24
Nov
2012
Los socialistas organizan jornadas contra la Ley Wert Imprimir
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Afirman que se recupera un modelo de hace 30 años

Con motivo del Anteproyecto de Ley de reforma de la educación presentado por el PP, el Partido Socialista de Madrid ha organizado unas jornadas para analizar lo que va a suponer este cambio, que nos lleva a un modelo educativo de hace 30 años. Carmen Bonilla, la secretaria de Educación del PSM, ha explicado que en estas jornadas, en las que han participado unas 200 personas, se ha analizado la LOMCE desde una lectura política y sociológica, como la legislación que el gobierno del Partido Popular quiere llevar adelante con todo un despliegue de ideología.

“Como conclusión general, podríamos decir que la LOMCE se nos presenta como una ley no dialogada, no consensuada y por lo tanto, profundamente antidemocrática, y aquí el continente ya nos está mostrando bastante de su contenido”, ha explicado la secretaria de Educación.

“Ya posicionándonos respecto a lo que la ley busca y pretende, haciendo un esfuerzo intelectual para resumir tantos cambios que se proyectan, no sólo en el modelo educativo, sino en el modelo de sociedad, podemos decir que es una ley extremadamente  mercantilista, no sólo por anteponer las necesidades de los mercados a la de los sujetos que se educan sino por crear, generar, desde el vocabulario empleado hasta las prácticas educativas, toda una generación de  clientes de la educación, no personas que se están educando”, ha sentenciado.

Otro de los grandes cambios que se vislumbran, apunta Carmen Bonilla, es que a partir de esta nueva ley se dará un  giro copernicano en el concepto de igualdad de oportunidades, hasta tal punto que deja de ser tal; la diversidad es entendida como segregación y exclusión de la mano de reválidas anacrónicas y fuera del paradigma científico pedagógico, que, por otra parte, introducen la figura de servicios externalizados cuya sombra se extiende también a otros servicios como los planes de mejora del aprendizaje y el rendimiento, la clasificación temprana también atenta con esa compensación de desigualdades objetivo de la educación, ya que  los alumnos que perjudica claramente son aquellos que se encuentran en desventaja socioeconómica.

“Lo que resumimos es sólo una muestra de la gravedad que implica esta nueva ley de educación, en donde se cambian radicalmente los paradigmas de trabajo (introduciendo la precariedad e inestabilidad laboral en el profesorado y el personal auxiliar y de servicio), los paradigmas teleológicos de la educación y sus fines, ya que no están educando sujetos para la construcción social de un mundo más justo y compensado en donde el acceso a las oportunidades sea más igualitario sino a un mercado de consumo, donde el saber se convierte en un bien de consumo más, y los alumnos y familias, clientes de un servicio".

Y, por último, Bonilla recuerda el paradigma de la democracia dentro de la educación pública, una conquista social ampliamente peleada por muchos sectores, un referente de trabajo conjunto y una garantía de estar representada toda la sociedad en la toma de decisiones, "una escuela que enseñaba para y por la democracia en donde todas y todos formaban parte. Y eso, también está en peligro”, destaca Carmen Bonilla.