10
Mar
2013
Gran Hermano 14 (GH 14): Sonia y Kristian vuelven a las andadas, ¿guarda Leti un secreto? y las razones del boicot de Telecinco Imprimir
Los Blogs del Telescopio - El Choniblog
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Filtran a través de Twitter el concursante ganador de Mira Quién Salta

Con la salida de Eva  la casa ha vuelto a las andadas: conversaciones anodinas, mucho falso buen rollo, y absolutamente nada trascendente a lo largo de las últimas 24 horas, así que no me queda más remedio que dedicar el post a otros asuntos que están sucediendo fuera de la casa con respecto al programa.

Comenzamos con un rumor que  está circulando por Internet y que (como todo buen rumor, seguro que tiene algo de realidad), afirma que las verdaderas razones por las que Telecinco se niega a dar respiro a Gran Hermano es la rentabilidad económica. Según afirman, la cadena habría ofrecido a una de sus caras mas conocidas (porque no hay programa que no presente), encargarse de la 15º edición del concurso, para lo que es necesario que la 14º fracase a lo grande, de tal forma que pueda tenerse la excusa perfecta para poder romper el contrato con la  actual presentadora. Insisto, no es más que un rumor, pero explicaría por qué una profesional de alto nivel se presentó por sorpresa en el Deluxe intentando que se hablase de su formato, y consiguiendo casi que la echasen del plató.

Y es que Telecinco ha optado por una estrategia peligrosa como forma de vadear la crisis económica: rentabilizar al máximo sus emisiones, comprando formatos de bajo presupuesto (llama a la comadrona), recortando en presupuestos de producción (casi toda la producción de la cadena, excepto Tu si que vales y Gran Hermano, corre a cargo de productoras filiales, es decir, participadas por la cadena), y, sobre todo, recortando en nóminas (Kiko Hernández será el presentador del debate de Mira Quién Salta, que volverá a llamarse Resistiré).

La estrategia es lógica desde un punto de vista estrictamente empresarial, pero no desde el punto de vista de una cadena de televisión. La tele se basa en tres pilares interdependientes e interconectados: cadenas, espectadores, y anunciantes; tres pilares de los que depende la cuenta de resultados, por lo que, si  falla uno, la  cadena tiene un problema. Así le ocurrió con el escándalo de La Noria, cuando se enfrentó a anunciantes y espectadores; o con la presentación de la querella contra el instigador del boicot (espectadores), que acabó retirando para que no sufriese su formato estrella en ese momento, La Voz.

La supervivencia de una cadena se encuentra en el difícil equilibrio entre los tres: la cadena busca la máxima rentabilidad al menor coste; los anunciantes, máxima audiencia y calidad en los contenidos; y el público, entretenimiento. La labor de los programadores es compensar el peso específico de los tres ingredientes en la receta que permite sacar adelante un programa, pero parece que Telecinco ha olvidado esta máxima de la rentabilidad  televisiva, y se comporta exactamente igual que haría una empresa de cualquier otro sector: pasa de la calidad de sus productos con el convencimiento de que anunciantes y espectadores tragarán con lo que les echen, sin discernir, y además a bajo coste para la cadena. En circunstancias normales esto sería el camino que adoptarían la mayoría de cadenas de este país (el respeto al espectador se estila poco por estos lares), pero una emisora ha decidido, desde principios de año romper la baraja y apostar por otro modelo.

Antena 3 ha preferido invertir en formatos de calidad (Splash es el mejor ejemplo), con la esperanza de que se rentabilizarán con el tiempo. Y han tenido que esperar muy poco para conseguirlo: enero lo ganaron, febrero lo perdieron por décimas, y marzo lo tienen casi sentenciado, y eso que no ha empezado la Fórmula 1, a pesar de que falta más de medio mes. Ante este nuevo estilo (mucho más europeo, frente al modelo italiano), Telecinco no ha tenido más remedio que rascarse el bolsillo, y comprar futbol, un producto caro y con muy poca reversión publicitaria, pero que mejora la imagen y, sobre todo, las audiencias.

El tiempo demostrará cual de las dos estrategias es mejor (Antena 3 puede morir de éxito, con una gran audiencia, pero endeudada hasta las cejas; o Telecinco conseguir el rechazo total del anunciante de calidad, lo que, a la larga, se traduce en pérdida de audiencia, y, por supuesto, de rentabilidad.)

