06
Feb
2018
La Caída del Imperio Morado Imprimir
Punto D Vista - Otra mirada
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Foto cedida por Ayuntamiento de MadridJesús Hernández Gallardo

A lo mejor Ada Colau no se identifica como española, es posible que se tenga como catalana y excluye a todo lo representado de manera oral o escrita en Español. Barcelona, a pesar de este personaje, sigue siendo una gran ciudad, aun sabiendo que se han perdido oleadas de turistas que han dudado de su estancia en Cataluña por los tinglados independentistas que se han barajado. Todo principio tiene su fin y, teniendo todavía el apoyo del PSOE en el ayuntamiento, Barcelona se deja guiar por una insensata que ha dilapidado el prestigio de una ciudad de primer orden a nivel mundial.

Colau representa el núcleo duro de Podemos, de esa amalgama de sucedáneos que van conformando unas siglas en declive, que en las encuestas van perdiendo todos los apoyos que de manera impetuosa lograron hace ya unos años. Estas pérdidas de categoría, de humanidad, de interés y de cordura se deben a gentes como Ada Colau, Manuela Carmena, kichi, Pablo Iglesias, Monedero y todo el elenco de personajillos que conforma la cabecera morada.

Mucho impulso traían de Venezuela, los bolsillos llenos de dinero para comprar un hueco en la política española, la palabrería de un profesorado floreciente de la universidad teñido del rojo más detonante e incendiario. Todos dispuestos a comerse a bocados todo el bizcocho blando de la política española, que en aquellos momentos dudaba de su eficacia.

Las gentes de izquierdas así lo vieron y, ante la batería de promesas de remoto cumplimiento, se lanzaron al apoyo del vendaval morado.

Ha sido tanto el apoyo obtenido que se han tambaleado los cimientos de algunos partidos colindantes, tales como Izquierda Unida que ha sido engullida a las primera de cambio y el PSOE, que ha temblado a consecuencia de ese terremoto imparable, provocando una gran crisis y pérdida de adeptos.

El tiempo pasa, los hechos van dejando constancia y las gentes van exigiendo todas esas promesas que sirvieron de cebo y, al no obtener respuesta, ante el desaguisado patente en el panorama, se empieza a desinflar la apuesta, las huestes se disuelven y, descorazonados, buscan otro pecho que los aloje con más solidez y cariño.

Mientras tanto los personajillos siguen con sus trifulcas: Ada Colau saca panfletos informativos del Ayuntamiento de Barcelona en varios idiomas Catalán, Árabe, Tagalo y Urdu antes que en Castellano. Parece que es la más independentista del patio, la que más aboga por la causa actual.

Se perdió también la feria de los medicamentos, la que tradicionalmente se había hecho en Barcelona, lugar donde encontraba todo a favor, pero tanta agitación e inestabilidad independentista hizo cambiar de rumbo y trasladar la convención a Holanda.

Una pena que el potencial de Barcelona se esté minusvalorando por estos personajes nocivos y dañinos para la economía, estoy seguro que en otras manos, su ayuntamiento hubiera conseguido estas metas y otras más, dada la reputación tradicional que atesora Barcelona.

Esta feria representa para la inmensa mayoría una visión que deforma la realidad actual, aderezada con salidas de tono continuas de estos políticos visionarios, amoratados por las encuestas y por lo bochornoso de su inoperancia.

 

Jesús Hernández Gallardo

Funcionario del Estado

Torrejón de Ardoz