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07
Jun
2020
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Punto D Vista - Otra mirada
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Jesús Hernández Gallardo

Muchas veces se queda uno pensando en lo que es la vida. Cuando vas peinando canas, analizas pasado y futuro, será porque te encuentras en un momento dulce, donde puedes expresar con soltura todo un recorrido que te hace volver. Pero manifestado así, parece que la vida se va viviendo a ritmo de tango, ese mismo que Carlos Gardel bailó de manera incansable y que a muchas generaciones nos ha hecho vibrar por su belleza.

Los acontecimientos de actualidad nos han paralizado el presente, han recomendado un paréntesis vital, debido a las amenazas silenciosas, pero evidentes, del COVIR-19. Cuanta gente se ha enfermado, con la frente marchita, las heridas de este tiempo y plateada la sien. Cuantos ancianos han arañado a la vida, queriendo sujetarse al mundo con todas sus fuerzas, todas las energías que todavía no han gastado, tras remolcar a los suyos hasta una ribera segura. Su ilusión es volver a vivir, volver a aferrarse a este mundo con sus últimos alientos; su anhelo es volver.

Ellos han querido sentir ese soplo de vida que, con justicia y equilibrio natural, queremos todos vivir hoy, mañana y siempre, cuando la naturaleza nos dé el visto bueno y Dios lo quiera. Muchos de ellos no han podido, no han resistido el cruel ataque del virus que les ha agotado hasta el aliento final, haciendo que marcharan al cielo sin el consuelo y calidez que ofrecen los seres queridos en la despedida.

No ha sido posible volver, la vida les ha vuelto la cara y les ha mostrado la distancia con ella, marcando un terreno inalcanzable, haciéndoles partir para no volver. Esa es la tristeza que han dejado en este mundo, lágrimas extendidas a muchas familias que no habían calculado que el adiós llegara de manera prematura, sin cumplir el ciclo, un adiós precipitado y cruel.

Pero otros muchos sí han podido volver, entregados al sentimiento y buen hacer de unos ángeles vestidos de uniformes sanitarios, los que han esparcido sabiduría, cariño y han ido extendiendo terapias muy resolutivas, aderezadas con la esencia de vida y la magia del más allá, un Dios que les ampara. Ha sido un trabajo a muy largo plazo, muchos han ido sanando en las ucis, rodeados de cables, luces y aparatos que han recompuesto el brillante milagro del volver, esa palabra que revivió Gardel con su silueta y el brillo de su voz.

Han sido noches oscuras, en las que acechaba en el viento la sombra de la muerte, con la incertidumbre de la vida y el oscuro debate siempre en los pasillos de un hospital. Por ello se ha penado, se ha buscado el viaje de regreso, se ha rezado e implorado con los brazos abiertos al cielo, llorando por volver. En muchos casos la vida ha sido una veleta, una agria lucha, esa pelea orgánica dentro de lo natural que, ante todos los peligros, suspiraba por volver.

Jesús Hernández Gallardo

Funcionario del Estado

Torrejón de Ardoz

 

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