15
Oct
2017
Calor catalán Imprimir
Punto D Vista - Otra mirada
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Jesús Hernández Gallardo

En el fondo les duele a todos estos independentistas su ascendencia española, aunque se colocan en primera fila, dando a entender su catalanismo a ultranza, expresando sardanas, casteller, caganer y Els Segadors como primera tarjeta de presentación. Luego luchan como el que más, regatean los comentarios divergentes hasta llegar al límite. Hablo de todos estos figurones que están representando a los catalanes en el Congreso de los Diputados, la Alcaldía de Barcelona o la Presidencia de la Generalitat de Cataluña. Les han puesto ahí por aquellos que les interesa que sean otros los que den la cara, los que se manchen las manos, los que se expongan a las leyes, sabiendo que pueden entrar en prisión si es que se les pueda acusar de delitos de deslealtad a la Constitución, en definitiva de sedición.

Se empieza hurgando, jugueteando, haciendo que los catalanes se interesen por estas consignas independentistas, llegando hasta el extremo de creérselas y finalmente desbocar su interés en todo ello. Así se ha llegado a este punto actual, parece que todo el bloque independentista ha llegado hasta el límite de traspasar la línea roja, animados por unos políticos irresponsables, impulsados por aquellos que a la sombra van a sacar beneficio con esta maniobra xenófoba y contraria a los principios jurídicos.

Ahora ya es complicado desdecirse, regresar a momentos pasados, quitar todo el odio inspirado a los jóvenes. Los de la CUP y otros extremistas, los que tienen solamente la independencia entre ceja y ceja no dejan cambiar el argumento. Están empujando al precipicio a Puigdemont, le están avasallando de tal manera que no le queda otra, está atado de pies y manos por esta atmósfera cargada de humo rojo y esteladas. No serán los que se encuentran a la sombra quienes corren el riesgo de entrar una temporada en prisión, pero él sí, es el conejillo de indias que se ofreció a Arthur Mas para este trance, por lo tanto "sarna con gusto no pica".

La Unión Europea sigue este asunto tras la cortina, sabiendo que si triunfa en España el independentismo, es posible que el conjunto europeo acabe como un queso gruyere. Apoyan los principios jurídicos constitucionales, advirtiendo a Cataluña que no sería miembro del grupo y de las graves responsabilidades económicas a las que deberá responder. No obstante a los catalanes parece que todo ello no les asusta, eso de salir las empresas de sus territorios no parece hacerles efecto, la estampida de los bancos tampoco, tendrán un buen saco de reservas que les avale o pensarán que España seguirá respondiendo con sus deudas.

La respuesta que se espera de Puigdemont y su séquito pervertido, de su real calderilla republicana, la que arde de ganas, es poco conciliadora, yo diría que va a ser altiva y poco edificante, porque al final serán unos pocos quienes pasen a la sombra tras este "veroño" acalorado.

 

 

Jesús Hernández Gallardo

Funcionario del Estado

Torrejón de Ardoz