22 Jun 2024 |
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El pasado 15 de junio se celebraba el Día Mundial contra el Maltrato en la VejezEn 2011, la ONU declaró el 15 de junio como día mundial de la toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez con el objetivo de que se prestara atención al bienestar de las personas mayores y que se eliminaran situaciones de abandono, desamparo, abuso o maltrato que pudieran sufrir, tal y como recuerda COESPE en un comunicado El maltrato a las personas mayores es uno de los problemas sociales más invisibilizados y silenciados y son mujeres la mayoría de las víctimas, por el simple hecho de tener una esperanza de vida más larga. Es, además, un problema en expansión, difícil de detectar porque no se le da la suficiente importancia a la palabra del mayor. Pero lo que es peor es que, a pesar de todas las bien intencionadas declaraciones oficiales, no se le pone remedio: los gobiernos responsables no aportan los recursos necesarios. La Organización Mundial de la Salud ya lo ha reconocido como una violación de los Derechos Humanos. Es difícil señalar una única causa para esta violencia. Para nosotros, los colectivos que formamos parte de la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (COESPE), hay dos causas que destacan: la violencia económica y la violencia cultural. La combinación de las dos se traducirá en múltiples violencias: psicológica, económica, negligencia, abandono, violencia sexual y física, edadismo, la fobia contra el mayor, sobreprotección, etc... En suma, la violación constante de los Derechos Humanos. Todo el colectivo de Pensionistas de COESPE queremos denunciar las múltiples formas de abuso y maltrato que se están dando en nuestra sociedad actual: 1. El maltrato cultural El trato discriminatorio que se da a las personas mayores por prejuicios derivados de la edad, infravalorando sus capacidades y valía. El edadismo, en suma. 2. El maltrato económico Pensiones bajas, o directamente de miseria, provocan la exclusión económica, que obliga a vivir en situaciones de pobreza y exclusión social. En el caso de las mujeres, está relacionado con la brecha de género en las pensiones. 3. El maltrato sanitario Jubilados y pensionistas sufren de unos tiempos de espera excesivos y de la falta de atención sanitaria adecuada. Eso se hizo especialmente evidente durante la pandemia del COVID, cuando los usuarios de las residencias no recibieron la atención hospitalaria necesaria y aquellos residentes en sus domicilios que fueron postergados ante la población más joven y, supuestamente, más productiva. 4. El maltrato por falta de cuidados Pensionistas y jubilados son los principales usuarios de los servicios de cuidados pero nuestra sociedad no valora lo suficiente el cuidado de las personas. Por eso pensionistas y jubilados son los principales demandantes de la Ley de Dependencia, que se demora desde hace años, al estar afectados por una serie de déficits que limitan su autonomía. Si bien las Residencias públicas y la atención domiciliaria se convierten en elementos imprescindibles, los recortes económicos a todos los niveles de la administración han provocado larguísimas listas de espera y descenso en el nivel de atención y cuidados que comprometen la buena calidad de vida de los usuarios. Algo que se evidenció durante la epidemia de COVID. 5. El maltrato de la violencia de género Ser pensionista o jubilada no garantiza estar libre de la violencia de género y las cifras lo demuestran. 6. El maltrato de la brecha digital El desconocimiento del funcionamiento de las tecnologías de la información y comunicación impide a las personas mayores poder funcionar de forma autónoma para realizar gestiones en distintas instituciones como centros de salud, servicios sociales, bancos etc... Sin embargo, durante y después de la epidemia de COVID se ha potenciado, obligado más bien a nuestros mayores a usar todo tipo de herramientas digitales que desconocían en muchos casos. El caso de la Banca es el más evidente. 7. El maltrato del medio rural El medio rural magnifica las dificultades de las personas que viven en ese medio. El cierre de cajeros de los bancos, los recortes de la Sanidad pública que implican el cierre de Centros de Salud en las poblaciones rurales, la falta de buenas comunicaciones, etc... todo contribuye a dificultar y complicar la existencia de pensionistas y jubilados. Debemos sumar a las anteriores formas de maltrato el actual régimen de guerra impuesto por la Unión Europea y implementado por el gobierno Español con el aumento indiscriminado y sin previa discusión en el congreso de Diputadas y Diputados del gasto en armamento y apoyo a la guerra en Ucrania y el Genocidio en Gaza, este aumento implica inexorablemente recortes en lo presupuestado para partidas sociales importantes. La lista no es exhaustiva, podría ser mucho más larga. Pero sí que ha de servirnos de denuncia y recordatorio de que: GOBIERNE QUIEN GOBIERNE, LO PÚBLICO SE DEFIENDE Hoy 15 de junio de 2024 Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, nos sentimos comprometidas y comprometidos a un análisis reflexivo, a denunciar todo tipo de violencias, a manifestar los derechos que asisten a las personas que viven esta última etapa de su vida, exigiendo políticas claras, públicas, dignas, que ofrezcan el bienestar al que aspiramos como seres humanos. “La Cultura de la violencias” en la que viven nuestras sociedades afecta de manera inapelable a las mujeres- mas desfavorecidas en el mundo laboral provocando que aumente la brecha de género en sueldos y pensiones... existen mujeres que quedan fuera subsistiendo y con familia a su cargo. Las violencias machistas contra las mujeres y sus hijos y las violencias sexuales, de todo tipo, son insoportables por la degradación y culpa que marcan a la mujer en su vejez. Indicamos las múltiples formas de maltrato y abusos que se sufren a nivel mundial y local: las situaciones de guerras genocidas, conflictos armados, desastres naturales, pandemias... hasta el abandono físico, psíquico, mental y social en residencias de mayores, centros de