14
Oct
2016
Carmena habló sobre corrupción en su visita a Bogotá Imprimir
Otras Noticias - Madrid
Compartir en MenéameCompartir en TuentiCompartir en Buzz it!Compartir en FacebookCompartir en Twitter

Foto cedida por Ayuntamiento de MadridParís y Madrid acuerdan celebrar el Foro sobre Violencias Urbanas en Madrid

Formación y cultura, alianza entre los poderes públicos y privados para invertir en políticas sociales y, sobre todo, ejemplo frente a la corrupción. Tres pilares sobre los que la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha sentado las bases para construir una sociedad mucho más inclusiva. Lo ha hecho en el transcurso del V Foro de Líderes Locales y Regionales, organizado por la OCDE y celebrado en Bogotá, durante la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales. “Con la corrupción solo se acaba dando ejemplo”, apuntó la alcaldesa madrileña, para quien asumir como propio lo que se exige a la ciudadanía es la mejor forma para que ésta  “se identifique con las normas, que las sienta suyas”.

Carmena señaló también la urgencia de combatir las brechas sociales,  consciente de las dificultades que eso entraña. “Hay quien, en la oscuridad, se resiste a acabar con la desigualdad”, afirmó. El camino que trazó pasa por fomentar la educación y la cultura para combatir la violencia e invertir en la inclusión. En este sentido abogó por un pacto social entre  poderes públicos y privados, desde el convencimiento de que “el mundo requiere de todos” y de que “combatir la desigualdad es rentable”, si esa inversión se entiende no solo como un gasto sino como un pacto para cuidar lo que se crea.

Bogotá ha sido el escenario donde se ha presentado el Foro  Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y La Paz, que tendrá lugar en la capital española el próximo año. Es una iniciativa conjunta de las Alcaldías de Madrid y París, y fueron sus alcaldesas, Manuela Carmena y Anne Hidalgo, respectivamente, las encargadas de presentarlo en una mesa compartida con el alcalde de Brazzaville, Hugues Ngolulondele; el de Trípoli, Kashid Jamali Rashid, o el de Granollers, José Mayoral y representantes de los gobiernos locales de Bogotá, Medellín y Montevideo.

Para Carmena la violencia no se combate con violencia, sino con la mirada puesta en la paz y la convivencia. Si la violencia no tiene una única cara, sino que es flexible, la ciudad debe ser más flexible aún hasta conseguir urbes en las que el miedo no encuentre espacio. Y desde esa óptica, parte de las actuaciones pasan por la reconquista de espacios públicos convirtiéndolos en lugares de enriquecimiento, de generación de oportunidades y de convivencia.  Sin olvidar el trabajo compartido, la unidad cada vez más fructífera entre las ciudades trabajando juntas en la erradicación de la violencia.

Las ciudades son parte del problema y también parte de la solución a los retos globales del planeta. Las alcaldesas de Madrid, Barcelona y París, Manuela Carmena, Ada Colau y Anne Hidalgo, respectivamente, han suscrito un manifiesto conjunto de cara a la celebración de la Conferencia Mundial Hábitat III, que se celebra en Quito entre el 17 y el 20 de octubre. La cumbre mundial, que tiene lugar cada veinte años, ha de fijar las prioridades de la Nueva Agenda Urbana para las próximas décadas. Es un conferencia de Estados pero, por primera vez, se ha reconocido formalmente la participación de la Asamblea de Gobiernos Locales, a través de las cual las ciudades podrán influir en la definición de esa nueva agenda.

Carmena, Colau e Hidalgo defienden que las ciudades no pueden jugar un papel de simples observadores y destacan la capacidad de éstas para cooperar e innovar. “Estamos ante un cambio de época”, afirman en el manifiesto en el que proponen a los Estados que abran a las ciudades los mecanismos de gobernanza y establezcan las herramientas necesarias de evaluación y seguimiento de la agenda urbana.

Madrid, Barcelona y París reclaman a los Estados que aseguren los recursos suficientes para que las ciudades puedan desarrollar sus respectivas políticas de manera eficiente, destinando como mínimo un 25% del presupuesto estatal a los gobiernos locales. Al mismo tiempo, los fondos globales y europeos deberán permitir a las ciudades el acceso a los mecanismos de financiación, reservados actualmente a los Estados.