La relación entre Sonia y Kristian cada vez se enfría más

Parece que las palabras de Tringali han conseguido lo que no hemos logrado los fans del concurso durante los dos meses de programa que llevamos: ayer el Súper reunía a los concursantes para darles un toque de atención/echarles la bronca por una serie de cosas: las tareas de la casa, las horas de sueño, y (es lo más importante) no dar juego. En concreto, y según contaban fuera (el programa, como no, nos censuró la conversación), Floren les dijo que fueran conscientes de dónde estaban, que eso era un programa de televisión, y que es necesario que hagan cosas para que el programa funcione. Un toque de atención que, curiosamente, llega cuando las audiencias están empezando a moverse, aunque sea por Miriam, y que llega mes y medio tarde. Si esta conversación se hubiera producido en la segunda semana, hablándoles a la cara de dónde estaban, probablemente no hubiéramos llegado a la situación de entregar el programa a las carpeteras, consentir comportamientos impresentables no ya en televisión, sino también fuera, y meter alcohol a espuertas para intentar provocar situaciones que rompiesen el hastío generalizado.

Pero en lugar de eso, el programa prefirió mirar para otro lado, creyendo que por ciencia infusa el casting iba a pasar a tener carisma, y expulsando a los elementos desestabilizadores para convertir la convivencia en un campamento adolescente en el que lo único importante son las parejitas.

Por suerte el chip fue cambiando, y las audiencias se recuperaron, y ahora (espero) este toque de atención puede significar que, de verdad, van a intentar recuperar el espíritu de Gran Hermano, ese juego en el que diez desconocidos se aislaban por completo del mundo para luchar por un gran premio final, un juego en el que la clave está en la política de estrategias y la dinámica de grupos, sin perder de vista, por supuesto, la capacidad de empatía de los participantes con el público, que al final es quien decide. En esta empatía es donde hay que enmarcar las parejas, las lágrimas en el confesionario, las nominaciones sorpresa y del terror, las broncas, y tantas y tantas situaciones que forman parte del juego. Pero la empatía es secundaria; el verdadero objetivo del juego es la creación de alianzas para sobrevivir en la casa, una creación de alianzas ninguneada por el programa desde hace ya unos cuantos años, y que olvida lo importante para centrarse en lo accesorio.

Así los que solo ven la realidad paralela presentada por las Galas difícilmente pueden entender por qué los concursantes nominan como nominan (tampoco es que al programa le preocupe mucho, ya que últimamente las nominaciones, protagonistas totales de la mitad de las Galas en aquel primer Gran Hermano, han pasado a ser mucho mas que accesorias, quedando recortadas a cinco minutos al final del programa, no vaya a ser que quitemos tiempo para crear parejas inexistentes), pero esa es la clave del concurso. Gran Hermano (y los realities que llegaron después) se basa en un concepto de estrategia, aguante y superación, en el que la clave está precisamente en el control psicológico de estos tres factores, o mas bien, debería estar, ya que el programa se empeña en vender sus historias y a sus ganadores, ninguneando a aquellos que no entran en su guión preestablecido de la edición.

Pero parece que ayer las cosas comenzaron a cambiar, y espero que ese cambio suponga el retorno de la audiencia perdida, y, sobre todo, de la imagen y confianza de la cadena que emite el formato. Si la productora se atreve a dar el golpe en la mesa y volver a lo que nunca debió abandonar, tendremos Gran Hermano por mucho tiempo, si no lo hacen, el final de una era puede estar muy cerca.

No obstante, el rapapolvo a los concursantes llegaba con castigo: el programa clausuraba la habitación azul hasta nueva orden (¿es necesario ampliar la Casa de la Broma para una hipotética repesca?), lo que puede provocar más líos de camas, o bien, como anoche, que todos opten por dormir en el salón de la casa (lo dicho, un campamento de quinceañeros).

