Argi asegura que no va a ir a ninguna gala, y pide la salvación de Igor

A 24 horas de la expulsión que va a decidir el final del concurso, la guerra se recrudece. Esta última batalla entra Wallistas y susargistas terminará dentro de unas horas, y entonces sabremos cual de los dos bandos no estará en la final del día 18. Se vaya quien se vaya, el programa ya está preparando la expulsión de la semana que viene, y no es otra que la de Desi.

Vamos poco a poco. Los porcentajes reñidísimos del debate han provocado que la guerra entre los dos bandos de fuera de la casa crezca hasta límites difícilmente sospechados: guerra sucia y soterrada a través de Twitter, conspiraciones varias y amenazas por doquier, provocaban ayer por la tarde que la madre de Susana dijera adiós a la red social. Eso sí, antes de irse dejó el testigo en alguien con mucho más poder de convocatoria, y a las pruebas me remito: más de tres mil personas estuvieron pendientes de la TuitCam de Argi, una Cam en la que le preguntaron por maquillajes y One Direction, pero que también dejó perlas interesantes: la concursante pidió, abiertamente, la salvación de Igor; y explicó que no va a ir a ninguna gala ni debate “digan lo que digan desde el programa”. La Cam también sirvió para proceder al esperado sorteo de los maquillajes robados por Desi y que, según explicaba la concursante, la han tenido varios días escribiendo papelitos.

Y de Desi también se habló, aunque no para bien. Además del malévolo rumor lanzado por ForoCoches, la sevillana ayer se convertía en protagonista del Confesionario de Kiko, el blog que escribe Kiko Hernández, y que desmontaba por completo el papel de la concursante. Kiko, entre otras muchas cosas, afirmaba que la sevillana se había puesto en contacto con él mucho antes del concurso para venderle su “historia” con Antonio Tejado, además de contar algunos “descubrimientos” hechos a través de Internet que ponen en duda todo el personaje vendido por Desi.

Evidentemente, una campaña de desprestigio así no es casual: el programa va a hacer todo lo posible porque Desi sea la última expulsada de la edición, para así conseguir un doble objetivo: por un lado, tener una gala potente el jueves (sacar a Susana, Igor o Kristian terminaría con toda la emoción de cara a la final); y por otro, aligerar el peso de la Gala final (las entrevistas de Juan Carlos, Nacho, Raki y Álvaro pueden ser rápidas, pero las otras tres sí tienen chicha, por lo que alguna debe quedarse fuera). El ataque furibundo de Kiko es consecuencia de dos polémicos comentarios hechos por la sevillana y que están dando mucho juego. En medio de una conversación sobre Igor, la sevillana afirmaba sobre el vasco: “no ha valido para mantener ni a la mujer ni al hijo”, y, horas después, soltó: “esto es como los rumanos, que das de comer y vienen cuatrocientos”, dos comentarios que, sobre todo el último, sacado de contexto, puede hacer que se repita un caso como el de Carolina Sobe. Sin embargo, esto no es GH 11. Han pasado tres años y el control sobre el juego ha pasado de la televisión a Internet, y en Internet, sobre todo el sector susargista, tiene muy claro que el próximo en salir de la casa será Juan Carlos. Será interesante ver esta expulsión, para comprobar si el programa sigue teniendo algo de control sobre su formato, o lo ha perdido por completo entregándolo a la audiencia (que, no lo olvidemos, se supone que es la que manda).

En cualquier caso, eso pasará el próximo jueves, pero esta noche Kristian o Igor no dormirán en Guadalix. Si atendemos a las encuestas, el vigor que habían tomado las Wallistas se desinfla por momentos, lo que podría dejar al Pelocho fuera de la casa, máxime cuando Argi (y todo lo que mueve) ha pedido la expulsión de Kristian.

Y mientras todo esto (y mucho más) pasa fuera, dentro siguen a lo suyo: el programa, harto de las competiciones de billar, tomó la drástica decisión de prohibirles entrar al jacuzzi durante las noches, pero no sirvió de nada, ya que el sector Pelochista no tuvo ningún problema en montarse una cancha de tenis (si hubiesen demostrado el mismo ingenio y capacidad de reacción en el resto de situaciones de la casa, que bien nos lo hubiéramos pasado). Ante semejante éxito, el programa no tuvo más remedio que reabrirles el billar.

