13
May
2018
La Plaza de Torrejón se convirtió en campo de batalla de la Guerra de la Independencia Imprimir
TorreNews - Sociedad Torrejón
Compartir en MenéameCompartir en TuentiCompartir en Buzz it!Compartir en FacebookCompartir en Twitter

“Voluntarios de Madrid 1808/1814” recrearon una escaramuza de la invasión napoleónica

“De victoria en victoria hasta la derrota final”. Con esta frase que se atribuye a Groucho Marx puede resumirse la invasión napoleónica de 1808, una guerra en la que las tropas del Emperador fueron conquistando territorios hasta provocar la rebelión de los españoles, que se levantaron en armas un 2 de mayo. Y, como la historia se entiende mejor viviéndola, los torrejoneros pudieron comprobar “in situ”, como podría haber sido la llegada de las tropas de José Bonaparte a un Torrejón mucho más pequeño que el actual.

Así, la recreación de “Voluntarios de Madrid 1808/1814”, mostró cómo actuaba el ejercito francés en su avance inexorable por toda España, acabando con la resistencia de los labriegos de la forma más violenta posible. Y, como en aquellos primeros años del siglo XIX, también los torrejoneros de hoy se indignaron con la actuación de los franceses, silbando y abucheando a las tropas de Bonaparte.

Pero todo era una simple recreación, la segunda que hace la Asociación en la localidad, y que en esta ocasión, al haber desaparecido la Plaza del Museo, se trasladaba a la Plaza Mayor. Allí, en una mañana típica de primavera, las tropas comenzaron su desfile de formación para anunciar que algo iba a pasar media hora más tarde en el recinto acotado del centro de la Plaza.

Y así ocurría. A las once y media, y tras una breve presentación histórica, los torrejoneros del siglo XIX tomaban la plaza, antes de que las tropas francesas hicieran su aparición. Una violenta escaramuza, con disparos por parte de ambos bandos terminaba con la aniquilación de los labriegos ante la indignación de los que observaban la escena.

Pero la mañana no había terminado, y, tras “resucitar”, franceses y españoles se encaminaron hasta el Museo de la Ciudad, donde los niños pudieron celebrar el Día de la Madre de una forma muy especial: escribiéndole una Carta Napoleónica con su sello oficial. Estos talleres, que ocuparon el piso de arriba del Museo, también permitió a los niños aprenden a construir una espada con un brick de leche.