día, hospitales, hogares. En la vejez los seres humanos requieren significativamente de cuidados: las enfermedades de todo tipo y cronificadas, las discapacidades con movilidad o sin ella, los accidentes cotidianos... expresan la vulnerabilidad, el sufrimiento, la soledad y también la solidaridad de las personas. Es ésta a través del aprendizaje y colaboración en organizaciones y movimientos sociales donde mejor y de manera única podemos compartir nuestra humanidad y sabiduría. “Ni un paso atrás porque la lucha es nuestro único camino”. El 15 de junio fue declarado por la ONU, en 2011, como el Día Mundial de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez. Han pasado 23 años en los que la escasez de medidas no ha impedido el aumento de los casos ni las nuevas formas de violencias. La cultura de la violencia como mecanismo para seguir manteniendo una sociedad capitalista y patriarcal, para asegurarse el poder por parte de unos pocos sobre la gran mayoría, sigue vigente y aumentando a escalas peligrosas. En este 2024 hay que destacar la situación de las personas mayores en momentos de guerra, genocidios, conflictos, catástrofes, pandemias o migraciones masivas. Sus vidas corren peligro como las del resto de sus pueblos y aumenta la vulnerabilidad por su edad. Suelen ser objeto de abandonos, de maltratos, de falta de atención sanitaria, de soledad. Para muchos y muchas sus dificultades de movilidad, su aislamiento o sus enfermedades previas se convierten en impedimentos infranqueables para huir o recibir ayuda. Hoy queremos recordar lo que las personas mayores están sufriendo en estos casos, en especial a las palestinas. Como mujeres nos posicionamos contra el maltrato y el abuso que muchas de nosotras recibimos, un maltrato que tiene características específicas destacadas por la resolución de la Asamblea General de la ONU al alentar a los gobiernos para erradicar la pobreza en las personas de edad, en especial la de las mujeres, teniendo en cuenta las discriminaciones sufridas a lo largo de sus vidas, a través de estrategias para, entre otras, promocionar sus derechos y establecer las condiciones que permitan a las familias y las comunidades procurar los cuidados. Proteger a las personas a medida que envejecen, evaluar y mejorar su estado de salud y reducir la discapacidad y la mortalidad, teniendo en cuenta el género de las mismas es imprescindible para tener un futuro de buen trato. Nosotras tenemos dos objetivos claros. Por una parte denunciar, e invitar a la sociedad a que reflexione, sobre los problemas que por ir cumpliendo años se van generando en una sociedad como la nuestra. Entre ellos, hoy señalamos los problemas de salud tanto físicos como mentales que se generan cuando somos objeto de los malos tratos y los abusos, y el trato discriminatorio y de exclusión social al que se nos somete. Por otra parte, defender nuestros derechos y luchar por mejorar nuestras condiciones de vida, por tener una solvencia económica y asegurarlo a través de un Sistema Público de Pensiones que garantice unas cuantías suficientes y que corrija las discriminaciones que por razón de género hemos recibido durante toda nuestra vida. Discriminaciones derivadas de los roles sociales que nos han impuesto, que se agravan con la edad, las discapacidades, la etnia u otros motivos. La violencia de género que afecta a numerosas mujeres no para al envejecer y los datos nos demuestran que las mayores de 65 años son las que menos denuncian y más años aguantan las violencias machistas. Son las mujeres las que reciben más violencia económica, por ser más pobres al recibir cuantías de sus pensiones más bajas (no olvidemos el 33% de brecha de género) como por el control de sus ingresos por parte de familiares. Son las más ninguneadas, infantilizadas, invisibilizadas, dentro de los maltratados y abusados. Hoy toca visibilizar lo que entendemos como maltrato y abuso. Y toca destacar que la vulnerabilidad que se produce no es por la edad sino por los factores estructurales que generan desigualdades sociales y la cultura del edadismo que permite la normalización del maltrato. Recordar que se inflige desde las instituciones y en el ámbito doméstico o en el entorno, que se catalogan como psicológicos, físicos, económicos... El abandono, las negligencias, la infantilización, la exclusión, la violencia sexual, la sobreprotección que te convierte en objeto, son ejemplos. Pero también lo es la digitalización de las instituciones sin tener en cuenta a quienes no pueden acceder, los engaños de una banca con sus hipotecas inversas, la pobreza, la falta de servicios sanitarios o especialidad de geriatría, unas leyes de dependencia que siguen sin funcionar, la privatización de lo público. Reclamamos una educación que genere una cultura del envejecimiento sin prejuicios ni estereotipos sobre la vejez. Queremos formar parte de la sociedad, de nuestras comunidades, con opinión, participación y autonomía para la toma de decisiones. Necesitamos servicios públicos que nos permitan vidas para ser vividas. Sistema Público Sanitario, Servicios Sociales públicos. Nos urge la identificación de los malos tratos tanto en los que se generan en las familias como en Residencias, Centros de Día o en cualquier espacio. Prevención, detección, atención y canalizar para resolver las situaciones particulares. Prevenir significa campañas de sensibilización y concienciación, otorgar derechos y procurar las mejores condiciones de vida, con los cuidados necesarios, atendiendo la diversidad de las personas y siendo ellas el centro y no los intereses mercantiles. Siempre con enfoque transversal e interinstitucional. Ser cuidadas es un derecho y cuidar tiene que tener derechos y, por tanto, tener buenas condiciones laborales al mismo tiempo que se les debe procurar la suficiente formación para mejorar el buen trato. Prevenir es fortalecer nuestro Sistema Público de Pensiones. Erradicar la brecha de género, aumentar las pensiones mínimas por encima de los umbrales de pobreza o aumentar al 100% las pensiones de viudedad son ejemplos de lo que garantizará vidas más dignas en la vejez. |