01
Dic
2016
“Para que la pirámide tenga su efecto, tarde o temprano, el faraón se convertirá en momia” Imprimir
Punto D Vista - Otra mirada
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Foto cedida por Ganar TorrejónSantiago Algora

"Esta es la intervención que encendió a toda la bancada pepera del Ayuntamiento en Torrejón y dejó sin palabras al vicealcalde en el pleno ordinario de ayer. Y eso, a pesar de que muy pocos debieron entenderla. Ante la faraónica pirámide navideña que el PP ha instalado en el centro del municipio, diciendo que es gratis, esto es lo que le responde el concejal Santiago Algora, del grupo municipal Ganar Torrejón (IU-EQUO) al defender una moción presentada para denunciar las irregularidades cometidas en la contratación de esa instalación". Así presenta Santiago Algora la intervención que realizaba durante el debate sobre la pirámide mágica, una intervención en la que tira de metáforas, y que concluyó con una cerrada ovación por parte del público asistente al Pleno de Torrejón.

 

TEXTO

Para los antiguos egipcios la principal función de las pirámides era contener la esencia del rey por toda la eternidad. Y como tal han hecho su papel, puesto que una tras otra desde la antiquísima pirámide de Saqqara hasta las últimas construidas todas, de una forma u otra han contenido y en su mayor parte preservado, la esencia del rey por toda la eternidad.

Eso sí… en forma de momia… que en esta vida nadie está a salvo de la muerte. O sea que el faraón conserva su eternidad en forma de momia mientras su obra queda para siempre representando la inmortalidad del representante del Sol en la Tierra. Y es que como sabrán, la parte inferior de las pirámides representa la Tierra y la parte superior, la cumbre, representa el Cielo.

Lo cierto es que para un historiador de la Antigüedad sigue siendo un enigma, no tanto el porqué de aquellas construcciones y los hábitos y usos de los faraones que las mandaban construir. Al fin y al cabo, ya sea por medio de la Arqueología o de los documentos encontrados a lo largo de los siglos, todo o casi todo está explicado y documentado.

Lo que verdaderamente es curioso y sigue siendo un enigma para los Historiadores de la Antigüedad es que, en pleno siglo XXI, cuando la historia contemporánea se escribe con nombre propio, haya quienes pretendan conservar y contener su esencia por toda la eternidad y, además, lo hagan construyendo también pirámides que quieran demostrar la superioridad de sus promotores. Lástima que la inmortalidad no puedan conseguirla. Ahora bien… para que la pirámide tenga el efecto que se pretende… no hay que olvidarse de que hay que asumir y correr con un riesgo. Tarde o temprano, el rey promotor… terminará convirtiéndose en una momia… en un objeto de museo.

La manera de representar esa inmortalidad antes y ahora, curiosamente, también coincide con la forma de gobernar, antes y ahora. Hay tremendos paralelismos y conexiones entre aquellos remotos años y este presente en el que vivimos. Absolutismo, nepotismo, opacidad, medias verdades, ocultación de información, falta de transparencia, autoridad absoluta en todas las esferas de la administración, cuerpo de acólitos y seguidores encargados de ejecutar las acciones del faraón y de su visir… No se da cuenta el faraón de que, cuando se convierta en momia, otros vendrán a despojarle de sus vendas, a desnudarle de oropeles y a evidenciar su mala praxis. Tampoco se da cuenta el faraón de que ya, en el Antiguo Egipto hubo antecesores suyos que, como hoy, llegaron a rendirse ofrendas a sí mismos para ridículo y escarnio colectivo. Pero, al final… todo quedó al descubierto: su insolencia, su soberbia, su vanidad, su ambición, su absoluta falta de respeto por la ley, su manejo arbitrario de la gestión pública, su inexistente transparencia, su férreo control de súbditos y seguidores, su esclavización de las clases trabajadoras, su absoluto desprecio por las mayorías, su incapacidad para gestionar las críticas, su despótica y negligente actuación...sus mentiras.

El faraón gobierna desde el poder que le otorga la autoridad absoluta que no sabe administrar pero tiempos vendrán en los que, tras abrir el sarcófago del rey derrotado, el pueblo conocerá de sus desmanes y malos usos y sus vergüenzas entonces sí, podrían quedar expuestas en el Museo de la Ciudad, como ejemplo quien abusó de lo público y bordeó la ley para gloria de sí mismo… como aquel viejo antepasado, Amenofis III, quien pasó la vida rindiéndose ofrendas a su propia persona hasta que las aguas del Nilo terminaron por llevarse su propio templo funerario aguas abajo dejando sus restos para levantar, ya no pirámides, sino pequeñas e insignificantes construcciones anónimas en las que el faraón quedó oculto para siempre.



Santiago Algora
Concejal Ganar Torrejón (IU-EQUO)