27
Ene
2019
El Carmesí de Venezuela Imprimir
Punto D Vista - Otra mirada
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Jesús Hernández Gallardo

Todo este comunismo exacerbado, la más extrema hendidura de izquierdas que ha dominado algunos países caribeños está entrando en crisis, están haciendo aguas en un barco del que han debido tocar arrebato. Los países que han sido ensombrecidos por ese rojo carmesí, están cayendo en la mayor depresión política, sus gentes ahogadas por la marea de la miseria más absoluta, mientas los sátrapas están todavía haciéndose fuertes en el trono intocable, ignífugo e incuestionable por sus bases, todavía engañadas y sin rumbo en qué fijarse.

Es ahora Venezuela la que salta, la que deja ver su agujero económico, fomentado desde el poder por esa clase política abusadora y egoísta, mantiene el tesoro del país blindado tan solo para los gobernantes, los que quieren secar el petróleo a toda costa haciéndose los dueños del monopolio. Este estrangulamiento y voz colectiva del pueblo en contra del dictador se oye en todo el mundo; a Europa nos llegan los ecos y alaridos suplicantes de sus gentes que no aguantan más, que viven miserablemente y ahora lamentan tanto desdén y desprecio por la vida humana.

Venezuela es un grito, un quejido hondo que remueve la tierra y las conciencias, hace que de lejos nos lleguen a borbotones las súplicas para que reaccionemos y entendamos todo ese atroz crimen de humanidades del siglo XXI.

Estados Unidos acoge sus críticas y rechaza a Maduro, le maldice a él y a su cochambroso régimen político medieval, el que dejó arrasada a la perla del Caribe. En Europa los países se resisten a evidenciar esa realidad, no se deciden a reconocer una clamorosa verdad. En España Pedro Sánchez se cuida mucho de no molestar a sus socios de Podemos, los que son alumnos de Maduro, los que nos quieren hacer pasar por el mismo aro, por el mismo patíbulo que están pasando ahora en Venezuela.

Los temblores del terremoto caribeño han resonado en Podemos, sus entrañas, los fundadores y sus más íntimos responsables están saltando al mar con salvavidas, huyendo de la terrible plaga que asola la ideología. El terremoto se ha cobrado las bajas de Errejón y Espinar, dos columnas en las que se ha basado Pablo Iglesias para engalanar de púrpura su cúpula de mitos.

Se divisa el principio del fin, el ojo del huracán que está pulverizando una ideología caduca y despreciable, en tiempos donde se aspira a una sociedad sólida, constructiva y no a esas nubes de destrucción que predican.

La comunidad internacional murmura, entiende la amargura del pueblo venezolano, pero no se abre camino entre sus voces para expresarlo con el megáfono en mano y soltar lo que piensan en realidad, al ver cómo viven sus gentes, como agonizan bajo el atroz mandato de Maduro y esa clase que ha creado para blindar su apoyo.

Era una solución que se clavaba en el horizonte de este país ya en tiempos de Chavez, cuando se estaba detallando la página de realidad de igual manera que hoy en día, aunque la miseria estaba en otra fase, hasta que el recurso del petróleo dejó de amparar a su dueño, la ciudadanía de Venezuela.

Aparece en el horizonte venezolano Juan Guaidó, quien se proclama Presidente Interino, el nuevo objetivo a derribar por la agónica corriente de Maduro, quien le ha dicho las cuatro verdades que su pueblo está suplicando día a día por las esquinas del desolado país, un cadáver que clama recuperar su otra imagen, la que tuvo antes de las tempestades carmesís que le han pisoteado la moral y el orgullo. ¡Ánimo Venezuela, recupera tu genio, recupera tu orgullo!

 

Jesús Hernández Gallardo

Funcionario del Estado

Torrejón de Ardoz