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18
Ene
2017
Rivas dedica una sala del García Lorca a Marcos Ana PDF Imprimir E-mail
Zona Este - Rivas Vaciamadrid
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Se estrenará en el día en que Fernando Macarro hubiese cumplido 97 años

El Ayuntamiento de Rivas pondrá este viernes, 20 de enero, el nombre de Marcos Ana a la sala polivalente del centro cultural García Lorca, en recuerdo del poeta antifranquista fallecido el pasado 24 de noviembre en Madrid. La fecha elegida coincide con el aniversario deL nacimiento de Fernando Macarro Castillo, verdadera identidad del poeta, que formó su alias utilizando los nombres de pila de su padre y su madre. Este 20 de enero habría cumplido 97 años.

La inauguración de una placa conmemorativa que identifica el espacio dará comienzo a las 13.30 del viernes, y cuenta con la presencia del amigo del poeta y militante del PCE Willy Meyer. Intervienen también el alcalde del municipio, Pedro del Cura, y el concejal de Cultura, José Alfaro. La familia ha excusado su participación al coincidir con el mismo día del cumpleaños de Marcos Ana. Asimismo, está prevista la interpretación a la guitarra de algunos sus poemas.

Marcos Ana plasmó en su trova que su vida se podía resumir en dos imágenes: "Un patio y un trocito de cielo donde a veces pasan una nube perdida y algún pájaro huyendo de sus alas". La dictadura le condenó a muerte en un juicio sumarísimo, pena conmutada después por años de presidio: 23 en total, recluido en su mayor parte en el penal de Burgos.

En esta prisión franquista buscó consuelo en la palabra escrita. A escondidas fijó versos en papeles de cigarrillos que después entubaba en envases de pasta de dientes y lograba que así salieran de prisión. Su pluma, libre mucho antes que él, voló al extranjero y, con ayuda del Partido Comunista de España (PCE), donde militaba, llenó libros que se vendían con éxito en Francia y en América Latina.

De este modo, Marcos Ana se convirtió en un referente intelectual y en un símbolo de resistencia fuera de España. En su país, en cambio, sufrió el ostracismo y la falta del reconocimiento institucional. Tras salir de prisión se exilió. Primero en París y, luego, viajo a Latinoamérica, donde la gente llenaba estadios para escuchar su testimonio y sus versos.

Hasta el final de su vida continuó su trayectoria activista: con jóvenes, siempre preparado para narrar su historia en colegios e institutos; con el mundo de la cultura, recitando los versos que escribió bajo el presidio, y con el de la militancia, acudiendo a cuantas manifestaciones clamaban en las calles contra recortes en sanidad, educación o derechos humanos. La última, contra el TTIP, el pasado octubre, apenas un mes antes de fallecer.

Marcos Ana, nacido en Alconada, Salamanca, fue voz de la indignación, de la pobreza, de la injusticia, erigiéndose, sin quererlo, en el poeta de las resistencias. Ahora, la Sala Marcos Ana, que acoge citas culturales, sociales y políticas de la ciudad, contribuye a fijar el recuerdo de su vida y de su obra entre la población ripense.

 

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