Dos encuentros, uno de ellos en la Plaza, una petalada y la Hermandad del Rocío, protagonistas de la Procesión de la Vera Cruz

La de este domingo fue una mañana de estrenos en Torrejón, y es que la Hermandad de la Vera Cruz trasladaba al día siguiente su tradicional procesión de la Exaltación de la Cruz, y viéndolo en perspectiva la idea no pudo ser mejor, pues, de haberse celebrado como cierre del Triduo el sábado por la tarde, hubiera tenido que ser cancelada por la tormenta eléctrica que azotó la localidad.

Pero la suerte acompañó a los hermanos, que reinventaron por completo una Procesión que no ha dejado de crecer desde su puesta en marcha, y que fue una sorpresa para buena parte de los vecinos que la descubrieron este domingo.

La mañana comenzaba a eso de las diez y media, y lo hacía en plena parroquia de San Juan Evangelista, donde los hermanos de la Vera Cruz se reunían junto a los fieles para celebrar una misa muy especial, y es que, como ya viene siendo habitual en los actos de la Hermandad, la soprano Mónica Redondo puso música a la Eucaristía, que terminaba con el rezo en honor a una Virgen de la Soledad que este diez de septiembre celebraba su día.

Pero el gran protagonista de la Exaltación de la Cruz es el Cristo de la Vera Cruz, que salía por la Puerta del Sol de la parroquia algo antes de las doce de la mañana portado por los anderos de la Hermandad, y lo hacía, como mandaba la hora, acompañado por un sol de justicia que, sin embargo, no dificultó el trayecto de la Procesión hasta su último tramo.

Así, el Cristo de la Vera Cruz cruzaba la Plaza para encarrilar la calle Curas hasta llegar a una calle Cruz donde comenzaron las sorpresas. Y es que en la primera parte del trayecto el Cristo "bailó" al ritmo de la Banda de Música; mientras que en la segunda, los vecinos se pusieron en las andas durante una chicotá en la que también llevaron al Cristo el Presidente de la Hermandad del Rocío o el mismísimo párroco.

En la calle Libertad, y con el sol de cara, la procesión comenzó a dividirse. Las anderas abandonaban el paso del Cristo para acercarse hasta la iglesia, y coger a la Virgen de la Soledad iniciando, en completa soledad, una corta Procesión hasta el centro de la Plaza. Y allí, además de los vecinos la esperaba el coro de la Hermandad del Rocío, que iba a ser protagonista del primero de los Encuentros.

Y es que ambas imágenes celebraron un encuentro inédito en el centro de la Plaza Mayor, pues hasta ahora los vividos en las Procesiones de Torrejón se habían producido con las imágenes entrando una por cada lado del recinto. Sin embargo, en esta ocasión la entrada de la Virgen se produjo directamente desde la calle Hospital, haciendo que las dos imágenes quedasen en paralelo y frente a los rocieros.

Tras situarse, comenzaba la oración del Rocío, recibida con emoción por los anderos, que no pudieron contener las lágrimas en el momento en que toda la plaza acompañaba con palmas las canciones del Coro mientras la Virgen y el Cristo bailaban al unísono.

Tras recomponerse de la emoción, la Procesión entraba en su recta final, que llevaría a ambos pasos hasta la calle Hospital. Y aquí se producía el segundo Encuentro. Ambas imágenes se colocaban frente a frente bajo uno de los balcones, del que comenzó a caer una doble petalada simultánea que bañó a ambas imágenes.

La Virgen de la Soledad y el Cristo de la Vera Cruz ya no se separarían, iniciando un baile conjunto que les llevaba a entrar en la San Juan Evangelista para cerrar una procesión espectacular entre los acordes del Himno de España.