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04
May
2012
La estatua de San Bernardo en Alcalá no volverá a su hornacina PDF Imprimir E-mail
Zona Este - Alcala de Henares
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San Bernardo tendrá un sosias muy pronto. Foto cedida por Ayuntamiento de AlcaláEl estado de la histórica efigie aconseja sustituirlo por una copia

El concejal de Patrimonio Histórico de Alcalá de Henares, Gustavo Severien, ha anunciado que “se ha finalizado la primera fase de restauración de la estatua de San Bernardo, en los laboratorios del Servicio Municipal de Arqueología”. El edil de Patrimonio Histórico ha recordado que “esta pieza, que representa a San Bernardo de Claraval (gran promotor de la Orden del Císter en Europa) es del siglo XVII, y desde entonces presidía el arco de San Bernardo, que servía de Puerta Norte a Alcalá de Henares”.

La estatua, situada en una hornacina sobre el arco, había venido siendo un elemento característico del paisaje urbano de Alcalá hasta que en abril de 2011 el desprendimiento de algunos importantes fragmentos evidenció serios problemas de conservación. Los servicios técnicos municipales la liberaron de su hornacina, trasladándola a los laboratorios del Servicio Municipal de Arqueología. Ya en ese primer proceso era manifiesto el mal estado de la obra.

Una vez en el laboratorio, comenzó el proceso de diagnóstico. Para los especialistas resultaba evidente que los casi cuatrocientos años que San Bernardo había estado expuesto a la intemperie habían resultado nefastos para su conservación: la piedra estaba pulverizada, especialmente en la parte anterior y en la base de la estatua (las zonas más afectadas por la lluvia y las heladas). Tanto es así que se fragmentaba sólo con retirarla de la hornacina. La contaminación había sido muy perjudicial, creando gruesas pátinas ocres - negras sobre buena parte de la superficie. Y además era evidente que San Bernardo ya había sido objeto de varias restauraciones a lo largo de los años, algunas (las más antiguas) muy desafortunadas.

Según ha explicado Severien, “el mal estado de la escultura, así como la observancia de las buenas prácticas de conservación, recomendaron una laboriosa restauración en profundidad, con un doble objetivo: primero, garantizar la conservación de la pieza original, preservándola para su exhibición en espacios que reúnan las condiciones de conservación necesarias (y que aún están por determinar), y segundo, la realización de un vaciado para colocar una réplica en su posición original, presidiendo el Arco y conservando por tanto el paisaje urbano original”.

Se acometió entonces la primera fase de la restauración, que ha exigido el desarrollo sucesivo de diversas tareas lentas y meticulosas: la limpieza superficial, incluyendo la eliminación de restos orgánicos y polución. El pegado de pequeños fragmentos. El microcosido de los grandes fragmentos en que la estatua se había abierto, mediante varillas de acero inoxidable y adhesivos. La reintegración volumétrica con morteros de cal hidráulica y cargas de áridos coloreados. El lento proceso de desalación. La consolidación con silicato de etilo.

El inicio de la segunda fase ha requerido en primer lugar la realización de moldes diferenciados de dos de las partes más significativas de la obra: la mano y la cabeza. Para acometer esta última ha sido necesario realizar una reconstrucción completa, pues la original era una de las partes más dañadas.

En la actualidad se está realizando el molde, que permitirá, en el plazo de unos meses, disponer no sólo del San Bernardo original cuya conservación estará garantizada, sino también de una réplica que ocupará, de nuevo a la intemperie,  el lugar dejado por la venerable obra del XVII.

 

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