Pero bueno, decía que hoy la cosa iba de rumores, y no os he engañado. Leti, la concursante pelirroja de Gran Hermano, podría esconder un secreto. Ya la hemos oído decir dentro de la  casa que grabó un vídeo de presentación, pero en ningún momento lo hemos visto, por lo que ha disparado los  rumores sobre su identidad. Rumores que, por cierto, nacieron dentro de la casa. En medio de la investigación del Evagate, los concursantes sacaron su vena paranoica y se preguntaron si no podría ser Leti la tan cacareada Meri. Para defender su teoría Noe y Argi, autoras de la misma, afirmaban que Iván y ella se enfrentaron a las pocas horas de entrar la profesora en la casa, tal vez para disimular, y que antes de su entrada, Iván no había mencionado la existencia de ninguna novia (eran los momentos La que se avecina, y las curiosas bromas sobre el peso de Lorena). Insisto en que el rumor nació en la casa, pero fuera ha crecido bastante. Podría ser que Leti no fuera la novia actual de Iván, sino su ex novia, amiga de Raki, con la que el imitador acabó tarifando. Esto también explicaría por qué Meri entró en su vida a las pocas horas de la entrada de Leti, y, sobre todo, por qué parece odiarla casi tanto como a Lorena. El rumor, digo, ha crecido en intensidad cuando la chica del pelo rojo soltó a Manero, en medio de la bronca del viernes: “se cosas que pueden hacerte mucho daño fuera”, frase que, por cierto, reconoció ayer haber dicho.

Y de rumores a una confirmación: ayer se filtraba a través de Twitter la identidad del concursante ganador del concurso de saltos que estrena Telecinco, ahora sí seguro, el 13 de marzo. Y es que  Mira Quién Salta se grabó en poco más de una semana, con lo que el ganador final ya tiene nombre y apellidos. A pesar de que a todo el público asistente a las galas se le hizo firmar un contrato de confidencialidad, el nombre no ha tardado en salir (he de confesar que no sabía que esta persona concursaba), quitándole aún más interés a un formato que nace herido tras el éxito de Splash. Y el causante vuelve a ser la rentabilidad: si Telecinco se hubiera gastado los cuartos en hacer el programa en directo, o grabado con pocas horas de antelación, nada de lo que sucediera en el juego sería público, manteniendo el interés de la audiencia, pero era mucho más barato grabar en pocos días y luego hacer como si hubiera pasado más de un mes (por cierto, el fracaso de los trampolines sería una muy buena noticia para Gran Hermano, pues Telecinco se quedaría sin nada con lo que rellenar la parrilla hasta el estreno de un nuevo reality, tirando del formato de telerrealidad, por poca audiencia que tuviese).

Y después de hablar de lo  divino y lo humano, conectamos con la casa. En Guadalix, todo sigue igual: los concursantes pasaron el día durmiendo, haciendo la prueba semanal, y cuchicheando entre ellos, aunque otros pasaron a las manos. Kristian y Sonia, la pareja oficial de esta edición, comenzaba el día compartiendo sábanas, pero por la tarde, Sonia volvió a dar marcha atrás: le dijo al Pelocho que no podían seguir juntos, al menos dentro de la casa, justo después de lo cual se fue a llorar. Kristian la dejó que se desahogase, pero le robó un beso (que la canaria no rehusó), pocas horas después (No deja de ser curioso que la historia de amor entre estos dos se haya acelerado justo en el momento en que otra pareja les podía robar protagonismo).

Lágrimas también salieron de los ojos de Noe (la princesa ha recaído en el sucio vicio del tabaco, y no quiere que su Jairo la deje por ello), y de Iván (que teme ver desfilar por la puerta de Guadalix a Dani. Es curioso, pero el imitador de artistas parece no acordarse de su intimísimo amigo hasta el lunes, Juan Carlos).

Juan Carlos, que parece haber aprendido de Iván, inició una ronda de peloteos varios para evitar salir nominado el lunes, ronda que, por cierto, todo apunta a que puede salirle bien en caso de que se salve. De ella lo más interesante fue la conversación con Noe en la que el futbolista preguntó a la jinete por qué no había estado junto a él durante la semana (bastante tiene la chica con ir urdiendo estrategias con todos a la vez y mantenerse en un perfecto segundo plano). Noe le explicó que no sabía que estaba tan mal, y que volverá a ser la de antes.

La mañana dejaba un ejemplo claro de que no se puede escupir hacia arriba. Si una de las tramas de la semana pasada (antes del Evagate), había sido el hecho de que Dani no se levantaba a desayunar con los demás, por lo que Igor decidió que no se guardaría el desayuno a aquellos que no se levantasen a la hora, ayer la situación se volvía en contra del jugador de hockey. Era el mismo Igor el que despertaba veinte minutos tarde encontrándose con la norma que él mismo impuso. El de Bilbao intentó quitarle hierro apelando al sentido común, ante lo que Leti le dijo que con ella no habían tenido ninguna compasión. Al final Igor desayunó, aunque solo las migajas que le dejó Noe.

El otro gran momento de la mañana llegaba en el baño: Sonia daba una clase magistral a las chicas de cómo tener una buena higiene dental (qué tiempos aquellos de la Mafia)

La noche terminaba con fiesta ochentera (con vinilos y todo), pero en seguida la música regresó al reggaetón más infumable, ante la desesperación de Iván (parece que el de Alicante se ha dado cuenta de que toda la prueba de los 80 estaba destinada a hacerle sentir bien, y eso le hace, al menos de momento, estar en gratitud con el programa).