Y mientras esto ocurría en la casa, el apartamento bullía de vida con los que, dicen, deberían ser los finalistas de esta edición. Susana, Álvaro y Desi pasaron una noche muy especial con peli de terror incluida, que terminó de la única forma posible: con una noche de miedo en el apartamento (el propio Álvaro había dicho que la pseudo noche del terror había estado muy desaprovechada, así que el programa se vengó, o no, del grupo igorista). Música de miedo, humo, caras en las paredes, y muchos sustos que, seguramente, sean uno de los grandes vídeos de la gala de esta noche.

Los habitantes del apartamento volvían a Guadalix a eso de las cuatro de la mañana (por cierto los reproches y ataques del sector Pelochista se transformaron en parabienes y sonrisas a su llegada) con la intención de dormir y coger fuerzas para el día final de la prueba.

Eso sí, algunos cogieron tantas fuerzas que se negaron a abandonar la cama. Desi dijo que no le apetecía hacer la prueba, y no entró al pabellón de pruebas, provocando un fuerte enfrentamiento con Igor. Sin Desi, el resto se afanó en terminar la Catedral (bastante más cutre de lo que se esperaba), y lo hacía con un pórtico de cajas de cartón que harían enmudecer a Gaudí. Eso sí, el trabajo no sirvió de nada, ya que, a pesar de perdonarles las reverencias, no superaron la prueba al cometer 23 fallos cuando sólo podían tener 20. Con este panorama, tendrán que aprender a hacer pan si quieren sobrevivir hasta el jueves (Raki proponía otras alternativas de subsistencia, como comerse las urracas, pero, salvo por Igor, no eran bien acogidas por el resto).

Aunque, por supuesto, los concursantes no van a pasar hambre, por muchas pruebas que pierdan. Como muestra, lo ocurrido ayer: nada más perder la prueba, y como premio, les obsequiaron con uno de los deseos pedidos al Gran Hache, la barbacoa pedida por los Gemelos (al estar fuera me muero de ganas por saber cual será la contraprestación. Desde aquí propongo que sea prohibirles la entrada a la Posada durante una semana).

Y después de la comida, llegó la hora de las palabras. Álvaro y Kristian ponían los puntos sobre las íes de la relación de los dos bandos. Álvaro, como un padre, a pesar de que solo tiene cuatro años más que Kris, le recriminaba muchas de las actitudes que el Pelocho ha tenido dentro de la casa, le llamó, con buenas palabras, competitivo, infantil, celoso y picajoso, además de injusto con Susana y Desi.

El marchante de arte, demostrando una experiencia sobrada en tratar con gente como su interlocutor, le explicaba que el papel de líder que asumió dentro de la casa le perjudicaba, porque le hacía estar en una tensión permanente al verse nominado; y que la razón por la que ataca a Susana es por pura inseguridad. Sorprendentemente, las palabras de Álvaro surtieron el efecto deseado, y Kristian cambió por completo de actitud durante la noche, noche que se pasó jugando al billar, mientras Desi hablaba de su paso por televisión (según contaba la concursante, era una auténtica experta en programas de testimonio, habiéndose pasado por varios platós. El más conocido, sin duda, el del Diario de Patricia, del que, explicaba, tuvieron que echarla porque interrumpía los testimonios).

Y mientras Kristian y Álvaro firmaban la tregua entre Pelochistas e Igoristas, Raki y Juan Carlos eran llamados al confesionario para advertirles de los riesgos de tomar el sol sin protección (para que luego digan que son muebles...). El Súper les pasaba el texto del post del blog de Mercedes Milá en que explicaba el resultado de su operación, y todos aprovechaban para mandarle un saludo y mensajes de ánimo.

Termino repasando las audiencias del debate: algo más de un 17%, dos puntos menos que hace una semana, frente al imparable ascenso de MasterChef, que ya roza el 20%, y a punto de perder la barrera psicológica del millón de espectadores (menos mal que esto se acaba ya, porque si no, con la caída tradicional de audiencia que suele traer el calor podríamos ver al programa con cifras mucho más que discretas).