La noche respetó la Procesión más especial de la Hermandad

La capacidad de sacrificio de las Hermandades y Cofradías es digna de estudio, y un ejemplo de ello se vivió anoche en la Procesión del Silencio de Torrejón, pues uno de los anderos que llevaba al Cristo de la Vera Cruz realizó la procesión descalzo, algo que no es nuevo en la Hermandad torrejonera, pero que hasta ahora sólo se había visto en penitentes.

Así uno de los 24 encargados de trasladar al Cristo de la Vera Cruz por las calles de Torrejón realizó la Estación de Penitencia sin zapatos, algo que, si bien no es peligroso, pues las calles están limpias, sí es molesto, al sentir sobre la planta de los pies la gravilla, la arena y el asfalto, lo que representa una dificultad añadida al enorme peso del paso del Cristo titular.

Fue uno de los momentos de una Procesión muy especial para la Hermandad, pues no en vano procesionan sus dos titulares en la que es su Estación de Penitencia y fue el origen de la recuperación de la Semana Santa torrejonera, allá por 1999. Y además en esta ocasión fue todavía más especial, pues tras cuatro años recuperaban el solemne Besapies al Cristo de la Vera Cruz.

Pero la noche comenzaba mucho antes. A eso de las diez y media de la noche los Hermanos abandonaban su sede en el Paraíso para recorrer junto a la Banda de Música las calles de Torrejón hasta la Plaza. Una banda, por cierto, que fue protagonista en varios momentos de la noche, y que ha ganado presencia con su nuevo uniforme. Y es que, si bien ya habían realizado varios actos vestidos con la nueva equipación, era en la Procesión de este Miércoles cuando se estrenaba la vestimenta por las calles de la localidad.

Con total solemnidad, y acompañados por el sonido de los tambores, los Hermanos de la Vera Cruz llegaban a la Plaza en perfecta formación, y con las dos cuadrillas delimitadas.. Por un lado, los que se encargarían de llevar al Cristo de la Vera Cruz; y por el otro, las encargadas de transportar a la Virgen de la Soledad. Y junto a ellos, como manda la tradición, un cortejo de nazarenos, manolas y penitentes que hicieron aún más grande el desfile.

A eso de las once de la noche la comitiva llegaba hasta la Plaza, y lo hacía para coger a los dos titulares en el inicio oficial de la Procesión. Y así ocurría: tras una primera "levantá" para colocar correctamente al Cristo, los hermanos de la Vera Cruz lo elevaban al cielo para sacarlo por la Puerta del Sol de la San Juan Evangelista, algo que también hacían las Hermanas minutos después con la Virgen.

Así comenzaba un largo viaje por las calles de la zona centro que terminaría unas dos horas después en el mismo lugar donde comenzó. Y en el ínterin, momentos para el recuerdo, como el vivido en plena calle Fraguas donde el Cristo y la Virgen bailaron al son de la Banda de Música antes de recuperar el paso para continuar su viaje, un viaje en el que las levantás lentas estrenadas el año pasado se alternaron con las habituales.

Algo antes de la una de la madrugada, las dos imágenes llegaban a la explanada de la Puerta del Sol, y lo hacían para celebrar un Encuentro justo antes de entrar en la iglesia de forma espectacular, pues mientras sonaban los acordes del Himno de España, el Cristo de la Vera Cruz cruzaba el dintel de la parroquia en una levantá a pulso que recorrió el espacio entre los aplausos del resto de Hermanos. Tras colocar la imagen, era el turno de la Virgen, que lo hacía también entre los aplausos de sus compañeros anderos, con los que se fundieron en un abrazo tras soltar el paso.

Sin embargo, este no era el final de la noche, pues aún quedaba el momento más espectacular. Tras bajar al Cristo de la Vera Cruz de su paso, los Hermanos lo trasladaban de forma solemne por el crucero central de la parroquia mientras la Banda Municipal de Música, los fieles que llenaban los bancos, y los propios anderos de la Vera Cruz entonaban "La muerte no es el final" al más puro estilo Cristo de Mena.

El traslado terminaba a los pies del Altar Mayor, donde instalaban el Cristo para comenzar el solemne Besapies, el primero celebrado desde 2019. Y es que hay que viajar mucho en el tiempo para vivir una noche como la de este Miércoles Santo de 2023. La lluvia, Las dificultades, y, finalmente, el coronavirus, han impedido durante los últimos años poder celebrar en plenitud la Estación de Penitencia de la Hermandad de la Vera Cruz.