El cielo sólo dio un pequeño susto al vía crucis del Martes Santo
Hacía cinco años que todos los pasos no pisaban las calles de Torrejón, y tal vez por eso los vecinos de la localidad se volcaron con su Semana Santa como hacía bastante tiempo que no ocurría.
Todas las procesiones contaron con la participación de multitud de torrejoneros que llenaron las calles al paso de los anderos, unos anderos que también notaron, y de forma importante esa ausencia de cinco años, como quedó de manifiesto en la noche del Jueves Santo, en que el cansancio acumulado de la jornada anterior alargó hasta las tres horas una procesión que debía durar hora y media.
Pero la pasión de los hermanos de la Vera Cruz no había hecho más que empezar, por lo que el Viernes Santo vivió un doble cambio de planes: la Procesión del Encuentro Doloroso quedó reducida a ese mismo encuentro doloroso, que ganó espectacularidad y concentró toda la emoción en poco más de una hora; y la Procesión del Santo Entierro estuvo protagonizado desde el minuto uno por paradas largas y chicotás cortas para evitar que el cansancio acumulado impidiese llegar hasta la Iglesia a los pasos.
Sin embargo, la Semana Santa de Torrejón comenzaba muchos días antes. En concreto,el sábado anterior al Domingo de Ramos, cuando el matrimonio de Virginia y Sergio Hernández protagonizaban un emotivo y simbólico pregón en que estuvieron acompañados por la banda municipal de música, y que dedicaron a la figura del capataz.
Y precisamente un capataz fue el protagonista del gran fin de fiesta de la Vera Cruz, pues Irene, que se estrenaba con los mayores después de muchos años cuidando de los minicostaleros, recibía una sorpresa inesperada al final del Santo Entierro, cuando sus compañeros le hicieron el pasillo y la mantearon para darle la bienvenida en su primera Semana Santa.
Una Semana Santa con cambios, y alguno de enorme relevancia, como el vivido en el Viernes de Dolores en el que el tradicional vía crucis procesional que se convertía en indoor en 2019, era sustituido por un Réquiem de Mozart también cargado de simbolismo.
Después de dos años de crisis sanitaria, el Orfeón Chamartín inauguraba así una Semana Santa que vivía su segundo jalón en la mañana del Domingo de Ramos, cuando la Borriquita se convertía en la primera procesión en salir a hombros después de 2 años y dos meses.
Una Procesión de la Borriquita recibida en las calles por multitud de personas, y que vivió uno de los grandes momentos en la llegada a la sede de la Hermandad del Rosario, cuando los miembros de la BRIPAC entonaron “la muerte no es el final”.
Si la semana comenzaba a lo grande y con un sol radiante, el Martes Santo el cielo empeoró. Tanto es así que minutos antes de que comenzase el vía crucis por las calles de la zona centro, estuvo chispeando. pero la lluvia no llegó al río, y la Vera Cruz pudo poner en la calle una de las imágenes más queridas de Torrejón, como es el Cristo crucificado que preside la parroquia de San Juan Evangelista, un Cristo que, como ya ocurrió en 2018 y en 2019, terminó su viaje con un improvisado besapies simbólico antes de regresar a su sitio en la Iglesia.
Y hablando de besapies simbólicos, el del Cristo de la Vera Cruz de la noche del Miércoles también lo fue, pues la situación sanitaria así lo aconsejaba. Así terminaba una larga noche en que los titulares de la Hermandad volvían a las calles, y lo hacían para protagonizar un viaje en el que estuvieron acompañados por la nueva formación nacida de la banda de música: un trío de viento que lleva por nombre “capilla exilio”, y que acompañó con música de capilla la Procesión del Silencio.
Así la Estación de Penitencia de las imágenes de la Vera Cruz se transformaba por completo, haciendo primar el silencio, la oscuridad y el intimismo, frente al tono más espectacular de anteriores ediciones.
En esta procesión del Miércoles también se estrenaba una de las novedades de este 2022, las levantás lentas en que los hombros de los anderos levantan despacio las imágenes hasta ponerse de pie, un gasto extra de energía que se notó al día siguiente, en que los mayores compartieron protagonismo con los más pequeños que volvían a las calles después de cuatro años, pues en 2019 no pudieron procesionar.
Eso sí, el enorme esfuerzo realizado por la Vera Cruz para llevar a la Virgen de la Soledad hasta las mismas puertas de la Iglesia no impidió que sus anderos la elevasen a pulso una última vez antes de entrar en la misma para cerrar una larga procesión de más de tres horas.
Al día siguiente la Verónica y el Nazareno protagonizaban un Encuentro Doloroso transformado por las circunstancias que ganó espectacularidad y público. Los torrejoneros no dudaron en abarrotar la Plaza Mayor para ver el encuentro. Allí, y a los pies mismos de la fachada de la parroquia, el Nazareno y la Verónica se encontraron por primera vez para iniciar un corto recorrido hasta las puertas de la Iglesia, donde se encontraban por segunda vez para cerrar la única procesión diurna de la Vera Cruz.