Y hablando ya de la vida en directo, la noche fue mucho menos animada de lo esperado por el programa, y es que la ausencia de alcohol provocó que la fiesta sólo durase una hora. Eso sí, el poco alcohol que bebieron volvió a sacar el peor lado de Kristian: el chico se enfadaba con Raki por haberse marchado cuando estaba sonando su canción, algo que la catalana hizo sin mala intención, pero que al Pelocho le sentó como un tiro. Raki, que también depende mucho del alcohol para divertirse, confesaba que no se lo estaba pasando nada bien en la fiesta, ya que, ella sí, no pudo beber nada al estar tomando pastillas.

El mosqueo del Pelocho parecía solucionarse a los pocos minutos, pero al día siguiente volvía contra su víctima favorita: Sonia, a la que pilló haciendo un masaje a Igor. El chico, no tanto por lo que pueda sentir por la canaria, sino sobre todo, por la imagen que pueda estar dando fuera, la recriminaba a Sonia su actitud, ante lo que la canaria, cada vez más harta le dejó las cosas muy claras: “un clavo saca a otro clavo”. Creo que nunca sabremos qué pasó hace ya semana y media, pero es evidente que supuso el fin de la relación.

Sonia también estaba muy mosqueada, ya que ha pasado del dar un besito a todos sus hermanos para despertarlos, a rajar sin misericordia contra algunos de ellos. La chica es una de las que peor está aguantando la presión del juego, y no es de extrañar. Probablemente considere que la relación con Kris le dio puntos, pero su ruptura, sumada a la nula relación con el Susargismo, puede ponerla en la calle en pocos días. Sabe que ha estado a punto de salir nominada en tres ocasiones (aunque el programa ya se encargó de que no sucediera), e intuye que la primera nominación será la última.

Más cosas: el maquillaje de Argi sigue dando mucho juego en la casa. Recapitulemos: Argi sentía que alguien le había quitado su maquillaje hace ya una semana, y, tras interrogar a todos los varones, la chica cada vez está mas mosqueada con la desaparición. El martes Desi, la “ladrona”, confesaba a Yessica su hurto, aunque afirmando que no se las iba a devolver. Ayer Argi fue un paso más allá preguntando al Super si el sabía que había ocurrido con sus pinturas. Floren, con mucha mala idea, le dijo que preguntase a sus compañeros.

En cualquier caso, la vasca pidió a la casa que incluyese maquillaje en la lista semanal, ante lo que el Clan Igor se negó categóricamente. Desi tambien hizo una petición similar, tinte para el pelo, y obtuvo la misma respuesta, aunque esta vez desde el confesionario. Le dijeron que no podía pedir tinte, salvo que sus compañeros estuviesen de acuerdo en incluirlo en la lista. Carlos, Igor y Pelocho, en un grupito, afirmaban que tampoco era tan caro, y que podían permitírselo, mientras que Sonia y Kristian, en otro grupito, se negaban en redondo (Nótese el curioso hecho de que Kristian participa en las dos conversaciones, y en cada una de ellas defiende la postura contraria).

Así las cosas, Desi parece haberse quedado sin tinte, por lo que le montó un pollo al Super en medio de la reprimenda de la tarde, amenazando con no hablar hasta el lunes si no le metían el tinte (en honor a la verdad hay que decir que la chica, de momento, está cumpliendo su palabra, y solo abre la boca para saludar a sus compañeros al entrar en la prueba, ya que lo contrario les dejaría sin comer).

Y para terminar, esta noche toca Debate, un debate en el que, sinceramente, no se de que van a hablar (salvo que vuelvan a dedicarle hora y media a atacar a Miriam, y la otra media hora en meterse con Anabel), ya que la vida en la casa está demasiado tranquila. Los mensajes del exterior han roto las parejas, y, aunque desde el punto de vista estratégico la casa está en plena ebullición (un día de estos profundizo algo más, pero como resumen deciros que el Clan Igor tiene nueva integrante, Yessica, y que gran parte de los nuevos están comenzando a crear su propio grupo, con lo que en las próximas nominaciones puede pasar cualquier cosa. El Susargismo, por su parte, está formado por las socias fundadoras, Argi y los Gemelos), los temas que más le interesa abordar al programa escasean, y mucho.