La decisión final se tomará una vez estén fijadas la financiación y las reformas legales necesarias

El gran proyecto de ocio se quedará en Madrid, aunque no está clara la ubicación. Y es que siguen quedando flecos pendientes: hay que decidir cómo se financia el complejo, negociar las reformas legislativas, y, sobre todo, esperar a ver “cómo evoluciona la economía europea”, verbigracia, si España acepta o no el rescate.

Pero en cualquier caso, la decisión ya es cosa de tres: Alcorcón, Paracuellos- Torrejón y Madrid; tres emplazamientos con sus pros y sus contras, y que deberán ser valorados, también pecuniariamente, en los próximos días.

El que menos posibilidades tiene de albergar el macroproyecto es Valdecarros, en el municipio de Madrid, y es que su cercanía al aeropuerto y sus comunicaciones con la M-45 no son nada al lado de dos fuertes focos de conflicto que no atraerían excesivamente al turismo: la Cañada Real que, si bien está en vías de solución, todavía tardará unos años; y, sobre todo, el vertedero de Valdemingómez, un elemento que impregnaría de un desagradable olor todas las instalaciones del complejo, y que no podría estar eliminado en, al menos, veinte años.

El segundo proyecto, y el favorito de la Comunidad de Madrid se sitúa en Alcorcón, donde el 40% del municipio se dedicaría a albergar Europa Vegas. A favor, eso, la participación y el apadrinamiento de la Comunidad de Madrid, pero en contra, dos elementos muy importantes y que pueden dar al traste con el proyecto: la excesiva lejanía al aeropuerto, no menos de 40 minutos yendo a velocidad elevada; y. sobre todo, la anulación hace unos meses de la recalificación del terreno, que volvió a ser considerado rural y, por tanto, no urbanizable. La aprobación por vía de urgencia de la Ley VIRUS iba encaminada en la solución de ese inconveniente, pero las más que probables querellas de los ecologistas obligarían a Las Vegas Sands a tomar una serie de riesgos que no están dispuestos a aceptar.

Y por último, Paracuellos- Torrejón, el tercer terreno en entrar en juego y el que, a priori, más ventajas y menos inconvenientes tiene. Y es que el lugar se encuentra justo en la zona de seguridad entre los dos aeropuertos, Barajas y la Base, con lo que, de cumplirse la ley, no podría haber sobrevuelos, con lo que no habría inconveniente en construir rascacielos. Además, se encuentra a pocos minutos de ambos aeropuertos, y con la posibilidad del absoluto anonimato de sus clientes, que en ningún momento tendrían que transitar por carreteras especialmente populosas, ni atravesar municipios.

El terreno, completamente llano, es el tercer punto de la candidatura, y el cuarto, las comunicaciones, pero, sin embargo, se enfrenta a un hándicap especialmente difícil: la oposición e incluso boicot directo por parte de la Comunidad de Madrid, boicot que se ha intensificado en las últimas horas y que aparta del foco mediático a la candidatura torrejonera.

Y es que lo que hay en juego es, políticamente, mucho más importante que la mayor inversión en la región de la última década: el alcalde que se lleve el proyecto habrá dado un salto de gigante de cara a la sucesión de Esperanza Aguirre en la Puerta del Sol; por eso, no es extraño que las dos candidaturas finalistas sean, precisamente, la de los dos delfines del PP madrileño: David Pérez y Pedro Rollán. Eurovegas es solo la primera batalla de una guerra que se presume larga, dura y difícil.