08
Nov
2011
Rajoy gana el debate a un Rubalcaba nervioso que se limitó a preguntar por el programa de su rival Imprimir
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Los dos candidatos expusieron sus programas sin casi crispaciónAusencia de crispación y presentación de propuestas en un debate de estructura mucho más libre

Por fin ayer se vieron las caras ante las cámaras de televisión los dos principales candidatos a ganar las elecciones del próximo 22 de noviembre, y lo hicieron en un debate en el que, a pesar de estar presente, la crispación dejó lugar para los argumentos y las propuestas, una situación completamente nueva en este tipo de encuentros electorales.

Los dos contendientes llegaban al Palacio de Congresos de Madrid a las nueve de la noche, Rajoy diez minutos antes que Rubalcaba, por exigencias de la retransmisión, y con corbatas del mismo color, prueba de que ayer no convenía crispar los ánimos sino transmitir la idea de tranquilidad, paz y solvencia del color azul.

Y esta idea se transmitió a lo largo del debate. Un Rubalcaba mucho más nervioso que su oponente, al que al principio le temblaban las manos y se sentaba encorvado en su silla, preguntó una y otra vez a Rajoy por su programa electoral. Pocas alusiones al pasado, ni para alabar ni para atacar, y muchas explicaciones sobre el programa popular, aunque ciertamente pocas del programa socialista, del que sólo se dieron pequeñas pinceladas.

Rubalcaba intentó, hasta en tres ocasiones atacar a su oponente sacando conejos de la chistera, pero en las tres ocasiones Rajoy tenía preparado el contragolpe. En el primer bloque Rubalcaba aparecía con un recorte de prensa del diario argentino La Nación en que Rajoy parecía anunciar que eliminaría la prestación por desempleo. El popular reaccionó muy rápido mostrando una carta en la que el redactor reconocía un error de interpretación que dejaba fuera de juego al candidato socialista.

El segundo ataque, con respecto al matrimonio gay, también fue contestado de forma contundente por el popular, y el tercero, a costa de los datos de delincuencia, y que sin duda hubiera dado mucho más juego, fue abortado por el moderador, pues se produjo fuera de tiempo.

Por el contrario, el candidato popular mostró imagen de presidenciable, por primera vez en un debate, respondiendo de forma calmada y con postura erguida en la silla, aunque leyendo en exceso los papeles que le habían preparado sus asesores.

Como curiosidad, destacar el hecho de que el nombre de Zapatero sólo apareció una vez en el debate, en el estudiadísimo error de Rajoy al llamar Rodríguez Rubalcaba a su oponente.

El debate terminaba unas dos horas después de su inicio, y con los dos candidatos dirigiéndose a la sede de sus partidos, y preparándose para escuchar lo que dirían las encuestas, que fueron rotundas de forma casi unánime: Rajoy ganaba por entre ocho y diez puntos a Rubalcaba, para los medios de izquierdas, y por más de veinte para los de derechas. Sólo un medio se escapaba de esa tendencia, el diario Público, que en su versión digital daba una contundente victoria a Rubalcaba del 68% de los votos.