El Rosario fue subastado por un precio de dos mil euros
Después de tres intensos días de Fiesta, el domingo por la noche las Patronales llegaban a su fin, y lo hacían con una gran Procesión de casi cuatro horas en la que no faltó de nada: una cascada pirotécnica, fuegos artificiales, la Banda de Música de Jesús el Pobre de Madrid, y un espectacular traslado de la Patrona hasta los mismos pies del altar mayor de la parroquia de San Juan Evangelista a pocos minutos de que comenzase la celebración del Día de la Virgen del Rosario.
Pero la jornada para los Caballeros y Damas de la Virgen del Rosario comenzaba mucho antes. A eso de las diez y media de la mañana los miembros de la Hermandad se concentraban en su sede para acudir, en perfecta formación y acompañados por la Banda Municipal de Música, hasta el Homenaje a la Bandera que se celebraría en Plaza de España.
Terminado el acto castrense, y siguiendo en formación, se encaminaban hasta la parroquia de la Plaza Mayor para celebrar la Misa Solemne en honor de la Patrona de Torrejón. A eso de la una y media, y mientras los Gigantes comenzaban a llegar, los Hermanos iniciaban un nuevo viaje hasta su sede para terminar una mañana frenética. Y si la mañana estuvo cargada, no lo estuvo menos la tarde. A eso de las siete y media, y acompañados por autoridades, la BRIPAC y la Banda de Música de Jesús el Pobre, comenzaban un largo viaje desde su sede hasta la parroquia, donde, media hora más tarde comenzaría la procesión en honor de la Virgen del Rosario.
Y así fue. Tras llegar a la Plaza y formar en calle Hospital, los Caballeros entraron en el templo para coger el trono de la Patrona y comenzar una larga noche en Torrejón. Tras una primera parte de la procesión, la comitiva se interrumpía al llegar a la Plaza para celebrar uno de los actos más antiguos que celebra la Hermandad: la subasta de cintas y rosario, una subasta de algo más de media hora que recaudó entre 200 y 300 euros por cada una de las doce cintas y dos mil por el Rosario de plata y nácar que portaba la Virgen entre sus manos.
Terminada la subasta, y ya con la noche dominando las calles, comenzaba la parte central de la Procesión, en que la Virgen torrejonera pudo lucir su espectacular manto rojo, cerrando una larga comitiva en la que la acompañaban penitentes, mantillas y vecinos además de las autoridades. La procesión, con chicotás cortas y tono solemne, comenzaba un largo viaje por las calles Curas, Cruz, Ronda de Saliente y Soledad hasta volver a la Plaza.
Pero a la llegada, comenzaban las sorpresas: tras pasar la comitiva, y mientras la Banda de Música se apartaba del espacio central, una gran cascada pirotécnica iluminó la noche de Torrejón en honor a la Patrona; mientras que al llegar el trono a la calle Hospital un ramillete de fuegos artificiales le dieron la bienvenida. La procesión entraba en su fase final con la llegada de los 50 anderos a las puertas de la iglesia, donde levantaron a pulso la imagen de la Patrona mientras sonaban los acordes del Himno de España y el público rompía en aplausos.
Pero la entrada en la iglesia no era el final de la noche, ya que, al ritmo que marcaba la Banda de Música, los anderos fueron llevando a la Patrona, no sin dificultad, hasta los mismos pies del Altar Mayor, donde la tradicional Salve cerraba la Procesión a quince minutos de que comenzase el 7 de octubre, día de la Virgen del Rosario.
El Rosario fue subastado por un precio de dos mil euros
Pero la jornada para los Caballeros y Damas de la Virgen del Rosario comenzaba mucho antes. A eso de las diez y media de la mañana los miembros de la Hermandad se concentraban en su sede para acudir, en perfecta formación y acompañados por la Banda Municipal de Música, hasta el Homenaje a la Bandera que se celebraría en Plaza de España.
Terminado el acto castrense, y siguiendo en formación, se encaminaban hasta la parroquia de la Plaza Mayor para celebrar la Misa Solemne en honor de la Patrona de Torrejón. A eso de la una y media, y mientras los Gigantes comenzaban a llegar, los Hermanos iniciaban un nuevo viaje hasta su sede para terminar una mañana frenética. Y si la mañana estuvo cargada, no lo estuvo menos la tarde. A eso de las siete y media, y acompañados por autoridades, la BRIPAC y la Banda de Música de Jesús el Pobre, comenzaban un largo viaje desde su sede hasta la parroquia, donde, media hora más tarde comenzaría la procesión en honor de la Virgen del Rosario.
Y así fue. Tras llegar a la Plaza y formar en calle Hospital, los Caballeros entraron en el templo para coger el trono de la Patrona y comenzar una larga noche en Torrejón. Tras una primera parte de la procesión, la comitiva se interrumpía al llegar a la Plaza para celebrar uno de los actos más antiguos que celebra la Hermandad: la subasta de cintas y rosario, una subasta de algo más de media hora que recaudó entre 200 y 300 euros por cada una de las doce cintas y dos mil por el Rosario de plata y nácar que portaba la Virgen entre sus manos.
Terminada la subasta, y ya con la noche dominando las calles, comenzaba la parte central de la Procesión, en que la Virgen torrejonera pudo lucir su espectacular manto rojo, cerrando una larga comitiva en la que la acompañaban penitentes, mantillas y vecinos además de las autoridades. La procesión, con chicotás cortas y tono solemne, comenzaba un largo viaje por las calles Curas, Cruz, Ronda de Saliente y Soledad hasta volver a la Plaza.
Pero a la llegada, comenzaban las sorpresas: tras pasar la comitiva, y mientras la Banda de Música se apartaba del espacio central, una gran cascada pirotécnica iluminó la noche de Torrejón en honor a la Patrona; mientras que al llegar el trono a la calle Hospital un ramillete de fuegos artificiales le dieron la bienvenida. La procesión entraba en su fase final con la llegada de los 50 anderos a las puertas de la iglesia, donde levantaron a pulso la imagen de la Patrona mientras sonaban los acordes del Himno de España y el público rompía en aplausos.
Pero la entrada en la iglesia no era el final de la noche, ya que, al ritmo que marcaba la Banda de Música, los anderos fueron llevando a la Patrona, no sin dificultad, hasta los mismos pies del Altar Mayor, donde la tradicional Salve cerraba la Procesión a quince minutos de que comenzase el 7 de octubre, día de la Virgen del Rosario.