para ir al parque o llevarlos al médico cuando están enfermos. Y el tiempo, en este caso, sí se puede comprar. Se puede comprar recaudando impuestos que vayan destinados a políticas públicas que nos garanticen tiempo, justo lo contrario de lo que la ultraderecha nos vende.

Sonia Murillo

Concejala de Transición Ecológica y Transporte

Ayuntamiento de Coslada

 

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