Por la noche el Santo Entierro también ganó espectacularidad, al estar acompañado por saetas en buena parte de su recorrido. Tanto es así que Pedro Rollán regresaba a casa pocas semanas después de convertirse en uno de los hombres fuertes del nuevo Partido Popular, y lo hacía para presidir la procesión acompañado por buena parte del Gobierno local.
De tal forma Rollan, que ya había sido protagonista 24 horas antes de la procesión de Jesús el Pobre en Madrid, pudo ver la entrada del Cristo Yacente y de la Virgen de la Soledad y cómo los anderos de la Vera Cruz se fundían en un abrazo para terminar una procesión que será la última ante de la Coronación de la Virgen de la Soledad el próximo 14 de mayo.
Rollán no fue el único político que estuvo presente en las procesiones de esta Semana Santa, pues otras dos caras muy conocidas formaron parte de la comitiva como manolas, o incluso como anderas. Así la portavoz de VOX y la número tres de Cs tuvieron papeles muy destacados en buena parte de los desfiles de la semana.
No fueron la únicas caras conocidas que se pasaron por la Semana Santa de Torrejón, pues la Procesión de la Borriquita dejó una imagen para el recuerdo cuando coincidieron en las andas dos toreros torrejoneros, Javier de Miguel representando a la Hermandad del Rocío; y Amor Rodríguez, Caballero de la Virgen del Rosario.
Hablando de encuentros, hasta tres veces se encontraron el Cristo Resucitado con la Virgen del Rosario en la mañana del Domingo de Resurrección, en que el protagonismo fue compartido, pues la Asociación de Iglesias Evangélicas organizó un culto conjunto en plena Plaza de España que coincidió con el paso de la Procesión.
Los tres encuentros del Resucitado y la Patrona cerraban por todo lo alto una Semana Santa en la que todos los pasos salieron a la calle, lo que permitió a los vecinos reencontrarse con imágenes que hacía cinco años que no salían.
El cielo sólo dio un pequeño susto al vía crucis del Martes Santo
Pero la pasión de los hermanos de la Vera Cruz no había hecho más que empezar, por lo que el Viernes Santo vivió un doble cambio de planes: la Procesión del Encuentro Doloroso quedó reducida a ese mismo encuentro doloroso, que ganó espectacularidad y concentró toda la emoción en poco más de una hora; y la Procesión del Santo Entierro estuvo protagonizado desde el minuto uno por paradas largas y chicotás cortas para evitar que el cansancio acumulado impidiese llegar hasta la Iglesia a los pasos.
Y precisamente un capataz fue el protagonista del gran fin de fiesta de la Vera Cruz, pues Irene, que se estrenaba con los mayores después de muchos años cuidando de los minicostaleros, recibía una sorpresa inesperada al final del Santo Entierro, cuando sus compañeros le hicieron el pasillo y la mantearon para darle la bienvenida en su primera Semana Santa.
Después de dos años de crisis sanitaria, el Orfeón Chamartín inauguraba así una Semana Santa que vivía su segundo jalón en la mañana del Domingo de Ramos, cuando la Borriquita se convertía en la primera procesión en salir a hombros después de 2 años y dos meses.
Si la semana comenzaba a lo grande y con un sol radiante, el Martes Santo el cielo empeoró. Tanto es así que minutos antes de que comenzase el vía crucis por las calles de la zona centro, estuvo chispeando. pero la lluvia no llegó al río, y la Vera Cruz pudo poner en la calle una de las imágenes más queridas de Torrejón, como es el Cristo crucificado que preside la parroquia de San Juan Evangelista, un Cristo que, como ya ocurrió en 2018 y en 2019, terminó su viaje con un improvisado besapies simbólico antes de regresar a su sitio en la Iglesia.
Así la Estación de Penitencia de las imágenes de la Vera Cruz se transformaba por completo, haciendo primar el silencio, la oscuridad y el intimismo, frente al tono más espectacular de anteriores ediciones.
Eso sí, el enorme esfuerzo realizado por la Vera Cruz para llevar a la Virgen de la Soledad hasta las mismas puertas de la Iglesia no impidió que sus anderos la elevasen a pulso una última vez antes de entrar en la misma para cerrar una larga procesión de más de tres horas.
Por la noche el Santo Entierro también ganó espectacularidad, al estar acompañado por saetas en buena parte de su recorrido. Tanto es así que Pedro Rollán regresaba a casa pocas semanas después de convertirse en uno de los hombres fuertes del nuevo Partido Popular, y lo hacía para presidir la procesión acompañado por buena parte del Gobierno local.
Rollán no fue el único político que estuvo presente en las procesiones de esta Semana Santa, pues otras dos caras muy conocidas formaron parte de la comitiva como manolas, o incluso como anderas. Así la portavoz de VOX y la número tres de Cs tuvieron papeles muy destacados en buena parte de los desfiles de la semana.
Hablando de encuentros, hasta tres veces se encontraron el Cristo Resucitado con la Virgen del Rosario en la mañana del Domingo de Resurrección, en que el protagonismo fue compartido, pues la Asociación de Iglesias Evangélicas organizó un culto conjunto en plena Plaza de España que coincidió con el paso de la Procesión.