06 Oct 2025 |
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Parece que no sólo los Gigantes decidieron convertir las Fiestas Patronales en una reivindicación de la tradición, y es que la primera tarde acercó hasta la Ofrenda Floral tradiciones de distintas zonas de España. Así, gaitas, jotas, pasodobles, y, por supuesto, un chotis, fueron protagonistas de una larga tarde de actividades en que la música amenizaba el elemento central, la elaboración a base de flores de un manto para la patrona de Torrejón. Así la tarde, y las Fiestas Patronales, comenzaban el viernes a las seis y media, y lo hacían con el tradicional traspaso de banda entre los Caballeros de Honor, justo antes de comenzar la Ofrenda en sí. De tal forma, y durante casi cuatro horas, asociaciones, peñas, partidos políticos, hermandades, casas regionales y vecinos fueron pasando para dejar sus flores a los Caballeros y Damas de la Virgen, que se encargaron de colocarlas en el ninot que acompañó a la imagen de la Virgen del Rosario.
Como es habitual, las Damas fueron seleccionando las flores que iban llegando; mientras los Caballeros las colocaban en el ninot para ir confeccionando un manto de flores que acompañaría todo el programa de Fiestas Patronales. Y para amenizar la larga Ofrenda, el Consistorio preparó un programa de actos culturales que no dejaron indiferente a ninguno de los muchos que se acercaron al escenario situado junto a la Patrona.
Tras la actuación de la Banda de Música llegaba el turno de una de las novedades de este año. La Casa de Aragón de Alcalá visitaba Torrejón, y lo hacía en vísperas de celebrar las Fiestas del Pilar en la localidad complutense. Los aragoneses ofrecieron una actuación que comenzaba con una jota dedicada a la Virgen del Rosario, y en el que los bailes y la voz fueron los protagonistas.
Terminado el pregón, y cuando Paloma San Basilio ya estaba cantando, los Caballeros y Damas de la Virgen del Rosario daban por concluida la Ofrenda Floral, terminando de colocar las flores en el ninot e iniciando el acto final, un Traslado que ha ido creciendo en los últimos años hasta convertirse prácticamente en una Procesión. Así los Caballeros y Damas cogían en hombros la carroza de la Virgen, y lo hacían para con paso solemne y esquivando los árboles, llevarla hasta la San Juan Evangelista acompañados por una enorme multitud de personas.
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