16
Sep
2018
La Exaltación de la Cruz terminó con un Encuentro inédito Imprimir
TorreNews - Sociedad Torrejón
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La amenaza de lluvia provocó que el Encuentro entre la Virgen de la Soledad y el Cristo de la Vera Cruz se produjese en el patio interior de la parroquia

Dicen que las grandes ideas nacen de la casualidad, y eso mismo vivió este sábado la Hermandad de la Vera Cruz en su procesión de la Exaltación de la Cruz, una fiesta en la que la amenaza de lluvia provocó un cambio de última hora que hizo aún más espectacular la procesión con la que se inicia el curso en la localidad.

Tal y como estaba previsto, la Hermandad de la Vera Cruz comenzaba a las siete de la tarde su tradicional Misa de la Exaltación de la Cruz, una Misa que cierra el Triduo en honor al Cristo de la Vera Cruz, y que en esta ocasión fue aún más especial, al celebrarse en pleno 15 de septiembre, Día de la Virgen de la Soledad, la otra Titular de la Hermandad.

Terminada la Misa, y con un fortísimo calor en la calle, los Hermanos sacaban en andas al Cristo de la Vera Cruz acompañados por una comitiva en la que no faltaron ni los estandartes de las Hermandades que no quisieron perderse la tarde más importante de la Vera Cruz (la Real Cofradía de Nuestra Señora la Santísima Virgen de la Cabeza de Alcalá; la Real e Ilustre Esclavitud y Santo Rosario de Santa María la Real de la Almudena de Madrid; y las torrejoneras Hermandad de Nuestra Señora del Rocío, y Hermandad de Nuestra Señora Virgen del Rosario); ni una larga comitiva de manolas que cambiaron la mantilla negra por otra de color blanco; ni las autoridades, con la presencia de miembros del Gobierno Local y del Grupo Municipal de Cs.

Todos juntos abandonaban algo antes de las ocho de la tarde la parroquia de San Juan Evangelista con la intención de cruzar la Plaza para enfilar las calles San Isidro y Cristo. Precisamente en esa calle Cristo el tiempo cambió de forma radical en muy pocos minutos: por sorpresa, el calor sofocante de la tarde dio lugar a un fuerte viento que refrescó el ambiente e hizo peligrar por el futuro de la Procesión, pues el cielo se cubrió de nubes negras.

La posibilidad de que una tormenta de verano “aguase” la Procesión (esta de la Exaltación de la Cruz es la única procesión de la Vera Cruz que nunca se había suspendido por la presencia de lluvia) obligó a un cambio de planes: la Procesión aceleró el paso para enfilar la calle Libertad y regresar a la Plaza antes de que comenzase a llover, algo que, por cierto, no sucedió finalmente.

Así, poco después de las nueve la Procesión llegaba a la calle Hospital con la intención de celebrar el tradicional Encuentro entre la Virgen de la Soledad y su Hijo, un Encuentro que no fue como estaba previsto. En lugar de producirse en la explanada exterior de la parroquia, ambas imágenes se encontraron en el patio de la iglesia, pues la Virgen no llegó a salir del templo, esperando bajo el mismo dintel de la Puerta del Sol.

Enfrentadas ambas tallas, el Coro de la Hermandad del Rocío dedicó su tradicional canto al Cristo de la Vera Cruz, justo antes de que la Virgen comenzase su “retorno” al interior de la iglesia de espaldas para no dejar de mirar a su Hijo. Una vez situada en el crucero central, los rocieros le cantaron el Ave María como preludio al Encuentro final.

Entre los acordes del Himno de España, y portado por sus 27 anderos, el Cristo de la Vera Cruz entraba en la iglesia, y lo hacía para hacer una reverencia poniéndose en pie ante su Madre. Después de un breve “baile” final de las dos imágenes al unísono, el Cristo y la Virgen recuperaron sus posiciones en las naves laterales para cerrar, por todo lo alto, la Procesión de la Exaltación de la Cruz.